La vimos celebrando los 20 años del nacimiento de Armani Privé y también los 91 del genio piacentino de la aguja y el dedal; más tarde, encontrándose con Karol G en la alta costura de París, o mejor dicho, en el "front row" de Schiaparelli; en Madrid fue cuando ponía en pie Ellas Hablan Código, o lo que es lo mismo, comprometiéndose con el futuro de las mujeres acercando la informática, la lógica computacional y la creatividad tecnológica a niñas y adolescentes, cansada ya de sacar ofertas de trabajo para su área digital y que solo se apuntaran chicos; en Roma, la cita fue en Cinecittà con Aquazzura, con un diseño firmado por Galliano para la madre de Alfonso, Marisa Yordi, de quien, por cierto, estuvo muy pero que muy cerca cuando su marido —su suegro, Alfonso de Borbón y Escasany— nos dejó para siempre el mayo pasado... En resumen, un año repleto de obligaciones, trabajos, citas ineludibles y otras que, como a todos, nos habría gustado que no tuvieran lugar nunca.
Toca descansar y, como es habitual en ella desde que 2001, lo hace en su isla, en Formentera. Y estupendamente acompañada: junto a sus hijos, Alfonso y Jerónimo, que ya son dos espigadísimos niños. Nos ha contado más de una vez que lo suyo con la pitiusa fue amor a primera vista, que la "atrapó su belleza salvaje y arisca". La de Eugenia es evidente. Elegante, serena, clásica y, sobre todo, arrebatadora.