Descubre qué relación hay entre la inteligencia emocional y la resiliencia

La inteligencia emocional es la capacidad que tenemos para comprender mejor cuáles son nuestros procesos mentales, cómo sentimos aquello que pensamos y cómo nos afecta. Por ese motivo, afrontar la vida con resiliencia es también conocerse a uno mismo y saber cómo sufrimos ante las situaciones de ansiedad, y cómo afrontarlas de una mejor manera.

Por Cristina Soria

La resiliencia es la facultad que tenemos para adaptarnos a los cambios, para superar los problemas y para afrontar cualquier situación de crisis hasta facilitar la llegada de una nueva época a nuestra vida

Cuando nos referimos a un concepto tan general como la resiliencia, tal vez podemos ilustrar de forma muy clara a qué nos referimos con una frase popular muy pragmática: “si la vida te da limones, hazte una limonada”. Sin embargo, la vida es mucho más compleja, y las implicaciones emocionales de todas nuestras decisiones nos empujan a sufrir miedo ante los cambios, ansiedad por las dificultades que nos encontramos por el camino y temor a perder oportunidades ante los reveses del destino.

En este sentido, la inteligencia emocional está directamente relacionada con el nivel de resiliencia al que podemos aspirar, y no solo eso, sino que podemos desarrollar nuestra sensibilidad, entrenar nuestra inteligencia emocional y conocernos más y mejor para ampliar los cauces por los que discurrirá nuestra resiliencia, aplicándola con mayor tiento y sentido práctico

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El entrenamiento de tu inteligencia

La inteligencia también se entrena. Podemos poseer de forma natural cierta facilidad para algunas funciones cognitivas, pero una actitud abierta y en continua búsqueda de nuevos retos será la mejor de las gimnasias para tu materia gris. La inteligencia emocional, y concretamente la que está relacionada con la resiliencia, es la que se basa en conocer mejor nuestros propios procesos mentales y los recovecos de nuestro ánimo.

Si la inteligencia emocional es la facultad que todos tenemos para comprender mejor nuestras emociones y poder gestionarlas con mayor eficiencia, ahorrando crisis y potenciando la creatividad y la calidad de vida, utilizar estas vías de autoconocimiento de una forma resiliente parece más que un objetivo obvio.

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Desde un punto de vista práctico, la inteligencia emocional es la que te facilitará las claves de tu mente, únicas e intransferibles, para que mirar hacia delante en tus procesos resilientes sea más sencillo. Para que no te ocultes detrás de tus temores y afrontes todos tu problemas, crisis o miedos, de frente y de manera ordenada.

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Una mente activa, es una mente resiliente

Donde fracasa la teoría es en los pequeños detalles emocionales. Cualquiera sabría identificar que la mayoría de los problemas y conflictos a los que nos enfrentamos cuando debemos aplicar una actitud resiliente es el temor, la inseguridad y el miedo a lo desconocido. Por eso, cuando la inteligencia emocional está bien entrenada, y forma parte de nuestro flujo de pensamiento de de forma activa, podemos subir a este torrente de emociones nuestro objetivo, y contar con la maestría de sortear nuestros miedos, saltar sobre la ansiedad y traspasar la inseguridad.

Pero para completar con éxito este recorrido, que bien parece una yincana, no basta con que no los expliquen, ni que alguien con la mirada fría y los argumentos claros nos diga qué debemos hacer y cómo, sino disponer de las claves que nos hacen únicos, conocerlas, haberlas ejercitado, y poner en práctica soluciones concretas para nuestra ansiedad y temor. Eso es resiliencia pura.

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