¿Cómo vive y gasta su fortuna Leonardo DiCaprio? Las claves de la lucha ‘eco’ de una estrella de Hollywood
El actor utiliza su fama y su dinero para ayudar a la conservación del medio ambiente
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“Yo me gano la vida actuando, ustedes no”. Con estas contundentes palabras Leonardo DiCaprio se dirigió a los líderes mundiales en 2014, al ser nombrado Mensajero de la Paz en la esfera prioritaria de cambio climático antes de la celebración de la Cumbre sobre el Clima de ese mismo año, cuyo objetivo era impulsar medidas para lograr un acuerdo mundial en 2015. Su discurso, junto al Secretario General de la ONU entonces, Ban Ki-moon, estaba dirigido a remover conciencias. También el que pronunció la noche queganó el Oscar en 2016 en el teatro Dolby de Los Ángeles.
“El Renacido es una película sobre la relación del hombre con la naturaleza y el año pasado fue el más caluroso que tenemos registrado. El cambio climático es algo real, está sucediendo en estos momentos y es la amenaza más urgente a la que se enfrenta nuestra especie. Tenemos que trabajar juntos para hacerle frente”. Ante millones de personas que siguen la ceremonia en directo desde todos los rincones del planeta, esa fue la confirmación de un compromiso que, sin embargo, viene de muy lejos. Porque, si en la gran pantalla se convierte en héroe o villano, cazador o cazado, policía o ladrón…y está considerado como uno de los mejores intérpretes de su generación, en su vida real, ha hecho de su popularidad un trampolín para luchar por las causas ecológicas. Comprometido hasta la médula, el Medio Ambiente nunca tuvo embajador mejor.
Pero… ¿cuándo nació el Leonardo DiCaprio eco-warrior? ¿Cómo se convirtió en el guerrillero verde de Hollywood? En 1998, con veinticuatro años, era el rey del mundo gracias a la película Titanic (1997) que le había hecho mundialmente popular, y ocupaba la prensa día sí y otro también entre fiestas y conquistas. Una fama y una exposición pública de la que huiría en los siguientes años, aunque no siempre lo haya conseguido. “Hago como que soy un enigma complejo, pero lo cierto es que no quiero que nadie sepa quién soy” llegó a decir en una entrevista. Ese mismo 1998 en la cúspide del éxito, mantuvo un encuentro con el entonces vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore. Y conocer de primera mano los efectos del calentamiento global le cambió la vida.
Creó la fundación que lleva su nombre, cuya página explica los programas de los que forma parte la LDF (The Leonardo DiCaprio Foundation): vida salvaje y paisaje, vida marina, cambio climático, medios y tecnología, derechos indígenas… Durante los últimos veinte años la fundación ha otorgado más de 100 millones de dólares en subvenciones financiando más de 200 proyectos de alto impacto en 50 países y los cinco océanos. Además, los perfiles del protagonista de Érase una vez en Hollywood en Facebook y Twitter acumulan millones de seguidores con publicaciones ligadas a estos temas. Allí menciona que está dedicado un 70% a sus preocupaciones medioambientales y un 30% a su carrera.
Convencido de que la mejor forma de concienciar es dando ejemplo, se asegura de que todas sus propiedades cuenten con la certificación LEED (Leadership in Energy & Enviromental Design), la cual legitima que una edificación sea sostenible desde su concepción hasta su destrucción. En 2008 adquirió un lujoso apartamento ecológico en Nueva York, en un edificio de 264 viviendas decoradas con pinturas no contaminantes y equipadas con su propio sistema de tratamiento de aguas, filtrado de aire, y paneles solares, que también utiliza en su residencia de Los Ángeles. En relación con el uso de las energías renovables, por ejemplo, el actor anunció en 2018 que invertía en Kingo Energy, una empresa de energía en Guatemala especializada en la construcción de instalaciones de energía solar fuera de la red.
- Las emotivas palabras de Brad Pitt a Leonardo DiCaprio (con guiño a 'Titanic' incluido)
Apasionado también de los coches, hace años que utiliza los vehículos híbridos y eléctricos. Ya conducía un Toyota Prius a principios del 2000, posee un Lexus RX, un Tesla Roadster y un Volvo XC90 T8. Hace unos años se convirtió, además, en uno de los inversores de la Formula E, fundada por Alejandro Agag, la competición mas importante de monoplazas eléctricos organizada por la Federación Internacional del Automóvil (FIA). E incluso ha llevado la corta pero fructífera carrera (que se estudia en Harvard) de la competición a la pantalla en el documental And We Go Green, estrenado en el Festival de Cannes en mayo de 2019. No es el único, el actor ha participado y producido varios documentales desde 2007 centrados en su lucha ecológica.
Sin embargo, el uso de jets y yates privados le ha valido numerosas críticas. Sobre todo en 2016, cuando tomó un vuelo a Nueva York para recoger un premio que le otorgaba un grupo ecologista y veinticinco horas después hacia el mismo trayecto de vuelta a la Costa Azul para asistir a una gala benéfica. Desde entonces, parece que habría cambiado el uso de aviones privados por vuelos en líneas comerciales. Precisamente en esa gala benéfica de su fundación en Saint-Tropez, recaudó 45 millones gracias a subastar objetos y experiencias, como los gemelos de diamantes que llevaba cuando ganó el Oscar o una estancia de siete noches en su residencia de Palm Springs.
En los últimos tiempos ha financiado la compra y construcción de un resort ecológico en cayo Blackadore, cerca de Belice. El proyecto contempla la reforestación de la zona con vegetación autóctona y la conservación de varias especies animales, al tiempo que un grupo de expertos vigilará el impacto del complejo hotelero: “Mi meta siempre fue crear algo no solo ecológico, sino restaurador. Una muestra de lo que es posible” dijo en una entrevista en The New York Times, en abril de 2015. La apertura, prevista para 2018, se retrasó a finales de 2019 año siguiente, y después a 2020, pero la crisis de la pandemia no ha ayudado a avanzar y, al parecer, aun faltan algunos estudios medioambientales y permisos del gobierno. En los últimos meses, ha donado dos millones de dólares al Parque Nacional Virunga, en la República Democrática del Congo, cuyos recursos se han visto mermados por el impacto del coronavirus, y con ello, también su capacidad para proteger a los gorilas y a las demás especies objetivo de los cazadores furtivos. “Los animales están en peligro de extinción. El futuro de la reserva está en juego” señalaba el actor en su perfil de Instagram.
El pasado octubre participó en una subasta junto a Robert De Niro para recaudar fondos y ayudar a las familias en la pandemia. Los dos actores ofrecieron un pequeño papel en la próxima película de Scorsese en la que ambos participan: Killers of the Flower Moon, basada en la historia real de los asesinatos de indígenas en la Oklahoma de los años veinte. “Si alguna vez te has preguntado cómo es trabajar con Martin Scorsese, esta es tu oportunidad” decía en un vídeo el actor, que forma parte de la junta directiva de varias organizaciones de protección ambiental como World Wildlife Fund (WWF), Natural Resources Defence Council (NRDC) e International Fund for Animal Welfare (IFAW); y es asesor de The Solutions Project, dedicada a extender el uso de las energías limpias y renovables. En su casa, junto al Oscar, ocupa un lugar privilegiado el premio Global Citizen de la Fundación Clinton por su labor filantrópica, que recibió en 2014.
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