Con motivo del 80 aniversario de la muerte del monarca

Kyril de Bulgaria nos cuenta la fascinante historia de su abuelo, el rey Boris III, y su heorica hazaña

Sobre el reciente homenaje al Rey Boris en Bulgaria, Kyril nos dice: ‘El Gobierno puso una Guardia de Honor con el uniforme de la época monárquica. Mi padre no lo veía desde los seis años. Se emocionó’

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El 26 de agosto se cumplieron 80 años de la muerte de Boris III de Bulgaria, padre de Simeón II. Una fecha que sirvió para que la Familia Real eslava se reuniera en el Monasterio de Rila, a unos cien kilómetros al sur de la capital búlgara. La ceremonia religiosa fue asistida por el Rey Simeón II; su mujer, Margarita Gómez-Acebo; su hijo Konstantin y María García de la Rasilla; y la princesa Kalina, con Kitín Muñoz y el hijo del matrimonio, Simeón. Tampoco faltó el heredero al trono, su nieto Boris, hijo del recordado Kardam y Miriam de Ungría.

El famoso Oskar Schindler protegió 1.200 vidas, pero su abuelo plantó cara a Hitler y salvó a 50.000 judíos búlgaros del Holocausto
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Kyril no se encontraba ese día con ellos. Acompañado por su novia, la empresaria británica Katharine Butler, el príncipe de Preslav acudió al Festival de Edimburgo, donde se reivindicó también la figura de su abuelo con la función La breve vida y misteriosa muerte de Boris III, rey de Bulgaria. La obra cuenta cómo el monarca se plantó ante Hitler, en plena Segunda Guerra Mundial, y evitó que 50.000 judíos de su país fuesen deportados por los alemanes. Kyril cuenta a ¡HOLA! la fascinante historia de su abuelo, que pagó su hazaña con su vida.

—¿Qué has sentido al ver la obra sobre Boris III?

—Un gran orgullo. Han conseguido crear un espectáculo de teatro bien montado, en base a una historia increíble. Triste, pero con un final feliz.

—Sí, porque su abuelo salvó a 50.000 judíos.

—Realmente, fue un logro conjunto: el Rey Boris, como jefe de Estado, junto al jefe de la Iglesia Ortodoxa y colectivos, como médicos y abogados. Hicieron lobby para defender a los judíos de los nazis.

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Con su pareja, la empresaria británica Katharine Butler, tras la función.

—Pero quien plantó cara a Hitler en su despacho, tras 45 minutos de reunión, fue su abuelo.

—Sí. Después de meses de retrasos y dificultades para la deportación de los judíos, Hitler convocó al Rey Boris en agosto del 43, para exigirle una explicación de lo que estaba pasando. Claramente, los alemanes tampoco estaban contentos con que las tropas búlgaras no lucharan con ellos en el frente del Este. Por eso, Hitler convocó al Rey Boris, cara a cara, sin nadie más.

—Para amedrentarle más, ¿no?

—Exacto. Todos los que se quedaron fuera del despacho pudieron oír a Hitler gritando como un energúmeno. Durante 45 minutos. Eso ocurrió después de Stalingrado. Que Hitler dedicara una hora a gritar como un energúmeno, porque 50.000 judíos en Bulgaria no se habían entregado, demuestra su locura y lo enfermo que estaba.

“El rey Boris lo pagó con su vida. A los pocos días de volver de Berlín, falleció…”, cuenta Kyril a ¡HOLA!

—Aun así, su abuelo no claudicó. Oskar Schindler, cuya vida llevó al cine Steven Spielberg, salvó más de mil judíos. El Rey Boris, 50.000.

—Pero a los pocos días de volver de Berlín, falleció mi abuelo… Entonces, la situación se deterioró para los alemanes y, en septiembre del 44, los soviéticos invadieron Bulgaria. En Hungría, hasta 1945, aún estaban transportando a judíos a los campos, pero en Bulgaria se evitó.

—Su abuelo lo terminó pagando muy caro.

—Lo pagó con su vida… Una persona que estaba perfectamente sana y en forma… Pero sí, se evitó que se deportaran a los judíos búlgaros.

El misterio de su envenenamiento

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Arriba, la Familia Real búlgara en los años 40: Boris III y Juana de Saboya, el Rey Siméón II —padre de Kyril, de bebé— y la princesa María Luisa. Sobre estas líneas, Kyril con el actor que interpreta a Boris III en el teatro

—¿Su familia tiene claro que fue envenenado?

—Mi abuela sí, aunque se negó a que le hicieran una autopsia. No se sabe a ciencia cierta, pero los tres médicos que examinaron al Rey, uno de ellos mandado por los alemanes, dijeron que la única explicación era que había algún tipo de veneno, por los síntomas y la reacción en la piel. Es un misterio todavía.

—¿Ha participado su familia o usted, de alguna forma, en este proyecto teatral?

