Sal del Himalaya: desmontando mitos

La sal del Himalaya es un tipo de sal de color rosa procedente de Pakistán que desde hace un tiempo ha ganado en popularidad por su alto contenido en minerales y supuestos beneficios y propiedades para la salud. Pero, ¿es tan beneficiosa realmente?

Por hola.com

“Es cierto que en cuanto a valor nutritivo se refiere, la sal del Himalaya puede ser más recomendable que la sal blanca que tradicionalmente consumimos, que es sometida a un proceso de refinamiento de forma artificial. Además, a diferencia de la sal común que únicamente contiene cloruro de sodio y yodo (que es añadido), la sal del Himalaya tiene una composición mineral mucho más rica, donde también encontramos sulfato de calcio, potasio, magnesio, hierro, manganeso, yodo, flúor, zinc, cromo, cobalto y cobre”, apunta la nutricionista y colaboradora de ¡Hola!, Marta Lorenzo.

Esta es la razón por la que la sal del Himalaya ha terminado considerándose un producto muy nutritivo que, además, contribuye a mejorar la salud en muchos aspectos. Algunos de sus supuestos beneficios más destacados son:

  • Fuente de calcio como prevención de la osteoporosis. Por su aporte de calcio puede ser una fuente más dentro de la alimentación para introducir este mineral y ayudar a los huesos; por lo que en etapas avanzadas como la vejez o la menopausia podría estar recomendado su consumo. Sin embargo, consumir sal del Himalaya por sí sola no actúa como protector frente a ninguna enfermedad.
  • Evita calambres y contracturas musculares. Es cierto que contiene dos minerales que se consideran claves en caso de sufrir contracturas y calambres, como son el magnesio y el potasio; pero su aporte es mínimo.
  • Hipertensión. Se relaciona el consumo de sal del Himalaya con una mejora de la tensión arterial; ya que aunque contiene sodio al igual que la sal común, también contiene potasio, un mineral que ejerce un equilibrio en el organismo. Sin embargo, la sal es sal y, como decíamos, contiene sodio, que debemos reducir en caso de hipertensión.
  • Recomendada en la prevención de enfermedades tiroideas, donde el yodo juega un papel fundamental. Una de las razones que se dan es que aunque encontramos en el mercado sal común yodada, esta es artificial a diferencia de la sal del Himalaya.

“Efectivamente las ventajas son múltiples, pero no hay que confundirse, ya que para conseguir todos estos beneficios deberíamos ingerir altas cantidades de sal, llegando a ser peor el remedio que la enfermedad”, explica la nutricionista Marta Lorenzo.

Y es que no debemos olvidar que un exceso en el consumo de sal puede acarrear serios problemas de salud, entre ellos riesgos cardiovasculares. Además:

  • Un exceso de sal en nuestra dieta puede causar hidropesía, es decir, retención de líquidos, incremento de peso, sed, aumento de volumen de sangre provocando un esfuerzo al corazón e hipertensión.
  • En caso de tener problemas de riñón, debemos de tener cuidado ya que si no funciona correctamente puede resultarle difícil la eliminación de todos los minerales causando exceso de estos. Es muy importante aportar al organismo la cantidad de nutrientes necesarios según la ingesta recomendada, pero no debemos excedernos porque el aporte de altas cantidades de cualquier micronutriente puede provocar otras enfermedades importantes.

“Por tanto, si tenemos que elegir entre una sal y otra, efectivamente la Sal del Himalaya puede resultar más nutritiva, pero siempre teniendo en cuenta que no debemos aportar a la dieta más de lo recomendado de sal común, es decir, entre 5-6 gramos diarios, que es lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud”, concluye la experta.

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