Por qué siempre recordaremos a la gran Concha Velasco

Una de las actrices más queridas, pero también cantante, bailarina y presentadora, supo reinventarse hasta el último día

Por Lucía Fernández

Se dio a conocer como Conchita Velasco. Tenía tan solo 15 años cuando trabajó en su primera película, El bandido generoso, pero no había llegado a la escena para ser una niña prodigio, al menos no solo eso, sino para convertirse en leyenda viva del país. La actriz supo dejar de ser Conchita, aunque siempre será la eterna chica yeyé que puso una perenne sonrisa y mucho color en una España en blanco y negro. El mérito ha estado en no dejar de crecer con su público y conseguir conquistar a muchos otros que ni siquiera saben qué es yeyé. Sin dejar nunca de lado a la interpretación, Concha acabó siendo también una presentadora de éxito y por todo ello será siempre recordada. 

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Concha Velasco se sincera: 'La vida me ha dado más de lo que yo le he dado a la vida'

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'Mámá quiero ser artista', cantaba en la mítica comedia musical, y vaya si lo consiguió. Se consagró como actriz en Las chicas de la Cruz Roja en la década de los 50 y desde entonces no dejó de trabajar y de demostrar que estaba hecha para vivir bajo los focos. No era cantante, o no se consideraba tal, y aún así grabó ocho discos y puso voz a auténticos himnos de una época. En los 60 su nombre ya era sinónimo de éxito y el público se rendía a sus pies. Y ella a los de su público. Nunca una mala cara a un fan, no se hacía fotos por mero compromiso ni trataba de pasar desapercibida en la calle. Era artista 24 horas y aseguraba que le encantaba que le reconociesen y sentir el cariño de la gente. 

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Concha era cercana y familiar y así se mostraba no solo con los suyos sino también con los espectadores a los que se entregaba profesional y personalmente. Estaba muy orgullosa de sus múltiples facetas profesionales, pero también de ser esposa y madre de dos hijos, Manuel y Paco. Con ellos solía protagonizar cada año un posado en el que mostraba a todos quiénes eran sus principales pilares y que, además, permitían a su público conocer un poco más de la vida de la admirada actriz y ver lo mucho que cambiaban los niños a medida que crecían.

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Ella era enorme, pero no había papel pequeño para Concha. En el cine participó en cerca de 90 películas a lo largo de 60 prolíficos años en los que también se subió a las tablas del teatro para representar más de 30 obras, las últimas, dirigidas por su propio hijo, Manuel. Además, era un rostro habitual en televisión, donde trabajó en 18 series. Comenzó en Televisión Española, única opción posible en la década de los 70, y su último proyecto, Las chicas del cable, lo rodó para la plataforma digital Netflix. Nunca fue un problema adaptarse a los nuevos tiempos, como tampoco lo era demostrar una vez más que la cámara la adoraba, sea en la faceta que sea. Tras interpretar, cantar y bailar, solo le quedaba presentar.

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Concha Velasco y su pequeña gran familia

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Era una de las artistas más queridas de España -por el público y por sus compañeros- por lo que nunca le faltaron ofertas para ponerse al frente de diversos programas. Lo hizo por primera vez en 1990 capitaneando el formato semanal Viva el espectáculo en Televisión Española, continuó en Telecinco con Querida Concha, y se convirtió en un rostro habitual de la pequeña pantalla gracias a Sorpresa, Sopresa, el programa que comenzó presentando Isabel Gemio y del que cogió el testigo Concha en 1999, y al formato de entrevistas Tiempo al tiempo, entre 2001 y 2002. Volvió de nuevo a ponerse al frente de un espacio televisivo en 2011 al sustituir a José Manuel Parada en Cine de Barrio, donde estuvo nueve años, mientras lo compaginaba con otros proyectos interpretativos. 

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Su tesón y trabajo incansable la convirtieron en lo que siempre quiso ser: ni actriz, ni cantante, ni presentadora, sino artista. Concha Velasco será recordada como una auténtica dama del cine y los escenarios por varias generaciones. Generaciones que han bailado con ella, la han admirado en el teatro, han conocido o recordado la cinematografía española gracias a ella o la han disfrutado en las nuevas plataformas. Finalmente, Concha consiguió superar a la chica yeyé sin olvidarse nunca de ella ni de su esencia. Una artista con mayúsculas que ya forma parte de la historia cultural de nuestro país.

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