En su segunda película como director, Playa de Lobos, estrenada el 5 de diciembre, Javier Veiga narra el encuentro de dos desconocidos totalmente opuestos y condenados a no entenderse. Todo lo contrario a la realidad del cineasta que junto a Marta Hazas forma un equipo de éxito en el amor y el trabajo. Se conocieron rodando Muertos de amor, hace 13 años, en 2026 celebrarán su décimo aniversario de boda y se comprenden tan bien que disfrutan al máximo del tiempo que pasan dentro y fuera del set.
Los hemos visto en muchas ocasiones compartiendo plano y tablas en el cine, la televisión o el teatro y desde hace un tiempo también a las riendas de su productora, Medio Limón, con la que están acometiendo sus proyectos más personales. Un tándem con sello propio al que podremos ver de nuevo juntos en escena en la comedia Un matrimonio sin filtros, escrita y dirigida por Javier, y producida y protagonizada por ambos, que estrenan en el teatro Maravillas de Madrid el 9 de enero.
—'Playa de Lobos' es una película sobre una extraña pareja, ¿cómo se te ocurren estas ideas, Javier?
Me apetecía mucho hablar sobre un tipo de actitud que mucha gente tiene ante la vida, que es esa falta de responsabilidad o de pensamiento crítico, de decir "bueno, pues a mí lo que me manden" o "hago lo que toca, que no es cosa mía". Ese tipo de actitud que nos irrita un poco cuando nos toca cerca, pero que nos da mucha risa si lo vemos desde lejos.
—De todas formas, siempre le das un toque de comedia al tema que trates.
De alguna manera, efectivamente, todo tiene comedia, aunque los temas que tratemos sean de otro tipo. El 9 de enero, por ejemplo, vamos a estrenar Marta y yo una función que se llama Un matrimonio sin filtros, que trata sobre una separación y una pareja en crisis absoluta, pero lo hacemos también desde la comedia, porque es mi manera de contar las cosas, incluso de relacionarme con mis hermanos, con la gente que me rodea y con el mundo. En mi casa siempre hemos hablado desde la retranca y el sarcasmo.
"Nos llevamos mejor los periodos de tiempo que trabajamos juntos que cuando lo hacemos por separado —ríe la actriz—. Entendemos de la misma manera la profesión y nos divertimos"
—¿También la producís vosotros?
Marta: Sí, también la producimos nosotros con una participación de los teatros SMedia y Okapi. El texto es de Javi y la dirección también.
—No paráis de hacer cosas con vuestra productora. También es una fortuna hacer lo que os gusta y además poder hacerlo juntos.
Javier: Es una maravilla poder trabajar con alguien con quien te entiendes tan bien y con quien tienes confianza plena en todos los sentidos. Lo hace todo muy sencillo. Teníamos muchas ganas de hacer una cosa mano a mano, un face to face en el escenario. Marta llevaba mucho tiempo insistiendo en ello y al final me senté a escribirla.
—Como pareja creativa, ¿creéis que estáis empezando a tener un sello que ya se reconoce?
M: yo creo que sí, que la gente se asocia con los productos que hacemos desde que comenzamos con Pequeñas coincidencias, con ese sello de comedia pero que tiene un mensaje detrás. Me empieza a gustar cuando la gente te para por la calle para decir: "¡Qué bien! Siempre veo lo que hacéis. ¿Habrá teatro, otra peli o serie?". Da mucha satisfacción tener ese reconocimiento.
El gran salto
—¿Trabajar juntos une más u os pone más a prueba?
M: Nos llevamos mejor los periodos de tiempo que trabajamos juntos que cuando trabajamos separados —ríe—. Yo creo que nos une sin ninguna duda, porque entendemos de la misma manera la profesión y nos divertimos trabajando.
—Javier, ¿cómo es para ti dirigir a Marta, que es tu mujer, la persona a la que quieres? ¿Te hace caso en el set o al final la confianza es lo que tiene?
Creo que precisamente la confianza es lo que hace que puedas trabajar muy a gusto, nos entendemos muy bien. Al final no es tanto una cuestión de mandar sino de trabajar juntos. Estamos buscando un mismo resultado y al director le tocan algunas labores y a la actriz otras.
—Marta, ¿tú cómo llevas recibir sus indicaciones?
Muy bien, porque también creo que tengo una parte creativa como actriz, y además de intentar ser fiel y recrear lo que tienen en la cabeza el director, el showrunnner, el guionista… hago aportaciones. En ese sentido, no lo veo como acatar órdenes, sino más bien como que dirigen el tráfico y lo hacen bien.
—Trabajando juntos, y sobre todo en los últimos proyectos, ¿habéis descubierto algo que no sabíais el uno del otro?
M: En Playa de Lobos he descubierto el gran salto que ha dado Javi en la parte de realización. Siempre ha hecho muy bien el trabajo con actores, la puesta en escena, pero viendo los planos y la realización me ha parecido un salto de gigante a la hora de dirigir.
J: También es que nos conocimos trabajando y, por lo tanto, antes como profesionales que como personas. Así que, de alguna manera, las sorpresas han venido por lo personal.
—¿Cómo cuidáis de vuestra relación cuando las agendas se van complicando?
M: Tenemos mucha confianza, hablamos todos los días y une mucho tener un proyecto de vida común, alguien con quien compartes ocio y con quien te sigue apeteciendo compartir cosas cuando vuelves a casa. En ese sentido es muy fácil.
—¿Algún ritual que compartís antes de rodar juntos o de subiros a las tablas del teatro?
M: Solemos abrir una botella de buen vino para brindar, porque si sale mal, ya lo tentemos celebrado y brindado.
J: Y cuando sale mal, un champán —ríe—. ¿Ha salido esto mal?, pues abrimos una botella para brindar por el fracaso.
"No hay que conformarse con eso de que el romance pasa después del primer año. Tienes que volver a casa y seguir teniendo un novio y no solo un compañero de piso"
—¿Qué admiráis el uno del otro profesional y personalmente?
M: De Javi a nivel profesional admiro su inmensa capacidad de trabajo y tiene mucho talento para contar historias y crear personajes con mucha comedia, pero muy de carne y hueso, que llegan a la gente. Está muy conectado con el público. Y a nivel personal, que sea capaz, cuando vienen mal dadas, de tomarse la vida con ese sentido del humor y ser capaz de reírse en medio de un naufragio.
J: Marta es una persona muy brillante en todos los sentidos, tiene el "efecto gusyluz", es decir, lleva la luz por dentro. Hay gente que tiene eso en la vida, pero luego no ocurre en la pantalla por algún motivo. En su caso, todo el mundo ha visto este brillo cuando hace cualquier personaje en cine, televisión o teatro. Es una gran virtud que traspasa la pantalla.
—¿Qué os gustaría volver a hacer juntos que aún no hayáis podido?
M: Ahora mismo te diría que un viaje de ocio, porque llevamos como dos años sin poder. Y me apetecería mucho volver a hacer una serie de largo recorrido con Javi tipo Pequeñas coincidencias.
Propósitos de año nuevo
—Ahora que estamos en Navidad, ¿tenéis alguna tradición especial?
J: Tenemos la tradición de separarnos —ríe—. Porque todas las Nochebuenas, yo me voy a casa de mi padre y Marta a casa de su madre. Llevamos así toda nuestra relación y es una costumbre que hemos adoptado como tal y nos parece divertido esta separación momentánea.
—Pero el año si lo comenzáis juntos, supongo.
M: Sí, y, además, como es mi cumpleaños, siempre pasamos la Nochevieja juntos.
—¿Qué es lo que más os gusta de estas fechas? ¿Alguno se mete en la cocina?
M: Me encanta la Navidad en general; el momento regalos, adoro el día de Reyes… pero yo de cocina cero. Javi sí es más cocinillas.
J: soy cocinillas, pero en estas fechas la verdad es que mi padre es el cocinero, tiene muy buena mano, además. Cada año se queja porque le toca a él, pero luego se vuelve a liar y se mete horas en la cocina.
—¿Alguno de los dos sois de propósitos de año nuevo?
J: Yo sí, pero no los cumplo jamás. Son los mismos desde hace 20 años y ahí siguen, debería dejarlos escritos para siempre en un ordenador —ríe—.
M: Nos solemos sentar el día 1 de enero con todo el listado, y nada, imposible.
—¿Qué os gustaría que os trajera en 2026?
M: Mucho éxito para la comedia Un matrimonio sin filtros en el teatro. Y salud, porque con salud se consigue todo lo demás.
J: Eso y tiempo para estar con la gente, que este año ha sido de poder ver a pocos amigos.
—Para terminar, camino de diez años de matrimonio ¿qué habéis aprendido del amor en esta década?
J: He aprendido lo importante que es el compromiso, una palabra que cuando eres más joven te parece de gente mayor, seria o aburrida. Y no hablo solo del compromiso en la pareja, sino en cualquier cosa en la vida, ya sea en el aspecto personal, profesional y familiar. Hay que poner la palabra compromiso mucho más de moda.
M: No hay que conformarse con eso de que el romance pasa después del primer año. Tienes que volver a casa y seguir teniendo un novio para vivir un romance y no solo un compañero de piso.









