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Carmen Lomana repasa su vida de alegrías y tragedias con ¡HOLA!: "Cuando falleció mi marido, quise tirar la toalla. No sabía cómo parar de sufrir"


“Mi vida ha sido como Dolor y gloria, la película de Almodóvar”, nos dice la empresaria leonesa desde su casa, en el madrileño barrio de Chamberí, donde se sincera sobre todos los capítulos de su vida


Image© Javier Alonso
Antonio DiéguezRedactor jefe ¡HOLA!
6 de noviembre de 2025 - 22:12 CET

Puede que la vida de Carmen Lomana parezca de color de rosa, pero no hay duda de que ha recibido alegrías y palos a partes iguales. Así lo cuenta ella misma a ¡HOLA! al recibirnos en su casa de Madrid, situado en el distrito de Chamberí, donde Carmen recuerda su infancia, sus años de juventud en Londres y cómo conoció al ingeniero Guillermo Capdevila, el gran amor de su vida. Pero también repasa los capítulos más difíciles de su vida: desde la negligencia médica que le dejó sin cumplir su sueño de ser madre hasta el terrible accidente de tráfico en el que falleció su marido –en enero de 1999–.

Pero Carmen también nos habla de su vida actual, que comparte con su novio, el inspector de Hacienda Antonio Gutiérrez Marcet, expareja de Marta Chávarri, para luego confesarse sobre los tres enigmas que la persiguen: si realmente tiene 77 años, cuál es el origen de su fortuna y qué retoques estéticos se ha hecho. Carmen responde a todo en ¡HOLA!.

Media Image© Javier Alonso

Si tuvieras que definir tu vida, ¿cómo lo harías?

He tenido una vida con pasión, que es como se llaman mis memoriasPasión por la vida–. Me ha salvado ser una disfrutona y aferrarme a las cosas buenas, porque también la vida me ha dado muchos palos. Si tuviera que poner un título a la mía, sería como la película Almodóvar, Dolor y gloria.

Porque has vivido momentos de mucho dolor.

Mucho. Pero no me gusta dar pena. La vida también me ha dado muchas cosas buenas.

Queda claro que los ricos también lloran.

Bueno, los seres humanos lloran todos. Ya seas africano, asiático, europeo… Todos lloramos y nos reímos por cosas muy parecidas.

¿Cómo ha sido escribir tus memorias y hacer un repaso por todos tus recuerdos?

Aunque soy muy popular o muy conocida, la gente no sabe mucho de mi vida personal, de mi intimidad. Es un libro de verdad, tremendamente sincero, donde cuento todo con mucha naturalidad. Nadie se imaginaba que Carmen Lomana podía contar el día que perdió la virginidad y lo que sintió. Hay mil cosas de ese estilo muy íntimo, que es la vida también.

"Lo más doloroso fue cuando marido tuvo un accidente y supe que estaba muerto. Me he vuelto a enamorar, pero no de esa intensidad"

¿Qué es lo que más te ha gustado recordar?

Indudablemente, mi infancia y cuando conocí a Willy. Luego, este momento de ahora, que empezó cuando me vine a Madrid. Estoy muy agradecida a la ciudad, la adoro. Jamás me imaginé que fuese a trabajar en los medios… El primer reportaje me lo hizo ¡HOLA! y ahí era cero famosa. Eduardo, padre, se fijó en mí al verme en fiestas, desfiles… Y me hizo en un reportaje maravilloso en esta misma casa.

¿Qué ha sido lo más doloroso?

La noche en la que me avisaron que mi marido había tenido un accidente y supe que estaba muerto –el 9 de enero de 1999–. Fue horrible. Fue de un impacto tan enorme… También lo que vino después. A los seis meses, no tenía ni pelo. Me pasaba la mano por la cabeza y se me quedaba en la mano. Casi se me cayó completamente por el estrés, por lo que adelgacé… ¿Has escuchado que a alguien le duele el corazón? A mí me ha pasado y duele mucho. 

¿Cómo se supera un mazazo así?

En realidad, no hay consuelo. Tienes que pasar el luto, pero siempre pensando que vas a salir y que vas a salir bien, pensando también que esa persona que has perdido está en otra dimensión y probablemente esté muy feliz. Creo que nunca, nunca debemos dejar que la vida nos hunda, nos doblegue.

