Y tras el atracón de torrijas, dieta estricta: ¡error!

Os damos hasta 8 razones por las que abandonarse a pautas de alimentación demasiado restrictivas no es una buena idea tras los excesos gastro de Semana Santa

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Con un recetario (especialmente dulce) ligado a la Semana Santa tan tentador e irresistible es normal que, quien más y quien menos, todos hayamos cometido algún que otro exceso estos días. Si, además hemos tenido la suerte de hacer alguna que otra que otra escapada, más si cabe: comidas y cenas fuera de casa que suelen ‘trastocar’ las rutinas diarias de alimentación…. ¡Y bien está! Que para eso son los días de descanso y vacaciones. Ahora toca volver a los buenos hábitos, retomar la dieta saludable y volver a nuestras pautas habituales. Eso sí, sin ‘obsesionarse’. Es común querer correr; reducir en unos pocos días esos centímetros ganados a golpe de torrija. Algo que, sabemos de sobra, no funciona así. Y sin embargo… vuelve a pasarnos por la cabeza la idea de restringir en exceso la dieta y ‘entregarnos’ a alguna dieta milagro. Así que nunca está de más recodar por qué caer este tipo de hábitos no es una buena idea:

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Cuando una dieta es demasiado hipocalórica puede provocar el llamado 'efecto rebote' al abandonarla

Razones por las que una dieta muy restrictiva no te hará bajar peso

  • Al tratarse de dietas muy bajas en calorías nunca conseguimos estar saciados y tenemos hambre permanentemente. ¿En qué deriva esto?: atracones, impulsos de comer a escondidas (con sus consiguientes sentimientos de culpa, baja autoestima, etc).
  • No son dietas enfocadas a la salud (que debería ser siempre el objetivo fundamental de cualquier pauta de alimentación), tan solo a la pérdida de peso. Eso hace que no cumplan con los requerimientos de nutrientes diarios que deberían. Y si no estamos bien nutridos aparecerán problemas como cansancio, peor estado de ánimo, falta de energía a la hora de practicar ejercicio…
  • Provocan el temido efecto rebote: cuando se vuelve a comer ‘normal’, el peso perdido se recupera tan rápido como se perdió, incluso se ve aumentado, y hace que cada vez nos cueste más adelgazar.
  • También pueden ocasionar cambios hormonales: desajuste de la tiroides, el cortisol, la serotonina y dopamina, los estrógenos y la progesterona en mujeres, haciendo que se altere el ciclo menstrual, entre otros.

Este tipo de dietas no crean hábitos sostenidos en el tiempo, que es lo realmente interesante

  • Por otro lado, hay que tener en cuenta que, aunque en un principio se pierda peso, la gran parte del mismo es agua y músculo, cuando lo beneficioso sería perder grasa. El agua nos mantiene hidratados y el músculo nos da fuerza y sujeción; su pérdida puede derivar en problemas de huesos, articulaciones, afecciones renales…
  • No crean hábitos sostenidos en el tiempo. La palabra ‘dieta’ da idea de un proceso delimitado en el calendario. Sin embargo, el objetivo debería ser aprender y adquirir hábitos alimenticios saludables que se puedan mantener sin fecha límite. Y las dietas demasiado restrictivas son incompatibles con esto.
  • Priorizan un número en la báscula frente a lo importante de verdad: ganar salud, sentirnos mejor, tener más energía, descansar bien, mejorar el estado de ánimo y, muy importante, disfrutar con la comida. Con las dietas muy estrictas esto no se suele conseguir, otra de las grandes razones por las que nunca son aconsejables y por las que se abandonan tan temprano.
  • Son dietas que no están adaptadas a la persona, esto es, a su ritmo de vida concreto, sus gustos alimenticios, horarios, sus niveles hormonales… De manera que es la persona quien trata de adaptarse a esa dieta y no al revés, motivo por el que le resulta mucho más complicado seguirla. En este sentido, siempre que sea posible, la mejor alternativa será acudir a un dietita-nutricionista que nos ayude en nuestros objetivos.

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