Ruta 'gastro' por Sevilla: de los clásicos infalibles a los nuevos restaurantes 'gurmé'

¿Qué hay de nuevo en Sevilla? Hemos pateado la ciudad, de Santa Cruz a Triana, para contarte todo lo que debes saber antes de lanzarte al tapeo por las calles sevillanas. ¡Vamos, que nos vamos!

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Siempre hay un buen motivo para visitar Sevilla… y ¡comérsela! A punto de arrancar la Feria, aquí tienes un itinerario gastro (y algo más) para conocer las nuevas cocinas, los mercados 'gurmé' y disfrutar del tapeo en las tabernas con más solera. 

LOS INFALIBLES, DE AYER Y DE HOY

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El tapeo es sagrado en Sevilla. Así que, empecemos por ahí. Sitúate junto a la imponente Catedral gótica (la más grande del mundo) y la Giralda y encamina tus pasos hacia el Barrio de Santa Cruz. La primera parada será en Las Teresas (Santa Teresa, 2, en la foto) para probar sus famosos boquerones en vinagre, y la siguiente en Casa Román (Pza. de los Venerables), el bar con más jamones ibéricos colgados donde hay que pedir una tapita de chacinas o la 'carrillá' ibérica.

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Por la zona del Arenal, a un paso de la plaza de La Maestranza, entra en la Bodeguita Antonio Romero (Antonio Díaz, 19) para saber por qué triunfa su aclamado ‘piripi’, un montado de queso, bacon, filete de lomo, tomate, mayonesa y el toque secreto, “un día bueno se llegan a servir más de 700”, nos aseguran desde detrás de la barra. En Bodeguita Romero (otra rama de la misma familia, en Harinas, 10) la fama se la lleva el montadito de 'pringá' (carne de ternera, morcilla y tocino), y sus patatas 'aliñás'. Verás que el centro de Sevilla está lleno de tabernas, así que tampoco es mal plan pasear sin rumbo fijo y dejar que el instinto te empuje hasta una barra con solera donde seguro que acertarás.

TAPEO DEL NUEVO, TAPEO DEL BUENO

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Para probar un tapeo moderno, te llevamos a neotabernas que son todo un flechazo. Genoveva Torres y Juanma García empezaron con la taberna Ovejas Negras (que da nombre al grupo hostelero), luego llegaron la sanwichería Filo y Mamarracha, todas en la calle Hernando Colón, y ya suman siete locales en Sevilla. En Castizo (Zaragoza, 6), una preciosa barra costumbrista, todo lo que pidas te sabrá a gloria: los buñuelos de bacalao, la ensaladilla de langostinos, las croquetas de puchero, el arroz del día... Frente a Castizo está La Azotea (Zaragoza, 5), con otros locales siempre llenos en Jesús del Gran Poder y Mateos Gago. Es otra dirección que no puede faltar en tu agenda gastro sevillana, con pescados y mariscos fresquísimos y tapas con algún toque de cocina fusión.

VIDA ‘GASTRO’ EN LOS MERCADOS

En Sevilla los mercados también se han vuelto gourmets. El Mercado Lonja del Barranco (Arjona, s/n) acoge 20 locales para todos los gustos (croquetas, salmorejo, arroces o makis) bajo la estructura monumental de hierro diseñada por Gustave Eiffel en 1883 para ser la lonja de pescado.

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Cruzando el puente de Triana (de Isabel II), asentado en el lado izquierdo, se encuentra otro de los locales de moda, Mariatrifulca, con una terraza privilegiada sobre el río. Y en el lado derecho, junto a los restos del castillo de San Jorge, el tradicional Mercado de Triana se ha convertido en un centro gastronómico lleno de vida, de la mañana a la noche. La primera copa, en este caso, el primer gin tonic, hay que tomarlo en Donde Juan Carlos, un experto en la materia que ilustra y ameniza con mil y una historias sus perfectos combinados. ¡Los prepara como nadie, y a unos precios imbatibles!

TRIANA SE REINVENTA

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Y no abandonamos Triana porque allí, pegado al Guadalquivir, acaba de hacer realidad su sueño Manuel Llerena, un arquitecto que dejó el oficio por la cocina. Pero no del todo, ya que él mismo ha levantado su restaurante De la O, donde 'sienta a la mesa' el tapeo tradicional sevillano y andaluz. El ambiente es acogedor, natural, con un frondoso jardín vertical, buena insonorización y la cocina abierta a la sala.

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La carta es original y honesta, con producto local seleccionado (pescados de Conil y de los esteros de Doñana, carne retinta, vinos andaluces...) y recetas pasadas por su tamiz personal, como las Albóndigas de choco de su Huelva natal, las Salchichas marineras, que recuerdan su paso por las cocinas del ‘chef del Mar’, Ángel León, o los pescados al horno de brasa: atentos a las costillas de atún a la brasa, ¡de locura! ¿Otros bocados muy sabrosos? El Paté con mermelada de naranja (que te dan ganas de llevarte a casa) o esas Croquetas de gamba de cristal, únicas.

ALAMEDA DE HÉRCULES, EL BARRIO MÁS 'HIPSTER'

En La Alameda acaba de estrenarse One Shot Palacio Conde de Torrejón (Conde de Torrejón, 9), un precioso hotel-palacio (4*) con un patio andaluz que enamora, un claustro con luz natural que se cuela por un entramado de diseño geométrico.

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Entre sus columnas y arcos de un blanco resplandeciente se despliegan las mesas del bar restaurante Origen Sevilla que está en manos del joven y talentoso cocinero Javier Abascal. El chef se ha labrado merecida fama en su Taberna Lalola Gourmet (Virgen del Águila, 8) y ahora traslada toda su creatividad y buen hacer a la carta de este hotel con encanto (se encarga de todo, desde el desayuno, comidas y cenas, a las bodas y eventos).

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La carta de Origen Sevilla es selecta, estudiada... y ¡tan apetecible! Para empezar, los Buñuelos de queso Idiazábal, de los que, como dice su creador, podríamos comernos una docena, ¡qué ricos y ligeros! Continuamos con la Barriga de pez espada de Conil, habitas, morcilla de Ronda y crema de zanahorias, el Ravioli de cola de toro, con los aromas del oloroso Berola, aceite y vinagres de Jerez, o esa ternura de la Presa de ibérico (trabaja con los productos ibéricos premium de Arturo Sánchez), cocinada a baja temperatura en horno de vapor y con verduras de la propia huerta. Impecable.

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BRINDIS Y BAÑO DE VINO BAJO LA GIRALDA

En este caso literal. Porque no te vamos a llevar de vinos por el Barrio de Santa Cruz, que bien podríamos hacerlo, sino a sumergirte en un baño de vino en AIRE Ancient Baths Sevilla (Aire, 15), un lugar mágico escondido en un palacio mudéjar, con un circuito termal que se recorre a la luz de las velas y que asegura momentos de relajación y desconexión inolvidables.

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El baño de vino (solo o en pareja) se realiza en un brocal de un pozo veneciano del s. XVII. Los clientes se sumergen en una fórmula diseñada por la bodega Matarromera para aportar todo el poder antioxidante de la uva tinta de la Ribera del Duero. El ritual incluye un masaje craneofacial, degustación de una copa de tinto y quesos, seguido de un masaje corporal de 45 minutos con aceite de semilla de uva (en otra sala) y termina con un brindis en la azotea, con la fabulosa estampa de La Giralda de fondo. ¿Se te ocurre mejor broche a tu escapada 'gastro'?