Para Robert Prevost, el verano está siendo muy diferente a cómo lo imaginaba. Nunca pensó que en el cónclave que se puso en marcha tras la repentina muerte de Francisco sería elegido nuevo Pontífice. Entró en la majestuosa Capilla Sixtina como cardenal y salió el 8 de mayo como León XIV, el nuevo representante de Dios en la Tierra. Desde los primeros segundos de Pontificado, esos en los que se dirigió al público desde el balcón de San Pedro del Vaticano, quedó claro que seguiría la misma senda aperturista que su antecesor, pero aportando su sello personal, su impronta. La esencia se mantiene, pero hay cambios. Entre ellos, las vacaciones. Y es que Su Santidad ha decidido instalarse en Castel Gandolfo para disfrutar de unos días de descanso en los que sus planes están siendo de lo más variados.
El 5 de julio, alrededor de las 17:00 horas, León XIV llegó a Castel Gandolfo, sitiado a unos 25 kilómetros de Roma. Se ha alojado en una propiedad llamada Villa Barberini, ya que el resto del Palacio Papal funciona como museo porque Francisco no lo usó nunca para alojarse durante su Pontificado y apostó por abrirlo al público. En las inmediaciones de esta residencia estival esperaban numerosos fieles para saludarle. Aunque se enteraron pocos minutos antes de la llegada, los comercios cercanos también se volcaron y en un bar les dio incluso tiempo a preparar una pancarta que colgaron en el exterior, en la que se podía leer: "Bienvenido, Papa León". Comenzaban así sus primeras vacaciones como Pontífice.
Villa Barberini está rodeada de unos impresionantes jardines, lo que permite tener unos grados menos que en Roma, donde las temperaturas se disparan en esta época del año. En este oasis, León XIV ha podido refrescarse en la piscina cubierta y también disfrutar de uno de sus pasatiempos favoritos: el tenis. De hecho, confesó públicamente que se atrevería a participar en el torneo benéfico que preparan las Obras Misionales Pontificias siempre que no tuviera como rival a Jannick Sinner, actual número 1 del ránking ATP al que recibió en audiencia. "Me considero un tenista aficionado. Desde que salí de Perú he tenido pocas ocasiones de practicarlo, así que tengo muchas ganas de volver a la pista. Mi nuevo trabajo no me ha dejado mucho tiempo libre para ello hasta ahora", dijo tiempo atrás, cuando fue nombrado cardenal.
En este enclave, a orillas del lago Albano, también está aprovechando que su agenda no es tan intensa para avanzar en su primera encíclica. Previsiblemente, se llamará Rerum Digitalium y girará en torno a la Inteligencia Artificial. Se trata de un tema actual que ha abordado en varios de sus discursos. Defiende que "la auténtica sabiduría tiene más que ver con el reconocimiento del verdadero sentido de la vida que con la disponibilidad de datos”. Además, pide que cualquier decisión relacionada con la IA sea traducida como un escenario de "aprendizaje intergeneracional" que permita a las nuevas generaciones a integrar la verdad en sus "vividas morales y espirituales" y los prepare para tomar decisiones maduras con las que construir un mundo más solidario y unido.
Su agenda sigue en pie
Durante su estancia en Castel Gandolfo, y al margen de esos momentos de recogimiento personal, ha continuado con sus responsabilidades. Rezó el Angelus dominical del 13 y 20 de julio desde la Plaza de la Libertad y recibió al presidente de Ucrania, Zelenski, quien estuvo ya en la misa con la que comenzó el Pontificado. La mañana de este lunes ha acudido a la residencia de ancianos Santa Marta, donde ha estado aproximadamente una hora recorriendo sus instalaciones y hablando con todos los presentes: "Ustedes son signos de esperanza. Han dado mucho en la vida, y lo siguen dando al ofrecer lo que tienen al Señor”. Se espera que Provost pase en agosto unos días en esta residencia estival ubicada en la región del Lacio, donde celebran que el Papa haya retomado la tradición de pasar allí las vacaciones.