¿Sabías que las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares son la principal causa de muerte en el mundo? De hecho, se cobran 17,5 millones de vidas cada año. Tal vez no conocías el dato, pero lo más probable es que sí sepas que nuestros hábitos y nuestro estilo de vida tienen mucho que ver con el riesgo de padecer estas dolencias. Así, algunos factores pueden ser controlados (por ejemplo, la hipertensión arterial, el colesterol y el tabaquismo); otros, por el contrario, no se pueden controlar, como el sexo o la historia familiar. "Muy pocos somos conscientes de esto y de si nuestro estilo de vida y nuestra herencia pueden estar aumentando el riesgo de que desarrollemos una enfermedad cardiovascular o que suframos un infarto. Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para empezar a cuidarse el corazón", explica el profesor Shahryar Sheikh, Presidente de la Federación Mundial del Corazón.
Por este motivo, este año, con motivo de la celebración del Día Mundial del Corazón 2008, el objetivo es identificar tu riesgo global y a tomar medidas para controlarlo. El lema lo resume a la perfección: ¡Conoce tu riesgo cardiovascular! y conserva el corazón para toda la vida.
Como explican desde la Fundación Española del Corazón (FEC), es fundamental controlar la hipertensión arterial. Se calcula que para el año 2025 más de 1.500 millones de personas, aproximadamente uno de cada tres adultos mayores de 25 años, padecerán de hipertensión, uno de los factores principales individuales de riesgo de las enfermedades cardiovasculares y de los infartos. La hipertensión no presenta síntomas visibles, y por ello el único modo de saber si se padece es consultar al especialista en salud cardiovascular para que lo compruebe. Pero además, también se encuentran otros factores como los niveles de colesterol y/o de glucosa elevados, el tabaquismo, el sobrepeso, la falta de ejercicio o la dieta. Todos incrementan de manera sustancial las posibilidades de desarrollar un problema cardiovascular. Sólo un ejemplo: el sedentarismo aumenta el riesgo de desarrollo de enfermedad cardíaca en un 150%.
La cruz de la moneda se sitúa en otros factores que no podemos variar con nuestros hábitos, como son la edad -los grupos de edad más avanzada concentran un nivel mayor de riesgo-, la historia familiar -si uno de los progenitores o hermanos ha tenido una enfermedad coronaria o un accidente cerebrovascular antes de los 55 años (en los varones) o 65 años (en las mujeres), tu riesgo aumenta- y el sexo, pues los hombres tienen un riesgo más elevado de enfermedad cardíaca que las mujeres premenopáusicas. Sin embargo, después de la menopausia el riesgo de una mujer es similar al de un hombre.
Pero siendo optimistas, hay que pensar que el riesgo cardiovascular se puede reducir, modificando tan sólo algunos hábitos, que nos resume la FEC: