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Lapo Elkann, uno de los herederos de la poderosa familia Angelli, ha estado en Madrid recogiendo un premio y lo ha hecho acompañado por su novia, la canaria Marina Peñate. Una aparición ante los medios que parece evidenciar que su amor -que salió a la luz este verano mientras navegaban el yate del empresario en Portofino-, continúa viento en popa.
Milán, Paris o la elegante costa italiana son algunos de los lugares en donde se cita habitualmente esta pareja que vive su amor a distancia, puesto que ambos trabajan a caballo entre varias ciudades europeas. Sin embargo, en esta ocasión ha sido la capital española la que ha acogido su encuentro, ya que el heredero del Grupo Fiat ha recibió aquí el Premio GQ Internacional Hombre del Año.
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Como nos tiene habituados, Lapo Elkann, el dandi por excelencia, acudió fiel a su estilo con sus típicos trajes de corte italiano, con doble abotonadura, grandes solapas y pajarita; mientras que Marina apostó por un elegante vestido azul hielo de líneas sencillas y fue peinada por el salón de peluquería Cheska, de la bloguera de HOLA.com, María Baras.
El italiano –que está considerado uno de los solteros de oro más cotizados de Europa- recogió el premio agradeciendo el apoyo que su país le brinda para sus negocios -entre ellos un estudio de customización de vehículos, que hace las delicias de los conductores más divertidos y sibaritas- tuvo palabras cariñosas para su hermanos y amigos, que “siempre están emocionalmente cerca”.
La canaria, por su parte, compartió en las redes sociales lo orgullosa que se encontraba de acudir con su chico, uno de los protagonistas de la noche junto a Javier Cámara, Alejandro Amenábar, Kike Sarasola, Giorgio Armani o James Rodríguez, que también estaban premiados. Entre los muchos invitados tampoco faltaron la mujer del futbolista del Real Madrid, Daniela Ospina, las modelo Malena Costa y Alba Galocha o los actores Eduardo Noriega y Jordi Molla.
Durante su estancia en Madrid –que duró menos de veinticuatro horas- Lapo y Marina convirtieron el hotel Westin Palace en su "nido de amor", desde donde el italiano no pudo resistirse a compartir algunas fotografías de las vistas de la capital. Tras su breve encuentro, la pareja regresó a sus obligaciones, Lapo a su oficina de Milán, mientras que su chica vive a caballo entre Las Palmas de Gran Canaria y París.
