Autoestima vs. egoestima: ¿en qué se diferencian?

Mientras que el primer concepto hace alusión a las percepciones que tenemos sobre nosotros mismos, el segundo hace referencia únicamente al ego

Por Gtresonline

La autoestima es la gran guardiana de nuestra salud mental. Los diferentes pensamientos, evaluaciones y sentimientos que tenemos acerca de nuestro propio ser es uno de los factores más relevantes para el bienestar personal y una de las claves para relacionarnos con el entorno que nos rodea de una manera sana y positiva. Sin embargo, existe una delgada línea que separa este concepto de otro completamente diferente: la egoestima, que puede ser confundido con tener la autoestima alta. Eduardo Torres, psicólogo del Instituto Centta, nos aclara las diferencias entre autoestima y egoestima.

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¿Qué es la autoestima y la egoestima?

Mientras que la autoestima es el conjunto de percepciones y sensaciones afectivas y cognitivas sobre la valía que uno tiene, la egoestima tiene que ver puramente con el ego. "La egoestima es la percepción que tengo de la mirada que los demás tienen de mí. Es decir, lo que percibimos que el otro ve de nosotros. La autoestima es la relación que yo mantengo conmigo mismo", matiza el experto, quien incide en que no se debe confundir la autoestima alta con la egoestima. "Un ego muy elevado pertenece a una persona que, cuando ve en el otro una mirada de rechazo, la siente como una herida porque, en realidad, tiene la autoestima baja", explica.

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¿Cuándo aparece un problema con la egoestima?

Tanto la autoestima como la egoestima se forjan a partir de las relaciones con los demás. El psicólogo insiste en que, en este proceso de construcción, aprendemos a mirarnos a nosotros mismos con la mirada de los demás. "Si mis padres me dan cariño, eso me sirve para sentirme válido, reforzado y, por consiguiente, tener una buena autoestima. El día de mañana, cuando vaya a relacionarme con los demás, si me hacen una crítica, no la voy a vivir tan dolorosamente porque mi estima me sirve para no tener una herida gracias a las experiencias relacionales que he tenido en el pasado", explica el profesional.  

Sin embargo, el empeño de muchos padres por que sus hijos tengan mejores oportunidades, estén mejor preparados y, en definitiva, sean más felices puede tener consecuencias negativas para sus relaciones futuras. Esta actitud no conduce a que la persona tenga una gran autoestima sino una gigantesca egoestima. "Cuando aquellas figuras paternas o círculo de apego sobreestiman las cualidades de una persona, la sobrerefuerzan, no la ponen límites y, de alguna forma, la ayudan a contenerse emocionalmente, lo único que van a conseguir es que tenga muchos problemas relacionales. Por ejemplo, una crítica de los demás les va a derrumbar y culparán a los demás o a las circunstancias de sus fallos o errores", continúa el experto.

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La importancia de la educación

Educar en el ego y educar en la autoestima son acciones totalmente diferentes. "Los padres tienen que ayudar a su hijo a construir una autoestima en torno a cuestiones tanto normativas como a nivel afectivo: establecer unos límites claros, el trato con los demás, lo que se puede y lo que no se puede hacer...", apunta Eduardo Torres.

No obstante, hay familias que educan en el ego, en las que no existe una figura de autoridad. "Hay padres erróneamente volcados. Si el hijo sufre, toda la familia sufre. Si el hijo tiene un éxito, toda la familia tiene un éxito. Con este mecanismo, al final están desarrollando una relación basada en el ego. Eso no significa que su hijo vaya a ser una persona con autoestima alta porque cuando haya un fracaso, va a sentir que su fracaso es también el de toda la familia", prosigue el psicólogo, quien asegura que educar en autoestima es entender que las personas pueden fallar, que se pueden equivocar. "Eso no significa creerse más o menos. Educar en ego es basar en el ego de uno el éxito de una relación: lo más importante es el ego que te tengan, el refuerzo que los demás te den, que se den cuenta de lo que tú aportas…", concluye el psicólogo, quien incide en la importancia de saber diferenciar los conceptos.