¿Y cómo empezaste a remontar?

Con mucha fuerza de voluntad, diciendo: “Esto no puede ser”. Cuando me di cuenta de lo mal que estaba, me dije: “Carmen, tú no. No puedes estar así. Es imposible”.

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¿A qué te aferraste para salir adelante?

Al día a día, a las pequeñas cosas que me hacían ilusión. Luego, tuve que tomar medicación en un momento dado, porque no quería vivir. Sentía que la vida era una losa y, sin Guillermo, no lo podía soportar. Hubo un momento en el que quería tirar la toalla y se me pasó por la cabeza… No sabía cómo para no hacer sufrir. En el suicidio hay un doble sufrimiento. Por un lado, el que sufre la familia de la persona que ha tomado esa decisión. Por el otro, el de la persona que se suicida, porque, en el fondo, está diciendo: “No habéis entendido lo mal que estaba y no me habéis apoyado”… Ahí deja a los demás un sentimiento de culpabilidad…

Pero saliste adelante…

Soy tan optimista… Me gusta tanto la vida que, a la que me das un poco, me aferro a ella. Como me decía un día una amiga: “A la que me descuido, me divierto”. Y es verdad, siempre estoy con ganas de disfrutar.

¿Cómo recuerdas tu infancia?

Fantástica. Durante cinco años, fui hija única, cuidada y queridísima. Tuve una infancia muy feliz. 

Pero luego tuviste más hermanos.

Sí, a mi madre le dijeron que no iba a poder tener más hijos y luego tuvo tres más.

En esos primeros cinco años sin hermanos, serías las reina de la casa.

Siempre fui la reina. Creo que mis padres se quedaron con esa sensación de que yo era su niña. Recuerdo estar siempre con ellos. Me llevaban a todos los sitios y viajaba mucho con ellos.

“El primer reportaje me lo hizo ¡HOLA! y ahí era cero famosa. Eduardo, padre, se fijó en mí al verme en fiestas, desfiles… Y me hizo en un reportaje maravilloso en esta misma casa"

¿Eras caprichosa?

Sí, mucho. Bueno, ahora lo soy más. Pero mi madre siempre decía que era niña muy buena, muy soñadora y muy independiente

De adolescente, ya fuiste rebelde.

Sí, fui muy inesperada. Siempre he sido muy libre, muy rompedora de esquemas. Mis padres no entendían nada (ríe). Pero sí fui rebelde, rebelde en todo lo establecido.

Hasta a la hora de tener novios, que, en tu época, las parejas se daban un besito y poco más.

Pero a mí apeteció más y ya está (ríe). He sido una persona con valores y con ética, pero nunca he tenido prejuicios. La primera vez pensé: “¿Qué es eso?”. Como nunca lo había visto…

Ocurrió en un coche.

Como le ocurrió a la mayoría de la gente de mi generación. Yo estaba muy enamorada de un chico que jugaba en Dépor de La Coruña. Cuando llegó mi cumpleaños y mi madre me preguntó qué quería de regalo, le contesté: “Por favor, llévame a La Coruña a celebrarlo con Rodrigo”. Y nos fuimos un grupo de amigos de mis padres. Nos fuimos a cenar y, luego, nos quedamos bailando.

Media Image© Javier Alonso

¿Cuántos años tenías?

Tampoco era tan pequeña. Tendría 18 años.

Te podrías haber quedado embarazada.

Totalmente, porque no tomé ninguna medida. ¡Qué inconsciencia! Es que éramos muy inocentes.

Te propusiste celebrar tu cumpleaños y lo conseguiste.

Y lo celebré por todo lo alto (ríe). Yo no esperaba eso, pero éramos jóvenes, estupendos y teníamos mucha pasión… Pues me dejé llevar.

¿Volviste a ver a Rodrigo?

Sí, mucho, hasta que me fui a vivir a Londres. Ahí ya me vino a ver y sentí como que se había roto algo. Yo ya estaba en otro mundo y a él le veía como antiguo. 

¿Cómo fue tu llegada a Londres?

