Cosmética emocional: ¿cómo puede una crema ayudarnos a sentirnos mejor?

Desde siempre, el mundo de la estética y la belleza ha contribuido a mejorar nuestra imagen, aumentar nuestra autoestima, incluso, ayudarnos a superar etapas de estrés como puede ser una dura enfermedad… De hecho, según algunos estudios, compramos cosméticos más para sentirnos bien que porque esperemos resultados milagrosos. Algo que ha convertido a la bautizada ‘cosmética emocional’ en un negocio de moda al que ya se suman celebrities y personalidades públicas, como la periodista Mila Ximenez, quien acaba de lanzar al mercado su línea de cuidado Kisé con la intención de reducir nuestro acelerado ritmo cardíaco.

La belleza es algo más fuerte que la vida misma. La frase es de una de las dermatólogas más admiradas internacionalmente, Christina Miriam Zehavi, de origen israelí, quien todavía recuerda las palabras de su madre superviviente del Holocausto: “Una vez me dijo: sabes, Christina, después del Holocausto, las mujeres estaban ansiosas por conseguir alguna crema, algún perfume, un lápiz de labios… Para ellas era como una señal de que la vida se había normalizado, un símbolo de que la paz había llegado y continuaría sin guerra y sin pérdida de vidas. Un poco de crema, un poco de perfume, un poco de lápiz labial, eso es la vida real. Parecerá poca cosa, algo pequeño, pero es tan importante para la vida…”.

La estética también ayuda a vencer el cáncer

De hecho, cada vez más hospitales se suman a iniciativas lideradas por oncólogos, enfermeras y esteticistas profesionales que ayudan a las mujeres con cáncer a recuperar su imagen y aminorar los efectos de la quimioterapia a través de talleres de cuidado de la piel y maquillaje, como el que promueve la Asociación Stanpa. “En la actualidad, el cáncer forma parte de nuestra sociedad en un porcentaje de casos muy elevado. Conscientes de ello, el sector médico avala y recomienda otras prácticas profesionales que conducen al paciente hacia el bienestar físico y emocional. Así nace la estética oncológica. Al atravesar una etapa de estrés y angustia como puede ser esta, ocuparse del aspecto físico ayuda a reconciliarse con uno mismo y recuperar la moral. El papel de la esteticista es muy importante en la salud, estado anímico y rápida recuperación de la piel de nuestras pacientes”, explica Nuria Soteras, experta y voluntaria en esta área del Institut Català d’Oncologia del Hospital de Bellvitge (ICO).

La belleza de las emociones

Pero no es preciso atravesar un mal momento para apreciar el poder terapéutico que tiene la cosmética y su influencia en nuestro estado de ánimo. ¿Quién no ha experimentado la agradable sensación de que, al oler un determinado perfume, te evoque un bonito recuerdo que tenías olvidado? O te traiga a la memoria el olor a la infancia, a esa persona tan especial que pasó por tu vida… Es un fuerte estímulo que, sin duda, afectan a nuestras emociones y niveles de estrés. Curiosamente, un estudio realizado por la marca Roger & Gallet sobre su perfume Fleur de Figuier resaltaba cómo esta fragancia tiene un efecto en la capacidad de recuperación tras un estado de crisis emocional tras semanas de uso y demostraron que disminuía la tensión muscular y la actividad cardíaca.

Es precisamente la premisa bajo la cual la presentadora Mila Ximenez acaba de presentar su primera línea de cosmética emocional, Kisé, que tal y como ella misma nos cuenta, tras su aplicación deja una huella emocional más intensa que el resto de cosméticos analizados; junto a un gran efecto relax. Su uso también favorece una conexión directa con el ritmo cardíaco de nuestro corazón -produciendo un estado de relajación y bienestar certificado por el Brain House Institute-. “Los cosméticos nos ayudan a tener una mejoría de la piel importante en el día a día. Los efectos milagrosos no solo se consiguen en quirófanos. Hay mujeres que descartan esta opción y apuestan por marcas como Kisé para cuidarse y sentirse mejor”, explica la presentadora.