Un aperitivo fresco, original y delicioso, donde la manzana y el rábano se combinan a la perfección con el sabor lácteo del queso fresco de cabra. Le daremos un punto picante, gracias al uso de wasabi, y un toque dulzón, gracias al uso de un poquito de miel. Su elaboración es sencilla, deberás tener, eso sí, una mandolina a mano para hacer las láminas bien finas y obtener un resultado tan pintón como el de la imagen.
- 2 Manzanas Granny Smith
- 2 Rábanos negros
- 200 g de Queso fresco de cabra
- 1 cucharada de Miel
- 1 cucharadita de Wasabi
- 2 cs de Albahaca picada
- Zumo de medio limón
- Sal
- Pimienta
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1.
Echar en un cuenco el queso de cabra, la mitad de la albahaca picada, la mitad del zumo de limón, la miel y el wasabi. Salpimentar y mezclar.
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2.
Lavar y secar los rábanos y las manzanas y cortarlos en láminas finas con una mandolina. Rociar las láminas con el zumo de limón restante para evitar que se ennegrezcan.
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3.
Untar una de las caras de las láminas de manzana y de la mitad de las de rábano con la crema de queso preparada y superponerlas formando 4 capas, terminando con una de rábano sin untar.
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4.
Sujetar con un palillo para que no se deshaga la composición y espolvorear con el resto de la albahaca.
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