El verano trae consigo algunos efectos secundarios que, en algunas ocasiones, no son demasiado agradables. Y es que, debido al ciclo biológico de los animales, se producen con más frecuencia accidentes y contratiempos provocados por las picaduras de los insectos, parásitos, arañas, escorpiones y animales marinos.
Este problema, que es accidental para la salud, no deja de ser banal y pasajero en la mayoría de los casos; sin embargo, ya sea por el tamaño y tipo de animal o por la hipersensibilidad o alergia de la persona picada, en algunos casos, la picadura puede ocasionar importantes problemas de salud, molestias y complicaciones duraderas. No hay que olvidar que existen determinadas especies que pueden transmitir a través de su picadura graves enfermedades, como el paludismo, la leismaniosis o la fiebre botonosa.
Cómo actuar ante las picaduras. La solución que hay que dar a determinadas picaduras de insectos y otros animales debe ser proporcional al tipo de animal que la produzca, su tamaño y la reacción y sensibilidad del organismo ante ella. Así, una simple picadura de avispa o de abeja se debe resolver con la extracción del aguijón y la aplicación de frío y amoniaco sobre la zona picada. Por el contrario, si la picadura de cualquier tipo de animal desencadena una reacción alérgica localizada o generalizada, con hinchazón y urticaria, es necesario el tratamiento con medicamentos, tomando antihistamínicos y corticoides, pero siempre deberán estar administrados bajo control médico.
Consejos para prevenirlas