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Al rico helado. El verano es la época perfecta para caer en la dulce tentación de este alimento, que nos acompaña en los paseos por el paseo marítimo, en las terrazas o en esas sobremesas eternas del estío. Y es que ¿quién no se deja caer en la tentación de comer este refrescante dulce? Celebrities incluidas. 

Sí, es una opción calórica, que no siempre encaja con nuestra dieta para mantener la báscula a raya... pero no hay que demonizarlo, pues también tiene propiedades saludables. Como en todo, a la hora de disfrutar en verano se debe tener muy presente la palabra moderación, teniendo en cuenta que el helado es más un suplemento a una dieta equilibrada que un componente básico de la misma. Vamos a resumirte algunas de sus bondades. 

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Los helados, mejor caseros. Los nutricionistas suelen coincidir en ello. Si no es lo mismo un helado comprado en el súper que uno de una heladería artesana, la diferencia es aún mayor si lo hacemos nosotros mismos en casa. Y es que disponer de más tiempo durante las vacaciones de verano se convierte en el mejor aliado de quienes deseen tomar helado sin remordimientos: preparándolos en casa. Hay mil y una recetas, pero las hay muy sencillas, con ingredientes básicos: leche entera para garantizar una buena textura (puedes optar también por desnatada), nata ligera, la cantidad justa de azúcar para endulzar sin dejar de ser saludable, huevos y esencia de vainilla natural. 

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Beneficios nutricionales. Hay que insistir en que, por ejemplo, es una fuente de vitaminas (entre ellas A, B-6, B-12, C, D y E) y minerales, especialmente calcio y fósforo; además de proporcionar mucha energía por su elevado contenido nutricional. Y es que son una excelente fuente de  hidratos de carbono, lo que hace que sean un aporte de energía extra para las personas que practican algún deporte.  

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Buena opción incluso para tu garganta. ¿Recuerdas que las madres nos hacían comer helado cuando teniamos dolor de garganta? Sí, es un remedio de esos de abuela, pero funciona, pues el helado es suave y frío, lo que va a ayudar a disminuir la inflamación de la garganta y a aliviar el dolor, eso sí, sin toppings. De hecho, es la comida más adecuada cuando se operan las amígdalas.

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¿Y los de hielo? Vanesa Lorenzo compartía en su cuenta de Instagram una imagen con un helado de esos míticos para la generación de la EGB, el Colajet, con sabor a cola y limón. Pero aunque de vez en cuando nos demos un capricho, si hacemos caso al estudio realizado por la profesora de Nutrición de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), Victorina Aguilar, sería mejor no decantarse por los helados de hielo, pues se trata de las llamadas calorías vacías, es decir, nos aportan azúcar, pero su valor nutricional es nulo. La experta, en este estudio, insistía en que los helados son una buena opción, siempre que optemos por las variedades más saludables.

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¿Has probado con los helados de frutas? En el duelo fruta versus sabores artificiales se ha de apostar siempre por la primera, favoreciendo al máximo el contenido de ingredientes naturales en el helado: melocotón, fresas, frutos rojos, limón o, incluso, frutas de temporada como la sandía, son el ingrediente base para la versión más ligera del postre más popular del verano. La profesora Aguilar de la Universidad de Alcalá, incluía también en la gama de helados saludables aquellos que tienen cobertura de chocolate. "Aunque son más energéticos, tienen también otras ventajas, como los ácidos esteárico y oleico, que contribuyen a que no aumenten los niveles de colesterol; y si tienen además cobertura de frutos secos proporcionan omega 3, fibra y otros nutrientes positivos", explicaba.

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Fuente de placer. No hay duda de que este dulce nos proporciona un momento placentero. "Cuando comemos algo que nos da placer, estamos más relajados y eso siempre es positivo", nos explica nuestra colaboradora Meritxell Martí. Y es que tomar un helado es bueno para nuestro ánimo. No sólo por el placer que nos da degustar algo tan rico, sino porque el helado contiene un aminoácido llamado triptófano, conocido por aumentar los niveles de serotonina, la popularmente conocida como hormona de la felicidad, ya que actúa en los estados de ánimo, especialmente inhibiendo los síntomas de la depresión y calmando estados de agresividad o ira.

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