Maravillosa, porque iba con tanta ilusión, con unas ganas de marcharme de España y de conocer otros mundos… Era rockera a muerte. Quería conocer a los Rolling y a toda esta gente. En aquella época, Londres era ideal. Me encantaba la ropa hippie chic, elegante. Estaban muy de moda los temas hinduistas y en las tiendas vendían vestidos maravillosos de Afganistán, de la India… Había una tienda en Kings’s Road, que se llamaba Forbidden Fruit… Los frutos prohibidos… Esa tienda era mi paraíso. Estaba todo lleno de cojines por el suelo y olía a incienso. Era como lo prohibido, lo clandestino.

“A Londres me fui con tanta ilusión… Era rockera a muerte. Quería conocer a los Rolling y a toda esta gente.   Tuve a cenando a Mick Jagger y Jerry Hall al lado mío. También vi Pink Floyd… A Bryan Ferry, que me encantaba”

¿Te revolucionaste más en Inglaterra? ¿En qué sentido?

En todos. No me despendolé. Para nada. Y te digo por qué: siempre he sido bastante responsable. Siempre pensaba en mis padres. Ellos habían confiado en mí y me habían dado la libertad de ir a Londres, así que no les podía defraudar. Además, estaba en un piso mío, Chelsea… Vivía como una reina. Decidí que me tenía que cuidar.

¿Compartías piso?

No. Tenía un flat maravilloso en Chelsea.

Es una de las zonas más exclusivas de Londres. Entiendo que tendrías de vecinos a gente muy, muy conocida.

Sí, pero todo me parecía normal todo… Me parecía normal recibir una invitación del Palacio de Saint James para las carreras de Ascot por mis amigos. Luego, llegó un amigo español, el marqués de Lanzarote, Luis Benítez de Lugo, que ahora es marqués de la Florida… Él estaba relacionado con todo el mundo en Londres. Entre que yo ya estaba muy introducida y él conocía a muchísima gente, pues terminé metida en lo más.

¿A quién conociste en esa época

Cenando en San Lorenzo, tuve a Mick Jagger y Jerry Hall al lado mío. También a Pink Floyd… A Bryan Ferry, que me encantaba. A muchos. Es que eso era la calle. Salíamos por Chelsea, por Nice Bridge… Te ibas de compras una mañana a Harrod’s y no veías más que ingleses, aunque los fines de semana se llenaban de españoles. Ahora no veo más que a musulmanes.

"Hace muchos años en Londres, en Portobelo Road. La primer foto que me hizo mi novio", recuerda Carmen© @carmen_lomana
"Hace muchos años en Londres, en Portobelo Road. La primer foto que me hizo mi novio", recuerda Carmen

¿Tenías de vecino a alguien conocido?

Era vecina de Freddie Mercury.

¿En tu mismo edificio?

En dos edificios después. Me llamaban “la gata de King's Road” porque andaba todo el día de aquí para allá y conocía a todo el mundo. Iba a Beach And Place, que había un restaurante que se llamaba San Lorenzo y ahí estaba todo el mundo. Me acuerdo de ver allí a Boris Becker. 

Esa época era el boom de la psicodelia.

Había mucha droga. La gente no era consciente.

¿Nunca la probaste?

No, me daba miedo. Pero ibas a cualquier fiesta y siempre aparecía un señor con una maletita que tenía de todo. A mí me daba miedo. Pensaba: “Si esto es tan bueno, me vuelvo drogadicta. Qué horror para mis padres”. Siempre pensaba en mis padres. Tampoco quería tener relaciones sexuales pensando en mis padres, pero luego allí… Allí ya había métodos anticonceptivos que en España no había.

“Tenía un flat maravilloso en Chelsea y era vecina de Freddy Mercury. Me llamaban “la gata de King's Road” porque andaba todo el día de aquí para allá y conocía a todo el mundo. Pero no me despendolé. Siempre pensaba en mis padres”

En Londres conociste a Guillermo, tu marido. ¿Cómo fue?

Como siempre conoces a la gente importante de tu vida, lo conocí en el típico día que estás agotada. Mi hermana había ido a visitarme y salimos de juerga con unos pilotos de Iberia españoles en el club Playboy, que era maravilloso. Lo pasamos bomba. Al día siguiente, estábamos tiradas en los sofás, pero le dije a mi hermana María: “Venga, que nos dé el aire. Vamos a ir a un club de jazz estupendo”. Nos fuimos prácticamente sin arreglar, muy casual. Y ahí conocí a Willy… El tío más guapo que había visto en mi vida. Fue un golpe de amor.

