Autoestima

¿Meditación guiada o en solitario? Claves para elegir tu mejor opción

Buscar un centro y un profesor o elegir hacerlo en solitario son dos factores que debes tener en cuenta para trabajar tu autoestima

Por hola.com

Si estás con ganas de comenzar a meditar o llevas tiempo sin practicar esta técnica lo mejor es que las primeras meditaciones sean guiadas. Cuando meditas en grupo y con un profesional que oriente es más fácil la concentración. 

Las meditaciones guiadas pueden ser tan variadas como personas que guíen. Lo importante es que encuentres una que se adecúe a tu momento personal. Atraes lo que eres, si estás en un momento difícil, que un experto en mindfulness te acompañe evita distracciones.  

Si sientes la autoestima baja o crees que estás en un momento de transición personal delicado, hacer esta actividad en grupo puede ayudarte. Cuando la meditación se realiza de manera grupal, los beneficios personales que obtienes se multiplican por la cantidad de participantes. Si tienes referencias del grupo y del guía, podrás optar por una que se adapte a tu situación y expectativas. 

Medita en casa cuando no quieras ver a nadie

Meditar es algo que debe reconfortarnos. Tanto si lo hacemos de manera guiada como si no, nunca debes salir de una de estas prácticas con sensaciones negativas o un cansancio que no sea de plenitud. 

Respeta tus sentimientos y tus emociones, no te fuerces a estar con gente si lo que te apetece es meditar sola en el rincón preferido de tu casa. En la soledad, la meditación se intensifica y redimensiona. Si ya tienes algo de técnica, practicarla de manera individual puede fortalecer tu autoestima y tu estado anímico. 

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Sabes que meditar sola no significa tener que hacerlo sin guía. En internet dispones de aplicaciones y vídeos que van desde los 10 a los 40 minutos. La meditación guiada en solitario es intensa pero difícil de mantener en el tiempo. La atención plena desaparece antes  si estás sola y meditas sin guia. La música, las velas y los inciensos son los estímulos más utilizados y los más potentes. Aunque la música instrumental o la melodía de los cuencos no se consideran una guía,  sirven para la concentración y la relajación. 

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Los beneficios de las meditaciones guiadas

No hay una meditación mejor que otra, solo que una se adapta mejor a ti según cómo te sientes. Cuando se realiza una meditación guiada suelen presentarse situaciones creativas que estimulan la imaginación. Para que tu mente llegue a la calma, muchas veces es necesario inducirla a sitios paradisíacos, llenos de paz y quietud. 

Solamente imaginando eso en un momento de estrés has logrado cambiar la percepción de tu realidad. El paso de un estado a otro ha provocado que agudices tu ingenio y creatividad. Aunque meditar es no pensar, engañar a la mente, ayuda a lograr ese objetivo.

Las meditaciones guiadas grupales son, por lógica, más generalistas. Puedes encontrar diferentes propuestas, como meditaciones guiadas para mujeres o similares. Si una de ellas te interesa, las sesiones suelen estar orientadas a trabajar ciertas problemáticas comunes como la soledad, la baja autoestima o la maternidad.

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¿Le temes a una meditación sin guiar?

Es de lo más comprensible. Así como las meditaciones guiadas nos ayudan a centrarnos las que no son de esta manera producen una especie de pánico e incertidumbre la primera vez. Es cuestión de tiempo y que te encuentres con ganas de experimentar otra manera de encontrar calma. 

Si la practicas en solitario, busca estímulos inductores que te gusten. Los aromas, las  luces tenues y una manta pueden servirte para ello. Procura que puedas estar un tiempo mínimo, 15 minutos, sin interrupciones. Es probable que con el paso de los días, ese cuarto de hora te resulte poco tiempo, pero para comenzar está bien. Cierra los ojos, sonríe y respira profundamente, es tu momento en el día. 

Concéntrate en la respiración, en cómo inhalas y exhalas y en cómo responde tu cuerpo. Si tienes miedo a no poder mantener la mente en blanco deja a los pensamiento pasar. No les des importancia ni repares en ellos. Algunos profesores recomiendan añadir a cada sesión 2 minutos. Así puedes comenzar con ese tiempo y proponerte no pensar en nada durante 120 segundos. La próxima vez que medites puedes agregar otros 2 minutos, así hasta que logres el tiempo necesario para tu bienestar emocional.

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