Sentado al piano, solo música y voz, Duncan Laurence logró encandilar a los eurofans en 2019 con Arcade, convirtiendo a los Países Bajos en ganador del festival de Eurovisión. Róterdam se convertía así en sede del show y, aunque ha tenido que esperar dos años y las restricciones a las que obliga la pandemia son estrictas, ahora está viviendo el certamen con mucho entusiasmo. Laurence tenía todo listo para entregar el micrófono de cristal a su sucesor en el podio, pero un contratiempo de última hora, inesperado sin duda, le impedirá estar en el Ahoy Arena el día 22 de mayo. La organización ha comunicado que el intérprete, que sí actuó en la primera semifinal el pasado día 18, ha dado positivo en una de las pruebas rutinarias que se hacen para detectar el coronavirus. “Estamos decepcionados” apuntaba el certamen que se queda así sin uno de los momentos más emocionantes de la final. Un varapalo para el artista y para la gala, que pierde así una de las voces más esperadas.
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Duncan no tardó en manifestar su disgusto en sus perfiles sociales, que no tardaron en llenarse de mensajes de ánimo de amigos y compañeros. “Hoy es uno de los días más tristes de mi vida. No poder subir a ese escenario el sábado, tocar en vivo para vosotros, sentir a la audiencia y celebrar juntos este hermoso momento, recordando dónde comenzó todo y mostrándoos la dirección de mi viaje musical. Nunca antes me había sentido tan impotente” asegura. Explica que, aunque todo su equipo y él mismo han sido muy cuidadosos, siempre está ahí la posibilidad de que ocurra algo así y recalca que el festival ocupará siempre un puesto destacado en su corazón. “Es triste tener que verlo todo desde mi sala de estar, pero en mi corazón estoy allí, en ese escenario, donde todo comenzó” concluye, deseando suerte a todos los aspirantes y anunciando que de alguna manera estará presente (¿será por videollamada?).
¿Actuará en directo Islandia?
No solo Laurence podría perderse la final debido al coronavirus, pues la delegación de Islandia está también confinada. No pudieron actuar ya en la segunda semifinal -ausencia que, lejos de penalizarles, les subió a la lista de elegidos- y no se sabe si el sábado podrán pisar el escenario del Ahoy Arena, por lo que de nuevo se podría ver su número grabado. La edición de este año está blindada con estrictos protocolos sanitarios para evitar que la pandemia se cuele en el show, que espera reunir apenas un 20 por ciento del público que habitualmente lo sigue en directo. La ilusión sin embargo sigue muy viva entre los artistas que han presentado espectaculares y coloridas puestas en escena y que han recibido el apoyo incondicional de los reyes Máxima y Guillermo de Holanda.
Veteranas voces del festival cogerán también el micrófono para amenizar el intermedio denominado Rock on the roof, durante el que se recogerán los votos de la audiencia. La holandesa Lenny Kuhr, ganadora en 1969 con De Troubadour; Getty Kaspers junto a la banda Teach-In y su considerado himno Ding-a-dong, que ganaron con los Países Bajos en 1975; Sandra Kim que ganó con Bélgica y la canción J'aime la Vie en 1986; la griega Helena Paparizou, ganadora en el año 2005 con la canción My Number One; la banda heavy Lordi, que obtuvo la primera victoria para Finlandia tras 45 años participando en el certamen en 2006; y Måns Zelmerlöw, que se coronó campeón de la 60º edición en 2015 con la canción Heroes, pondrán su granito de arena al espectáculo con el que el festival celebra un regreso por todo lo alto.
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