Suena muy cursi decir esto, pero, ¿cómo te conquistó?

¡Si me tenía conquistada desde que le vi! Pero, ¿sabes que me pidió el teléfono y no se lo di?

¿Por qué?

Porque le acababa de conocer. Me marché a casa medio llorando y diciendo a mi hermana: “He conocido al hombre de mi vida…”. Mi hermana no entendía nada, porque yo estaba saliendo con un suizo que era agente de cambio de bolsa y era estupendo. Pero sólo quería volver a ver a Willy. No sabía cómo lo podía encontrar y sólo sabía que se llama Guillermo y era chileno. 

¿Cómo te reencontraste con él?

Estando sentadas en una terraza con unos amigos en Brompton Road, a la salida del metro de South Kensington. De repente, mi hermana, le vio y soltó: “¡El chileno!”. Willy se me acercó y hablamos: “Me darás el teléfono, ¿no? Porque no he hecho más que pensar en ti”. 

Carmen, en el día de su boda con Guillermo Capdevila © @carmen_lomana
Carmen, en el día de su boda con Guillermo Capdevila

¿Qué le respondiste?

“Yo en ti también”. Pero no le di el número. Quedamos otro día en el mismo sitio.

¿Qué pasó con tu novio suizo? ¿Le diste puerta?

Pero puerta puerta. Me acuerdo que me llamó al día siguiente de que yo conociera a Willy, pero ya no me apetecía estar con él. Le puse como excusa que me estaba lavando el pelo. Al día siguiente, me volvió a llamar y me dijo: “Ya te has terminado de lavarte el pelo?”

¿Qué le contestaste?

“Sí, pero no tengo ganas de salir”. Es que ya tenía el otro metido en la cabeza.

¿Dejaste a tu novio suizo por teléfono?

Por teléfono. Me pregunto qué me pasaba y le conté que había a alguien que no me podía quitar de la cabeza. Se lo confesé: “Te tengo muchísimo cariño, eres muy bueno, pero… No”. Era un tío muy importante de cambio y bolsa. Se llamaba Jean-Claude.

Y te fuiste con Guillermo.

Nos casamos enseguida, a los meses. Estuve 23 años casada con él y fueron los años más felices de mi vida. 

"A Willy le conocí en un club de jazz. El tío más guapo que había visto en mi vida. ¡Me tenía conquistada desde que le vi! Tenía novio y le di puerta. Es que ya tenía a Willy metido en la cabeza"

A pesar del aborto que tuviste. Después, ya no pudiste ser madre.

Tuve un embarazo extrauterino. Me tuvieron que ingresar por la noche de urgencias y casi me muero. Pero podía haber tenido hijos. Lo que pasa es que, en vez de quitarme la trompa donde se formó el bebé, el médico me quitó las dos trompas… Por si acaso… ¡Aunque no tenía nada que ver el lado derecho con el izquierdo! 

Vaya palo cuando despertaste de la anestesia.

Cuando me enteré… Imagínate, recién casada y enamoradísima… Fue al poco de casarme y me quedé desesperada, porque pensaba que sería una mujer sin hijos. Pero pensé que no voy a ser una desgraciada ni le iba a hacer desgraciado a mi marido, así que le pedí a Guillermo que nos separáramos, porque habíamos pensado en crear una familia y yo no se la podía dar.

¿Cómo reaccionó tu marido?

Me dijo que si estaba loca. Fue de una generosidad enorme. Y de amor.

Con el tiempo, ¿barajaste la posibilidad de adoptar?

Nunca. Lo que sí me hice fue la fecundación in vitro. Hice cinco intentos, pero, entonces, era una técnica que estaba empezando… No era como ahora. Me acuerdo que la primera niña que nació por fecundación in vitro era inglesa y fuimos a Cambridge a ver a los dos doctores. Pero no hubo suerte. Guillermo me dijo: “Mira, no tendremos hijos, pero vamos a tener una vida estupenda. Vamos a vivir como novios y nunca se sabe… La ciencia la tenemos ahí”. Y vivimos muy, muy felices.

