¿De verdad estás desconectando en vacaciones o solo cambias de escenario con el mismo estrés a cuestas? Tony Espigares, coach experto en meditación y desarrollo personal, lanza una advertencia clara: “El cuerpo puede detenerse, pero si la mente sigue corriendo, el estrés no se va”.
En un país donde medio mundo sigue pegado al móvil, incluso en la playa, Espigares propone un enfoque distinto para descansar de verdad: menos pantalla y más presencia. Para Espigares, la clave no está en huir del trabajo, sino en hacer una transición consciente: “Una transición consciente permite que el descanso sea real”.
Su propuesta es sencilla pero eficaz: un día sin pantallas antes de empezar las vacaciones. Sin móvil, sin redes, sin tareas. Solo tú, el momento presente y una pregunta esencial:
“Los primeros cinco minutos tras despertar, no hagas nada. Respira, siéntate y pregúntate honestamente: ¿Cómo estoy hoy, de verdad?”
Y si te cuesta dejar de pensar en el trabajo, no te esfuerces por “no pensar”. Espigares tiene una fórmula más efectiva: “No se trata de dejar de pensar, sino de cambiar la vibración mental usando el cuerpo. Caminar descalzo, bañarse en agua fría o respirar profundo pueden ser gestos sencillos pero poderosos para resetear tu sistema nervioso".
Entre sus recomendaciones más eficaces, destaca una técnica exprés para soltar el estrés en solo dos minutos:
- Inhala profundamente por la nariz
- Retén unos segundos
- Exhala lentamente con un suspiro → Repite tres veces… y siente el cambio
También nos anima a escuchar las señales de alarma que solemos ignorar: irritabilidad constante, insomnio, necesidad de control o pérdida de disfrute: “Son alarmas internas que debemos escuchar antes de que el cuerpo se vea obligado a parar”, subraya.
Y cuando las vacaciones se acaban, toca evitar ese “aterrizaje brusco” que tanto cuesta. Espigares recomienda crear un puente entre el descanso y la rutina:
- Mantener al menos un hábito vacacional (como caminar o meditar)
- Y al volver al trabajo, no abrir todos los correos de golpe: dedica 20 minutos diarios durante unos días
Para cerrar el día con calma, propone una minimeditación para reconectar:
Cierra los ojos, siente tu cuerpo, coloca una mano en el corazón y respira profundo. Al inhalar, siembra gratitud. Al exhalar, recuerda: “No necesito ser libre. Ya soy”.
Un recordatorio poderoso de que el descanso verdadero no ocurre solo en el cuerpo, sino también en la mente. Porque, como bien dice Tony Espigares, “desconectar no es apagar, es soltar”.