El acondicionador o suavizante se hace imprescindible en las melenas largas. En el caso del cabello graso o normal, puede limitarse la aplicación a las puntas, pero usarlo regularmente es el mejor método de desenredar y dar brillo al pelo. Es importante realizar un aclarado a fondo (los restos de acondicionador dejan el pelo mate). Para conseguir un plus de brillo, nada como un aclarado final con agua fría, vinagre o limón: todo ello contribuye a cerrar y aplanar la cutícula.
Una vez al mes ¡como mínimo! debe utilizarse una mascarilla nutritiva como cuidado complementario. Para obtener resultados óptimos es importante respetar el tiempo de aplicación y repartir el producto por todo el cabello. La mascarilla debe usarse siempre sobre el pelo húmedo, no mojado, y realizar un pequeño masaje sobre cada mechón ayuda a que el producto penetre mejor. Un buen truco es aplicar calor durante la exposición, sea envolviendo el cabello en papel de aluminio o film, un simple gorro de baño, o una toalla empapada con agua caliente.
Cepillar el pelo
El cepillado del cabello largo debe realizarse con extremo cuidado, comenzando por las puntas y luego ascendiendo progresivamente, sin tirar nunca de los enredones y nudos, sino deshaciéndolos con suavidad.