 “Tuve un embarazo extrauterino. En vez de quitarme la trompa donde se formó el bebé, el médico me quitó las dos… Por si acaso… Me quedé desesperada, porque ya no pude tener hijos"

Después de perder a Guillermo, ¿te has vuelto a enamorar tanto de alguien? 

Me he vuelto a enamorar, pero no de esa intensidad. No, ni color. La prueba es que no me he querido casar y sigo llevando mi anillo de casada.

Supongo que más de uno te habrá pedido matrimonio.

Claro, pero he dicho “no” y he salido corriendo. 

¿Has tenido muchos novios?

Sí, muchos. He sido muy noviera y he sido caprichosa.

Pero si has podido… Otra cosa es ser caprichosa y no poder.

Sí, se me ha dado bien la cosa. Sabes que soy muy privada para mi vida personal. Nunca me veréis con un señor. Normalmente, si me ves con alguien en un photocall, es porque ese señor me importa un comino.

Pero habrás estado con gente muy importante… Algún aristócrata o un político.

¿Político? Sí, uno

Carmen Lomana, con 35 años © @carmen_lomana
Carmen Lomana, con 35 años

No sería Monedero…

No…Somos amigos, pero de ahí a ser pareja y que me guste… El primer novio que tuve después de Guillermo era un arquitecto argentino que vive en Marbella. Luego un alemán, un francés… Nunca españoles, no sé por qué.

¿Has dado calabazas muchas veces?

Sí, claro. Las calabazas se dan muy sutilmente… Creo que se nota. 

¿Y a gente conocida?

También. ¿Y a mí me han dado calabazas? Estoy pensándolo… No calabazas, pero en un momento dado pensé que podíamos ser una buena pareja. Ahora salgo con una persona estupenda.

¿Cómo has conocido a Antonio?

Yo lo conozco de hace diez años. Nos gustamos mucho, pero, entonces, él tenía novia y yo era amiga suya. Él me llamaba, porque no quería perderme. Entonces, cuando ya se terminó su relación, ya se lanzó en plancha.

¿Cuándo empezasteis?

Hace dos años y medio.

Carmen, con el inspector de Hacienda Antonio Gutiérrez Marcet, su actual pareja © @carmen_lomana
Carmen, con el inspector de Hacienda Antonio Gutiérrez Marcet, su actual pareja

¿Le consideras novio de verdad?

Yo nunca lo digo, pero nos queremos muchísimo. Nos llevábamos fenomenal y lo pasamos pipa. Estoy contenta, a gusto con él. Además, también es viudo de su primera mujer. 

¿Qué es lo mejor de Antonio?

Es muy inteligente y tiene mucho sentido del humor. Te ríes mucho con él. ¿Lo peor? Es terriblemente cbeloso.

¿Sí?

¡Oh! Pero ya parece que lo estoy domesticando (ríe). Yo también soy celosa.

Es inspector de Hacienda, así que no te puede venir mejor.

Pues nunca me ha ayudado, oye.

"A Antonio le conozco de hace diez años, pero empezamos hace dos años y medio. Es muy inteligente y tiene mucho sentido del humor. ¿Lo peor? Es terriblemente celoso, pero ya parece que lo estoy domesticando (ríe). Yo también soy celosa"

¿Has tenido algún problema con Hacienda? 

Como todo el mundo, con alguna inspección.

¿Y te han dado algún palo?

Pero porque se juntaron muchas cosas que habían hecho mal. Luego, mi asesor firmó en conformidad y no me lo dijo, así que se pasaron todos los plazos. Cuando me enteré se había hecho una bola…

¿De cuánto dinero hablamos?

No te lo voy a decir, pero mucho.

¿Más de medio millón?

Más. 

¿Y más de un millón?

(Se queda callada). No me gusta hablar de esto…

¿Y cómo afrontaste un pago así? Entiendo que tuviste que vender propiedades.

Claro. Oye, gracias a Dios, pude pagarlo. Te quedas temblando y te quedas indignada porque dices: “Siempre he pagado todo y no sé por qué ha surgido esto”. Pero en fin… Estoy totalmente de acuerdo con que hay que pagar a Hacienda, de la misma manera que lo que querría es que nos explicaran qué hacen con nuestro dinero.

