Shaila, Antonio y Carmen: así son las vidas de los tres hijos de Rocío Dúrcal y Junior

La música y los negocios forman parte de su día a día

Por Belén Nava M.

Las vidas de Shaila, Carmen y Antonio Morales, los hijos de Rocío Durcal y Junior, cambiaron para siempre en marzo de 2006 con el fallecimiento de su madre. Con tan solo 61 años, la voz de 'Marieta', como llamaban a la artista sus allegados, se apagaba a causa del cáncer de útero que padecía y por el que había estado recibiendo tratamiento desde tiempo atrás. Aquella irreparable pérdida supuso un antes y un después para la familia de la cantante. De hecho, vivieron una etapa complicada, marcada por el enfrentamiento judicial a causa del reparto de su herencia. Pero el paso del tiempo hizo posible que acercaran posturas y volvieran a estar unidos. En la primavera de 2014 falleció de manera repentina Junior, quien nunca llegó a superar la ausencia de su gran amor. Desde entonces la mediática familia que formaron juntos los artistas está unida como una piña, pero se mantienen en un discreto segundo plano, excepto la benjamina de la casa, Shaila, que ha seguido la estela de sus progenitores en el mundo musical. 

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Junior: una vida dedicada a la música y al amor de su vida

Shaila de los Ángeles Morales de las Heras, que ha optado por usar el nombre artístico de Shaila Dúrcal, guarda un impresionante parecido con su madre, cuyos pasos -y los de su padre- decidió seguir siendo solo una niña. Actualmente tiene 41 años y, aunque viaja con frecuencia a España para estar cerca de los suyos, tiene fijada su residencia en Houston, que mostró hace un tiempo para el programa de Bertín Osborne. En Estados Unidos Shaila completó su formación académica y debutó profesionalmente compartiendo escenario con su progenitora en las últimas giras que Rocío hizo tanto allí como en Latinoamérica. Actualmente la menor de la familia sigue adelante con su carrera musical tras publicar seis álbumes de estudio y compaginarlo con la interpretación -ha trabajado en cuatro telenovelas y en dos de ellas se interpretaba a sí misma-. También ha sido asesora en la La Voz Kids en Colombia y, entre 2015 y 2016, pasó largas temporadas en nuestro país puesto que fue jurado de la cuarta edición de Tu cara me suena.

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La vida le sonríe a Shaila Dúrcal también en el terreno personal. Mantiene un sólido matrimonio con Dorio Ferreira, al que conoció por motivos profesionales en 2004. Fue entonces cuando él comenzó a gestionar su carrera en la discográfica BMG. Lo que comenzó siendo una relación de compañeros se convirtió en amor y, cuatro años después, se convirtieron en marido y mujer en una romántica boda celebrada en Acapulco (México) de la que ¡HOLA! mostró todas las imágenes en exclusiva. Juntos forman una bonita familia con Aitana, la hija de Dorio. Una adolescente a la que la intérprete de temas como No sirvo para estar sin ti, El día que me fui o No debió pasar, adora. "Mi hermosa hija. Te amo más de lo que las palabras pueden describir", escribía para ella recientemente. Tanto ellos como el resto de familiares y amigos han sido para Shaila un importante apoyo para superar los momentos difíciles como el accidente que sufrió en 2018, en el que perdió parte del dedo índice de su mano derecha.

Carmen: interpretación, música y emprendimiento

El próximo mes de diciembre se cumplirán cincuenta años del nacimiento de la primera hija de Rocío Dúrcal y Junior. Carmen Morales, cuyos padrinos de bautizo fueron Lola Flores y Luis Sanz, demostró desde su infancia tener un gran talento para el mundo del espectáculo. Así, siendo solo una niña formó dúo musical con su hermano Antonio, cuatro años menor, y cosecharon grandes éxitos gracias a temas como Sopa de amor y Entre cocodrilos. Al ir creciendo, optó por dejar de lado la música para centrarse en la interpretación y en 1998 debutó tanto en el cine como en la televisión. La serie Al salir de clase marcó su carrera, que continuó en la pequeña pantalla con Academia de baile Gloria, El pantano, Un golpe de suerte, Amar en tiempos revueltos... Tras años encadenando proyectos en los que también se incluye el teatro, decidió alejarse del foco mediático y centrarse en el mundo empresarial. De esta manera puso en marcha una agencia de eventos llamada Clover junto a una amiga íntima y su cuñada Bárbara Suanzes. En 2018 dio un paso más fundando con  Adriana Andrade y su cuñada Bárbara WTHefab, una firma de moda made in Spain.

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Personalmente, Carmen ha encontrado en Luis Guerra a su perfecto compañero de vida. Hace nueve años se casaron en Ibiza y, aunque viven su relación con total discreción, ella reconoce públicamente estar cada día más enamorada. "Eres el hombre más bueno del mundo", decía en abril con motivo de su aniversario junto a unas fotos del enlace. Anteriormente estuvo unida sentimentalmente al empresario Óscar Lozano, con el que sigue manteniendo una bonita amistad. Ambos están tremendamente orgullosos de su hijo Christian, de casi 24 años.

Antonio: una familia numerosa y una vida dedicada a las empresas

Antonio Morales, para el que eligieron el mismo nombre que su padre, es el hijo mediano de Rocío Dúrcal y Junior. Aunque en su infancia hizo sus pinitos en la música, aquella andadura duró solo unos años y siempre ha sido el más desconocido de la familia porque decidió mantenerse en un segundo plano, al margen de la popularidad de sus padres y sus hermanas. Su trayectoria profesional se ha desarrollado desde siempre en el mundo empresarial: gestiona varios restaurantes en Madrid y un concesionario. Durante un tiempo compartió su vida con Edurne González, madre de sus hijos mellizos, Antonio y Aitor. Tras su separación rehizo su vida al lado de Bárbara Suanzes, con la que se casó en 2010. Cuatro años después nacía la pequeña April, una niña que llenó de alegría a toda la familia puesto que su nacimiento se produjo después de la inesperada pérdida de Junior. Tanto su mujer como sus hermanas, sus hijos y sus sobrinos han sido para Antonio su motor en el bache de salud que acaba de atravesar a causa de la pandemia. En marzo estuvo hospitalizado por el coronavirus, enfermedad que le ha obligado a hacer rehabilitación para superar los daños pulmonares.

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