El yate RA, una embarcación de 25 metros de eslora que durante años fue símbolo del estilo de vida de Josep Santacana, exmarido de Arantxa Sánchez Vicario, ha sido oficialmente embargado y precintado por orden judicial. La resolución, dictada por el Juzgado de lo Penal número 25 de Barcelona, busca garantizar el pago de más de seis millones de euros de responsabilidad civil derivados de la condena por alzamiento de bienes e insolvencia punible grave que pesa sobre el empresario catalán.
Durante años, la embarcación ha sido objeto de disputa desde el inicio del proceso de divorcio de la expareja. Localizada recientemente en el puerto de Rosas, en la Costa Brava, llevaba años fuera del radar judicial. En 2018, tras la demanda de divorcio presentada por Santacana en Miami, Sánchez Vicario intentó localizar el yate, entonces atracado en el Puerto del Fórum. Tras hacerse pública su ubicación, la embarcación desapareció misteriosamente y no volvió a ser visto hasta este año.
El RA no está registrado directamente a nombre del empresario catalán, sino a través de la sociedad Blue Moon Marine Services LLC, domiciliada en Florida, cuyas acciones están en manos de un presunto testaferro, Jonathan Eckhard. Además, la embarcación está hipotecada por otra sociedad vinculada al empresario, All Reserve LLC, y se encuentra actualmente a la venta, según informa Vanitatis.
Construido en 1989 y remodelado posteriormente, el RA es considerado casi una pieza vintage. La pareja habría invertido cerca de un millón de euros en su adquisición y posterior reforma, según Sánchez Vicario, realizada con fondos procedentes de su patrimonio personal. La jueza ha ordenado su precinto inmediato: el yate no podrá salir del puerto ni ser desplazado, y el acceso queda restringido a personas autorizadas por el juzgado. Además, se ha extendido el embargo a las participaciones de las sociedades implicadas y al crédito que All Reserve LLC mantiene contra Blue Moon Marine Services LLC.
La causa penal que ha derivado en el embargo del 'yate de la discordia', donde tan buenos momentos pasó la pareja en compañía de sus dos hijos, se remonta a la denuncia del Banco de Luxemburgo contra la expareja por alzamiento de bienes. El proceso concluyó con un acuerdo de conformidad: la extenista española evitó la prisión, mientras que su exmarido fue condenado a tres años y tres meses de cárcel y al pago de una importante multa económica de un total de 6.620.127,60 euros.
Aunque fue declarado insolvente en 2021, el Tribunal considera que Santacana sigue manteniendo activos a través de una red de sociedades interpuestas. El yate RA figura como propiedad de Blue Moon Marine Services LLC, domiciliada en Florida, cuyas acciones están en manos de un presunto testaferro, Jonathan Eckhard. Además, la embarcación está hipotecada por otra sociedad vinculada a Santacana, All Reserve LLC, y se encuentra actualmente a la venta.
El regreso con su familia
En medio de este huracán judicial, Arantxa Sánchez Vicario ha protagonizado un acercamiento emocional a su familia, con la que mantuvo años de distanciamiento. Tras la ruptura con Santacana, la extenista retomó el contacto con su madre y sus hermanos, quienes la han acompañado en momentos clave del proceso. En octubre de 2023, reapareció públicamente junto a ellos en los Premios María de Villota, donde se mostraron unidos y emocionados. “La unión hace la fuerza y aquí estamos otra vez juntos”, declaró Arantxa, visiblemente conmovida.
Este reencuentro familiar ha sido interpretado como un gesto de reconciliación tras más de una década de desencuentros, y ha reforzado la imagen de una Arantxa más arropada y fuerte, que cuenta con el apoyo de los suyos para hacer frente a sus problemas judiciales.
Un proceso abierto en dos jurisdicciones
El caso pone de relieve el entramado societario que Santacana mantiene en Miami, clave tanto en el procedimiento penal español como en el proceso de divorcio que sigue abierto en los tribunales estadounidenses. Allí, Sánchez Vicario intenta demostrar que su exmarido gestionó su fortuna y la desvió mediante operaciones opacas.
En España, la extenista está representada por el abogado penalista Borja Vives Iborra, mientras que Josep Santacana cuenta con la defensa de Juan Segarra, del despacho de Pau Molins. La sentencia contra el empresario aún está pendiente de un recurso de casación ante el Tribunal Supremo. Y mientras tanto, el yate que un día les unió ahora descansa ahora inmóvil en la Costa Brava, convertido en testigo silencioso de una historia que aún no ha terminado.