¿Cuándo ocurrió esto?

Cuando empecé en la televisión. ¿Te acuerdas que hubo un momento en el que salí en todos los lados? Pues en ese momento. Cuando me puse a trabajar en televisión, me dijeron que tenía que hacerme una sociedad. Todo el mundo nos lo decía, pero, luego, llegó Hacienda y dijo que ni hablar.

Te refieres a que tributaste a través de una sociedad, como hicieron muchas personas conocidas

Es que era lo que nos aconsejaban. Además, era una época en la que gané muchísimo porque Telecinco me hizo un contrato importante.

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Luego, te reclamaron ese dinero cuando las cosas te no iban tan bien.

Siempre me ha ido bien y, gracias a Dios, no he sido una persona derrochadora. Tengo mi patrimonio del que puedo muy bien.

¿Sabes cuánto dinero tienes?

¡Claro que lo sé! ¿Cómo no lo voy a saber? Soy una mujer muy controladora de todo lo que tengo y me hacen. Tengo un equipo, pero lo tengo todo controlado.

Háblanos de esta casa. ¿Qué es lo que más te gusta de ella?

Le tengo un cariño inmenso porque fue mi refugio cuando llegué a Madrid. Me acuerdo que mi madre me dijo que dejara San Sebastián y empezara otra vida donde no tuviera tantos recuerdos. Como en Madrid no tenía ninguno, fue ella la que me dijo que me viniera aquí, que tenía un piso estupendo.

A raíz de la muerte de tu marido.

Me vine después de cinco años. Esta casa la adoro, aunque me dieron algún problemilla… En vuestra revista, leí en una entrevista a una persona que compró un piso en el edificio y que nos inundó todo, hasta el sótano. Mi casa quedó destrozada.

Te refieres a Ella Fontanals-Cisneros.

Claro. Ella ha contado una película que no tiene nada que ver con lo que pasó, porque ella da a entender que era una gotera y nos inundó todo. Compró un piso en una casa de protección histórico artística, que estamos incluso exentos de IBI por todo lo que es el mantenimiento de estos edificios tan antiguos, y se metió en una obra sin pedir permiso a nadie. Puso calefacción radiante y reventó una tubería, porque no son casas preparadas para estas cosas. Fue horrible, porque nos inundo todo. Nunca nos pidió disculpas ni nada.

Ella me dijo que sí te había pedido perdón.

¿A mí? No. En una junta de comunidad vino un representante suyo, que sería su abogado, y dijo que sentía mucho todo lo que había pasado. Luego, a mí me pagó el seguro de su constructora, pero me pagó una parte pequeña.

Concretamente, 250.000 euros.

Sí, pero es que no sabes lo que fue todo. Lo que más nos dolió a todos fue la actitud de ella… Fue arrogante. Todos los vecinos estábamos muy enfadados. Me tuve que ir a un hotel tres meses porque no podía entrar en mi casa. Ella va contando otra historia… Cada uno tiene su versión. Luego, ella dice que yo la esperaba para que me invitase… Pero, ¿a dónde? ¿A qué? Es absurdo. Antes de que pasara todo este lío, en una semana de ARCO, me invitó a tomar una copa con Boris y con otros amigos. Ahí me pareció encantadora, pero luego…

Carmen, con Guillermo, su marido, en Mallorca© @carmen_lomana
Carmen, con Guillermo, su marido, en Mallorca

En relación a tu persona, hay tres enigmas. El primero, tu edad verdadera.

Pero si lo digo todo el día. Tengo 77 años… 

Hay quien dice que te quitas algún año.

¡Cómo me voy a quitar! ¿Te parecen pocos? Pero me podría quitar porque yo estoy fenomenal. A ver quién está como yo con 77 años, sin estar todo el día metida en un quirófano. Yo no, porque no tengo tiempo.

¿No te has hecho ningún retoque?

Los ojos. Hace casi 20 años.

¿Nada más?

No, pero me lo haré cuando se me empiece a colgar todo. Pero es que creo que no tengo necesidad todavía.

