El otoño no marca el final del jardín, sino el inicio de una etapa diferente. Lejos de ser una estación de despedidas, es un tiempo de transformación, de calma y de preparación. El paisajista Fernando Pozuelo (www.fernandopozuelo.com) nos invita a mirar estos meses como una oportunidad para acompañar al paisaje en su proceso natural de introspección, y también para conectar con ese mismo ritmo en nuestra vida. En este reportaje descubrimos, de su mano, cómo cuidar y disfrutar de los espacios exteriores en esta estación de transición.

El jardín no se rinde durante el otoño, vive diferente
El otoño representa una ralentización del ciclo de la vida. Fernando hace esta analogía: es como cuando una persona atraviesa una enfermedad o un proceso de duelo: vuelve hacia adentro. Las plantas hacen algo similar. Pierden hoja porque ya no les compensa mantenerla con tan poca luz y temperatura. Son sabias. Prefieren entrar en reposo para renacer más fuertes en primavera.
“Otoño es una etapa donde debemos actuar con respeto. Conviene reforzar el suelo con abonados suaves ricos en fósforo y potasio, moderar el riego, y preparar a las especies más delicadas para el frío. El éxito no está en forzar la vitalidad, sino en acompañar el ciclo natural, respetando su ritmo y necesidades”, señala el director del estudio Fernando Pozuelo Unique Landscapes.

Época de plantación y de disfrutar del espectáculo otoñal de los árboles caducifolios
El suelo aún guarda calor del verano, y la humedad del otoño favorece el enraizamiento sin estrés. Por eso, es un momento óptimo para plantar árboles y arbustos. Además, Fernando recomienda cultivar especies como bulbos de floración primaveral (como tulipanes y narcisos) y vegetación resistente.
También, la belleza de ciertas especies, adquieren protagonismo visual en esta estación. Es el caso de los árboles caducifolios que muestran cromatismos fascinantes (ocres, amarillos, rojizos) al desaparecer la clorofila. Lo que se ve entonces son los pigmentos ocultos, como carotenos y antocianos. Este espectáculo cromático convierte la plantación otoñal en una oportunidad estética única.

Tiempo de trasplantes
Entre las tareas que hay que hacer en esta estación del año hay la de trasplantar. ¿Por qué es una época idónea? Fernando explica que el flujo de savia disminuye, por tanto, el trasplante se convierte en una acción menos agresiva para la planta. Por eso, si es necesario mover ejemplares, esta es una estación amable.
Eso sí, advierte: “es muy importante conservar un cepellón compacto y regar bien después del trasplante, para evitar la formación de bolsas de aire y favorecer la sujeción de la planta en su nueva ubicación”.

Mejor esperar: la poda llega tras el invierno
Mientras que trasplantar es adecuado, otoño no es la época fuerte para la poda, no obstante, podemos hacer una limpieza de ramas secas o dañadas. El paisajista aconseja: “la poda estructural es mejor dejarla para finales del invierno, cuando las heladas hayan pasado.
Podar en exceso en otoño puede hacer que el vegetal brote débil justo antes del frío”. Y es que el jardín, al igual que el cuerpo humano, necesita descanso y el otoño invita a observar, no a intervenir con contundencia. Es mejor la pausa que la tijera.

Nutrir ahora, para que la planta florezca después
La mayoría de las plantas encuentran su momento de máximo esplendor en primavera, cuando despiertan del letargo invernal y muestran su floración. Por eso, el otoño no es la época de estimular un crecimiento rápido, sino de acompañar al jardín en su descanso. En estos meses, la tarea principal consiste en fortalecer lo que no se ve: las raíces, que serán la base de la vitalidad futura.
"Lo ideal son fertilizantes con alto contenido en potasio y fósforo, que fortalecen el sistema radicular y mejoran la tolerancia al frío. La planta se prepara para descansar, como si tomara aliento para lo que vendrá", explica Fernando. De esta manera, el abono otoñal actúa como un cuidado silencioso que garantiza que, cuando regrese la primavera, las plantas puedan crecer y florecer con toda su fuerza.

El otoño guarda su tesoro en el suelo
El otoño transforma el suelo en un tapiz de texturas y colores. Pero si esas hojas se acumulan en exceso, pueden generar problemas como hongos o asfixia del césped. Por eso, lo ideal es retirarlas semanalmente.
Las hojas sanas, eso sí, son un recurso: “se pueden compostar o utilizar como acolchado en zonas de plantación, recreando el ciclo del bosque natural. Yo mismo disfruto recreando sendas cubiertas de hojas en algunos jardines, que invitan a caminar y sentir el crujido bajo los pies”, afirma Fernando.

Esta estación del año también trae plagas: no bajes la guardia
Con el aumento de humedad, aparecen hongos como mildiu u oídio, además de cochinillas o pulgones tardíos. Se detectan mirando el envés de las hojas, manchas o secreciones melosas. Pero no hay que alarmarse: intervenir con tratamientos suaves y preventivos suele ser suficiente.
“Para combatir estas plagas yo recomiendo el uso de jabón potásico, aceites minerales o incluso infusiones naturales. Y también observar el jardín con atención, para que los pequeños cambios no pasen desapercibidos”, explica el paisajista.

Tareas complementarias en esta estación del año
Otoño es tiempo de siembras discretas pero poderosas. Es momento para plantar bulbos, recolectar esquejes, ajustar el sistema de riego al descenso de lluvias y revisar los drenajes.
Además, como cuenta el director del estudio de paisajismo Fernando Pozuelo Unique Landscapes, la estación invita a proteger macetas y elementos delicados, aplicar aceites protectores en mobiliario de madera y preparar el jardín también como refugio sensorial: es buen momento para encender estufas de exterior, sacar mantas, decorar con piñas o leña… y vivir el jardín, no solo verlo.
Para disfrutar del exterior incluso cuando las temperaturas bajan, en la propuesta Freehand Arquitectura se incorpora en la zona de porche una chimenea suspendida y pivotante de Focus, el modelo a leña 'Ergofocus Outdoor'.

Raíces fuertes y césped saludable, paso a paso
Si tienes césped en tu jardín, deberás escarificarlo y airearlo. Se trata de dos técnicas distintas pero complementarias:
- Escarificar es como peinar el césped en profundidad para retirar el musgo y el fieltro que se acumulan con el tiempo.
- Airear, consiste en perforar el terreno para que el oxígeno y el agua lleguen hasta la raíz, fortaleciendo el sistema radicular, como se ve en la imagen superior.
"Recomiendo hacer ambas tareas en otoño, primero escarificar y luego airear. El césped aún tiene tiempo para recuperarse antes del invierno, y lo dejan listo para renacer con fuerza en primavera", explica Fernando.

El jardín se protege antes del frío
Antes de la llegada del invierno, conviene crear un escudo, con estrategias como mallas térmicas hasta acolchados naturales. Para preparar el jardín para el frío, también es útil aplicar aceites minerales en los troncos, que protegen contra larvas hibernantes.
Finalmente, Fernando Pozuelo también nos confiesa: “personalmente me gusta considerar en mis diseños un punto clave: el agua es un bien escaso, más aún en años de sequía. La vegetación de sotobosque ayuda a retener humedad, generar microclimas y evitar la desertificación. Apostar por ecosistemas completos es también una forma de prevención. El otoño es un regalo visual y emocional, porque los bosques de hayas, castaños o robles son pura poesía. Me gusta recrear esas atmósferas en jardines privados, con sendas que se cubren de hojas, rincones que invitan al paseo, especies que reflejan los cambios del cielo”.