Acaba de estrenarse su segunda temporada y Nadie quiere esto, la comedia romántica de Netflix, ya se ha convertido en uno de los contenidos más vistos de la plataforma, como ocurrió con la primera entrega hace más de un año. La serie va más allá del típico “flechazo”: Joanne Williams (Kristen Bell), una podcaster abierta, agnóstica y sin pelos en la lengua, conoce a Noah Roklov (Adam Brody), un rabino poco convencional que acaba de romper con su pareja. Se enamora de él y hasta se plantea convertirse al judaísmo. La ficción explora cómo su relación tendrá que enfrentarse a universos distintos, creencias, familia y expectativas. Además, esta vez, los protagonistas se cruzan de forma inesperada con la realeza: Los duques de Sussex hacen una curiosa aparición que ha dejado sorprendidos a los fans.
El guiño a Meghan Markle y al príncipe Harry tiene lugar en el tercer episodio de los nuevos capítulos. Tras descubrir que el novio de Morgan (Justin Lupe), el doctor Andy (Arian Moayed), también es el terapeuta de su hermana Joanne, ambas acaban discutiendo en pleno cumpleaños de su madre. En medio de la tensión, la menor de las Williams le reprocha a su hermana que nunca le hace caso: "Te dije muchas veces que mi terapeuta estaba enamorado de mí", le espeta. Unas palabras a las que la mayor responde con ironía: “¿Se supone que debo creerte todo lo que dices? Según tú, podrías haber sido Meghan Markle”. A lo que Morgan contesta sin dudar: “Dije que vi al príncipe Harry en un bar y que hubo química, ¿vale? ¡Y la hubo!”. Un intercambio breve pero ingenioso que no ha pasado desapercibido, arrancando las risas de los espectadores al imaginarse la simpática escena.
La última vez que vimos a Joanne y a Noah, su química sorprendió a todos los de su entorno: a la hermana de ella; al hermano de él, Sasha (Timothy Simons), a su cuñada Esther (Jackie Tohn)… e incluso a ellos mismos. Pero la conexión que sentían resultó ser más fuerte que todos los obstáculos que intentaban separarlos.
Primero llega el amor; luego la vida. Así, en la segunda temporada de la serie creada por Erin Foster —quien se ha inspirado en su propia historia personal—, la pareja vuelve dispuesta a construir un futuro común e integrar a sus familias en él. Sin embargo, sus diferencias siguen presentes —¿debería Joanne convertirse al judaísmo para que su chico pueda avanzar dentro de su comunidad? ¿Tendría él que dejarlo todo por amor?— y no son precisamente fáciles de ignorar. El reto ya no es enamorarse contra todo pronóstico, sino seguir juntos a pesar de todo.
Desde su estreno en septiembre de 2024, la serie se convirtió en todo un éxito. Adam Brody ha desvelado el momento exacto en el que se dio cuenta de que la ficción se había transformado en un fenómeno global. Un mes después del lanzamiento, el protagonista de The O.C. se encontraba en Escocia porque su mujer, Leigthon Meester, estaba allí trabajando. "Mientras paseábamos, unas chicas que jugaban al hockey sobre césped en una escuela secundaria nos dijeron: 'Nos encanta la serie. Salís en la serie. Nos encanta'", ha contado Brody a People. Más tarde, en un pub, se repetía la escena pero con un grupo de hombres mayores. “Fue entonces cuando supe que esto estaba uniendo generaciones”, ha confesado.
El actor ya había mostrado su sorpresa por la gran acogida de Nadie quiere esto: "Llevo mucho tiempo en esto y no sucede a menudo, seas quien seas", contaba en una entrevista previa, añadiendo que "es muy gratificante y emocionante". Sobre el sobrenombre del rabino sexy con el que han bautizado a su personaje, bromeaba diciendo que "la verdad es que no me lo dicen mucho a la cara. Eso ocurre sobre todo en internet, así que es como si le pasara a otra persona. Pero no me importa demasiado".
Una de las grandes incorporaciones en los nuevos capítulos es precisamente Leighton Meester, que interpreta a Abby, una antigua rival de Joanne ahora autoproclamada influencer de maternidad. Sobre cómo ha sido trabajar junto a su mujer, Adam se muestra encantado: "Para mí ha estado muy bien porque pudimos compartir coche y, como padres, nos ayudó a encontrar una paz que nos cuesta tener en casa", además de considerarlo como una especie de "cita nocturna", contaba en una entrevista junto a Kristen para Vogue.
A la protagonista de Veronica Mars le hacía mucha ilusión que su compañera de Gossip Girl se uniera a la serie. "Fue una delicia que dijera sí. Tiene un talento enorme para la comedia y fue realmente divertido trabajar con ella. Me dejó completamente alucinada con su capacidad para la improvisación. Ha sido genial que se uniera a nosotros", aseguraba Bell.
Meester, por su parte, ha confesado haber disfrutado enormemente la experiencia: "Ha sido uno de los rodajes más divertidos en los que he estado. Todos han sido increíblemente amables y talentosos", contaba a People. La protagonista de The Bucanners: aristócratas por amor no ha sido el único gran fichaje de la temporada: también se han sumado Seth Rogen (The Studio) como Neil, el rabino progresista y rock&roll; Kate Berlant (Érase una vez en… Hollywood) como Cami, su mujer; Arian Moayed (Succession), en el papel del doctor Andy, terapeuta de Joanne y nueva pareja de Morgan; y Alex Karpovsky (Girls), dando vida a Big Noah, el nuevo rabino.
La serie mantiene su estilo fresco y divertido, explorando conflictos cotidianos con un tono ácido que engancha. Mientras, la relación de Joanne y Noah se enfrenta a nuevos retos bajo la atenta mirada de familiares y amigos. Entre improvisaciones, guiños inesperados y la química innegable de sus protagonistas, la segunda temporada de Nadie quiere esto consolida ese tono ligero pero cargado de temas reales —diferencias culturales, relaciones maduras, humor incómodo— que la hace única. Y todo apunta a que no será el final, Netflix ya valora una tercera temporada, algo que los fans esperan con ganas para seguir viendo cómo evoluciona esta historia de amor que conquista a medio mundo.