Otro de los enigmas es el origen de tu riqueza…

¿Qué riqueza? Yo tampoco soy la más rica.

Pero vives una situación más que acomodada. ¿Lo has conseguido gracias a las patentes de tu marido?

Eso todo es mentira. Nunca he cobrado una patente. Hay una cantidad de leyendas urbanas alrededor…

También se dice que, como te gusta tanto decorar casas, las comprabas y las vendías reformadas. 

¿En serio? Jamás en mi vida. Mira, eso hubiera sido un buen negocio, pero no. Nosotros invertimos mucho en en real estate y en sitios buenos. Mi marido piensa que ganaba mucho dinero. Bueno, vivíamos normal… Yo también he trabajado siempre, nunca he sido una mujer mantenida. Ahora, cuando hablan tanto de feminismo… Lo mejor de la vida es la independencia económica en una mujer. Casada, soltera o viuda, siempre he tenido mi dinero.

¿Y lo de real state? ¿Comprabas pisos para alquilar?

Y en oficina. Pero yo nunca he decorado, aunque es un buen negocio. 

“Tengo 77, que es mi edad real… ¿Te parecen pocos años?  Pero me podría quitar porque yo estoy fenomenal. A ver quién está como yo, sin estar todo el día metida en un quirófano. Yo no, porque no tengo tiempo”

Hiciste una exposición en el Museo del Traje con tus vestidos de Balmain, Dior, Galliano…

Valentino… Fue una exposición por países y quedó preciosa. Me quedé asombrada de la maravilla de exposición.

¿Sabes el número de vestidos que tienes en tus armarios?

Muchos. En esa exposición, hubo ciento cinco de fiesta. Este año, el Ministerio de Cultura me ha comprado diez: de Oscar de la Renta, de Dior… Creo que otro de Balmain o Balenciaga.

¿Alguna vez te has puesto un chándal?

Es que nunca me he sentido favorecida.

¿No tienes uno?

No. Si un día quiero ir a un gimnasio, me pongo un pantalón de algodón con una camiseta suelta mona y ya está.

¿Has calculado todo el dinero que has podido gastar en ropa?

No, porque no te lo gastas de repente. Ahora gasto mucho menos. Tengo tanta ropa que lo que quiero ahora es ir más ligera de equipaje.

Antes hablabas de Ella Fontanals-Cisneros, pero también has tenido problemas con Naty Abascal, Isabel Preysler, Ágatha Ruiz de la Prada…

Con Nati no… Ella sabe. Y con Isabel Preysler tampoco. Nunca hemos tenido una palabra…

Pero sí que has hablado de Isabel…

Pero eran comentarios de risa, con humor. A mí Isabel me parece una mujer educadísima, encantadora y le deseo lo mejor. Y, si alguna vez he dicho una tontería, pues ha sido con sentido del humor y han sido cosas que en el fondo creo que tampoco eran nada malo.

Media Image© Javier Alonso

Has conocido a muchas personas a lo largo de tu vida. Si tuvieras que escoger a tres, ¿quién dirías?

Muchos no son famosos… Son gente de un nivel intelectual enorme que he aprendido muchísimo con ellos. Pero diría que Mario Conde porque es un hombre arrollador, brillante, con el que aprendes… Con el que jamás sería yo pareja suya. Debe ser súper complicado convivir con él. 

¿Por qué lo dices? 

Por su carácter. Tiene tanta personalidad y yo también, que serían demasiado. Luego, alguien que me fascinó conocer fue John Galliano. Hemos sido amigos y le he admirado muchísimo. Sentí muchísimo lo que le hicieron… Luego, muchos escritores. Admiro profundamente a Pérez Reverte y a Juan Manuel de Prada. Hay mucha gente a la que admiro, pero son intelectuales o gente ligada a la moda. También conocí a Armani en París, cuando hacía allí los desfiles de alta costura y me invitaba siempre. Lo que pasa es que a mí no me gusta hablar de que conozco fulanito o menganito porque parece pretencioso. 

Para acabar la entrevista, ¿el dinero da la felicidad?

No, no la da. La felicidad es otra cosa. Lo que sí te ayuda a vivir más confortablemente, a no depender de nadie y te da cierta independencia y libertad. La felicidad es un intangible y son ratos, no siempre.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.