—En la medida de lo posible, he estado intentando abrir las puertas, recaudar un poco de financiación con contactos. Después de representarse la obra en Edimburgo, les han contratado en Londres —Arcola Theatre— y van a estar un mes, a partir del 26 de septiembre.

Esta historia acaba de ser llevada al teatro y llegará a Londres a finales de mes

—Su pareja, Katharine, le acompañó a Edimburgo. ¿Qué le parece a ella esta historia?

—Se quedó impresionada. No se podía creer la historia. Al público, lo mismo. A todos les pareció una historia interesante y bonita, además con un montaje teatral que le hace justicia.

—¿Su padre le ha contado más anécdotas de su abuelo Boris III con Hitler?

—No. Él era pequeño —tenía seis años cuando falleció Boris III—. Y mi abuela, como la gente que vivió la guerra, nunca quería hablar de eso.

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Arriba, Kyril. Sobre estas líneas, con el cartel de la obra teatral sobre el Rey Boris III, en el Festival de Edimburgo.

 —¿Qué dicen sus hijos de su bisabuelo?

—Les fascina su personalidad. Mi sobrino Boris también tiene esa cercanía. Pero sí, les interesa y les gusta leer sobre lo que pasó.

—Su familia asistió al homenaje a Boris III por su 80 aniversario en el Monasterio de Rila.

—Fue muy especial y en el Monasterio de Rila, que es un sitio tan espectacular. Hubo bastante gente que se unió para la conmemoración. Por primera vez, el Gobierno [de la república búlgara] puso una Guardia de Honor con el uniforme de antes de la Segunda Guerra Mundial, el de la época monárquica. Era algo que mi padre no había visto desde que tenía seis años y se emocionó. Fue un flashback total que le trasladó a esos días, cuando perdió a su padre con seis años. Debió de ser muy emotivo. Bulgaria también está retomando un poco el contacto con la historia que intentó ser borrada, durante 50 años de comunismo.

El príncipe fue a ver el montaje teatral sobre su abuelo, en compañía de su pareja, Katharine: “Ella se quedó impresionada. No se podía creer la historia”

—¿Cuándo visitó usted Bulgaria por última vez? ¿Nota el cariño del pueblo?

—El año pasado, por Navidades, y sí. Además, ese cariño se debe mayoritariamente al Rey Boris, por haber llegado a tanta gente. Hay mucha gente que me cuenta historias sobre él. Por ejemplo, un taxista en Madrid, que era búlgaro.

Sobre los reyes Simeón y Margarita, su sobrino Boris y Miriam de Ungría

—Antes hablaba de su sobrino Boris, que es el heredero al trono. ¿Qué destacaría de él?

—Estando totalmente dedicado a su trabajo y a su vida, tiene esa dedicación hacia la memoria de la familia y lo que representa. Cuando vivía en Londres, se involucró rápidamente con la comunidad búlgara: con la embajada, con el Colegio Búlgaro, con distintos gremios búlgaros y caridades… Le ha dedicado mucho tiempo y, además, con la satisfacción de que tanto la gente como él disfrutan de esa participación.

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Arriba, el príncipe de Preslav posando con sus tres hijos: Mafalda, Tassilo y Olimpia (de izquierda a derecha), fruto de su matrimonio con Rosario Nadal. Sobre estas líneas, Kyril.

—¿Cómo se encuentran sus padres, el Rey Simeón II y Doña Margarita?

—Afortunadamente, muy bien. De salud, fenomenal. Gracias por preguntar.

—Antes hablábamos de su pareja y su opinión sobre la función. ¿Qué destacaría usted de Katharine?

—Tengo muchísima suerte (ríe). Nos parecemos mucho, nos gustan las mismas cosas y tenemos la gran suerte de poder disfrutar de estar juntos. Estoy muy bien, muy contento.

“Tenemos mucha relación con Miriam de Ungría. Está fenomenal y feliz. Y nos alegramos muchísimo por ella”

—¿Y de su hija Mafalda, que se dedica a la música? ¿Cómo la ve?

—Me alegro de que cada vez le vaya mejor. Claramente es una profesión dura, a la que hay que dedicarle mucho esfuerzo y requiere muchas ganas. Lo que admiro es su vocación. Está haciendo lo que realmente le gusta y cree en lo que hace.

—Entiendo que mantiene relación con Miriam de Ungría. ¿Cómo se encuentra ella?

—Tenemos muchísima relación, sí. Ella está fenomenal y feliz de la vida. Y nos alegramos muchísimo por ella.

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La Familia Real búlgara en el reciente homenaje al Rey Boris III que se rindió en el Monasterio de Rila, en el país eslavo: el Rey Simeón III, con su mujer, Margarita Gómez-Acebo; su nieto Boris; su hijo Konstantin y María García de la Rasilla; y la princesa Kalina, con Kitín Muñoz y su hijo, Simeón