La actriz Sara Sálamo ha presentado esta tarde en el Festival de San Sebastián el estreno mundial del documental En silencio, una carta de amor a su marido, el futbolista Isco Alarcón. Incluida en la sección Made in Spain, la cinta narra el lento proceso de recuperación de la lesión que impidió jugar la Eurocopa de 2024 al jugador del Betis.
Isco ha cambiado hoy el césped por la alfombra roja y ha desfilado con su bota ortopédica y apoyado en las muletas, de las que se ha separado sólo para posar con su esposa frente a la prensa gráfica. Aunque en verano ya estaba recuperado, en agosto volvió a sufrir una nueva lesión de peroné que le mantiene alejado nuevamente del terreno de juego.
El documental, sin embargo, se centra en aquella primera lesión, y como ha subrayado su directora, no es una sucesión de bustos parlantes ni declaraciones de sus compañeros y sus seres queridos. Tampoco está planteado de modo muy diferente a como suelen narrarse las gestas deportivas, por lo que la testosterona y la épica son sustituidas por los momentos de silencio y las reflexiones de la directora, algunas de ellas lanzadas mediante voz en off o en diálogo directo con su marido.
“¿La recuperación es sólo cuestión de tiempo, de huesos que vuelven a soldar, o es otra cosa, algo que nadie ve, algo que sucede en los márgenes?”, se pregunta Sara Sálamo, que en algunas secuencias aparece reflejada, cámara en mano, en espejos o ventanas. Rodada en la intimidad del hogar, las consultas médicas y el gimnasio, la película documenta con detenimiento las sesiones de rehabilitación, los partidos de su equipo seguidos entre el público, sus primeros entrenamientos y su regreso al campo de fútbol.
Pero sobre todo, el documental está planteado también como declaración de amor de Sálamo a Isco, a quien le dice: “Mientras todo esto ocurre yo estoy aquí, mirándote, filmándote, tratando de entender con la cámara lo que con el corazón ya sé. Porque hay algo distinto en tu forma de caer y levantarte, algo que es distinto a todo lo que he visto, algo que sólo puedo ver yo porque te he amado en cada una de tus versiones, también en esta. Entiendo que recuperarse no es volver a ser el de antes, es seguir siendo tú, en todas tus formas, y yo aquí, siguiéndote con la mirada”.
La película, cuyo subtítulo es La resiliencia de Isco Alarcón, concluye con una serie de agradecimientos entre los que figuran los que dedica a sus hijos Theo y Piero, cuya voz también se escucha ocasionalmente durante el metraje, y a su marido: “Por mirarme cada día como yo te miro en esta película”.