Deporte y cerebro: ¿qué ejercicios físicos mejoran tus funciones cognitivas?

Por Diego Remón Gallo – Neuropsicólogo CogniFit

Hemos oído hablar un montón de veces sobre los beneficios que tiene realizar ejercicio físico: ayuda a adelgazar, mejora la autoestima, previene enfermedades coronarias, reduce el estrés, etcétera… Pero, ¿sabías que realizar deporte también puede ayudarte a proteger tu cerebro? Así es, realizar actividad física fortalece tus conexiones neuronales, mejora tu memoria, atención, capacidad de aprendizaje y ayuda a aumentar tu reserva cognitiva, ¡pudiendo, incluso, llegar a prevenir alguna enfermedad neurodegenerativa!

¿Hace mucho tiempo que no realizas ningún deporte? Quizás va siendo hora de que te plantees mover ese esqueleto. Te damos alguna recomendación sobre los ejercicios físicos más saludables para tu cerebro:

Ejercicio aeróbico sostenido (más de 20 minutos)

Cuando caminamos, corremos, montamos en bici, nadamos, etcétera… nuestros músculos se contraen y se relajan enviando señales a nuestro cerebro. Éste, las recibe, y libera ciertas sustancias beneficiosas para nuestro organismo. Una de ellas es el BDFN, una molécula que favorece la capacidad plástica del cerebro. Así, al hacer ejercicio, incrementamos nuestros niveles de BDFN y, nuestras neuronas comienzan a unirse y a comunicarse de formas nuevas. Nuestra capacidad de aprendizaje, concentración y memoria ¡se multiplica!

Salir a dar un paseo de 20 minutos mejora nuestra vitalidad cognitiva, pero, si practicamos actividad física al menos tres veces a la semana, podemos llegar a mejorar nuestra reserva cognitiva y compensar el declive cerebral que se produce de manera natural a medida que envejecemos.

Apúntate a la piscina, coge la bici, sal a dar una vuelta… ¡Despeja tu mente!

'Namasté': ¿has probado el yoga?

Al igual que el 'running', el yoga es un deporte que cada vez tiene más adeptos en nuestra sociedad. Estudios realizados con personas en procesos depresivos muestran cómo la práctica regular de yoga mejora la plasticidad cerebral a través de la reducción de cortisol (se conoce como la hormona del estrés, que es perjudicial para el cerebro) en sangre, y aumenta los niveles de BDNF.

Que el ritmo no pare, ¡a bailar!

La música y el baile son actividades genuinamente humanas. Practicar algún tipo de baile produce beneficios tanto a corto como a largo plazo sobre la materia gris (las neuronas) y blanca (las prolongaciones de estas). Más específicamente, los estudios con neuroimagen resaltan la influencia de bailar sobre las redes sensoriomotoras del cerebro. Esto repercute en último término sobre nuestras habilidades motoras y de imitación. Algunos grupos de investigación proponen la incorporación del baile como forma de rehabilitación neuropsicológica por sus efectos sobre la percepción, la memoria y los procesos emocionales.

No te quedes quieta

Aunque no puedas practicar ninguna de las actividades anteriores, no te dejes atrapar por el sofá y la tele (para los que siempre hay tiempo). Ya sea en casa o en el trabajo, trata de sacar algo de tiempo para ejercitarte. Usa las escaleras o busca un medio alternativo al coche para desplazarte.

En su justa medida

La actividad física debe administrarse de forma adecuada. Tanto por exceso como por defecto, el deporte puede resultar perjudicial para nuestra salud. Estudios con atletas profesionales y amateurs corroboran que, por ejemplo, los niveles de cortisol en sangre son menores en personas que practican deporte de forma moderada, en comparación con los que no lo practican o abusan de él.

Deportes de contacto: ¡cuidado!

¡Ojo! si practicas deportes de los llamados de contacto. Conviene saber que cuando el cerebro se somete a repetidos golpes (placajes, caídas, puñetazos, patadas) puede sufrir microtraumatismos provocados por el impacto. Existe una patología conocida como ‘Demencia del boxeador’ o Encefalopatía Traumática Crónica, causada por la lluvia de golpes que reciben a lo largo de toda su carrera. Así que… ¡cuidado con los deportes de riesgo!

Variedad de ejercicio + dieta adecuada= resultados óptimos

La mejor forma de no sucumbir a la pereza y al aburrimiento es combinar al menos dos tipos de actividad física distinta. De esta forma estaremos estimulando a nuestro cerebro por varios flancos, y mejorando distintas funciones. Si combinamos deporte, ejercicios mentales, y una dieta equilibrada, tendremos grandes garantías de que nuestra vitalidad cognitiva se mantendrá en plena forma por mucho más tiempo.