Recetas para mantener su suavidad
La piel de los labios es extremadamente frágil porque no tiene ni melanina que la proteja del sol ni glándulas sebáceas que le proporcionen esa capa de sebo que la aísle de las condiciones exteriores. Requiere mimos extra y algunas atenciones especiales.
- Humedecerse los labios con la lengua cuando se sienten secos sólo sirve para, a la larga, empeorar el problema. Resista la tentación y tenga siempre un bálsamo a mano. En caso de necesidad, vale un poco de crema de manos o incluso una minigota de aceite.
- El viento es uno de los grandes enemigos de los labios, pues les roba la humedad y los seca. Para cubrirlos, lo mejor es usar un producto muy emoliente que forme una capa a modo de escudo protector, como puede ser la vaselina o los bálsamos más untuosos.
- Las barras de labios aportan color, ¡y protección! Uno de sus componentes, el ácido carmínico, tiene propiedades anticancerígenas, y los mismos pigmentos de color se convierten en un filtro solar, lo que supone una ventaja adicional. Llevar la boca bien maquillada es un gesto de coquetería con alto rendimiento de salud.
- Para eliminar los pellejitos de los labios cortados, e incluso prevenir su aparición, nada como frotarlos cada noche con un viejo cepillo de dientes, lo que también estimula la circulación.
- Para retardar y atenuar la aparición de arruguitas en la boca, nada como masajear las comisuras cada noche mediante suaves pellizquitos, muy amplios y ligeros.
- Unos labios bien hidratados tienen más volumen que otros carentes de agua. Usar un bálsamo labial a menudo, sea del tipo que sea, los "rellena" desde dentro al conseguir que se vean más tersos y jugosos.
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