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PLAYAS VÍRGENES

Comenzamos la ruta en una de las playas vírgenes -ventajas de no tener un fácil acceso- de la bahía de Alcúdia, la de Coll Baix, en el cabo del Pinar, situada en la parte más septentrional. Para llegar a ella hay que dirigirse en coche al refugio des Coll Baix, entre los pinares mejor conservados de la isla. Luego, a pie por una bajada de 20 minutos. El premio es una cala de arena gruesa, con agua transparente y flanqueada por riscos escarpados que es una delicia.

 

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UNA CITA CON PICASSO Y CHILLIDA

Cerca de allí, descendiendo por la bahía, el Museo Sa Bassa Blanca (fundacionjakober.org) es una visita obligada. Es una mansión fortaleza, con reminiscencias árabes propiedad de Yannick Vu y Ben Jakober, una pareja artística apasionada del coleccionismo. Se sale de la concepción tradicional de museo y en él se puede admirar desde una obra de Picasso o Chillida, hasta un artesonado de Tarazona del siglo XV, las esculturas pétreas de animales que salpican el jardín, un autorretrato de Miquel Barceló o la colección de retratos infantiles de la realeza de los siglos XVI al XIX.

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ALCÚDIA

Alcúdia es la localidad que da nombre a la bahía. Un recorrido por sus calles y su muralla -que tiene un perímetro de 1,5 km y una altura media de 6 metros- dan una idea más aproximada de lo que ha sido este fortín del Mediterráneo y porqué fenicios, romanos, musulmanes y piratas la han querido siempre echar el ojo.

Hay que patear sus callejuelas, admirar sus casals o casas señoriales y entrar en la iglesia de Sant Jaume, que un principio formaba parte del sistema defensivo de la ciudad. Junto a ella se puede contemplar la capilla del Santo Cristo, del siglo XV, y, en el museo parroquial, el retablo de la Virgen con San Sebastián y San Bernardino, del mismo siglo.

Fuera de las murallas, pero a pocos metros, están las ruinas de la ciudad romana de Pollentia, que conserva la fisonomía de entonces: con el anfiteatro excavado en la roca, una calle porticada y distintas construcciones de carácter civil.

 

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PARQUE NATURAL DE S'ALBUFERA DE MALLORCA

Después de Alcúdia hay que visitar el Parque Natural de la Albufera de Mallorca, uno de los humedales insulares más importantes del Mediterráneo. Cuenta con centros de información, interpretación y observación para ver de cerca las fochas cornudas, los calamones, las garzas y las cigüeñuelas. Los cuatro itinerarios marcados, que se pueden seguir tanto a pie como en bicicleta, permitan descubrir este paraje natural donde hay más de doscientas especies de pájaros.

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PLAYA DE MURO

Frente al parque natural, en el centro de la bahía, está la playa de Muro, con su arenal estrecho y su agua con todos los grados de azul turquesa que imaginarse pueda. Pero hay que alimentar también el cuerpo y para eso no hay nada como alguno de los chiringuitos de la zona, donde no hay que dejar de probar la paella mallorquina.

 

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LA FINCA DE SON REAL

Ya cerca de Can Picafort, en Santa Margalida, está la playa de Es Comú, otra parada recomendable para pisar sus dunas de arena dorada, protegidas por pasarelas. Un poco más abajo está la finca de Son Real, propiedad del Gobierno balear, y que custodia cuatro kilómetros de litoral intacto. Se puede recorrer, hay un centro de interpretación gratuito, con fondos arqueológicos y explicación de la vida tradicional en la finca agrícola. También tiene una necrópolis talayótica con 110 tumbas pegadas al mar. Tiene cuatro itinerarios que se pueden recorrer a pie o en bici.

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ES CALÓ, EL LUGAR PARA CONTEMPLAR EL ATARDECER

Otra playa virgen, bastante bien conservada, es la de Sa Canova. Y bajando, la cala del Camps, con sus varaderos de roca tallados y un búnker de la Guerra Civil.

Así se llega a la otra punta de la bahía, en la urbanización Betlem, desde donde a pie, se recorren tres kilómetros en 40 minutos, para alcanzar Es Caló, un puerto-refugio situado bajo el cabo de Farrutx, desde el que contemplar los atardeceres que regala la bahía y dibujar en el aire el perfil de la sierra de Tramontana de fondo.

 

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MUY PRÁCTICO

Para comer en Alcúdia

Imprescindible la cocina mediterránea de la mano de la imaginativa y siempre renovadora chef Maca de Castro (macadecastro.com).

En la playa de Muro, en Can Gavella (cangavella.com), más que un chiringuito de playa, en este restaurante a los pies de las cristalinas aguas se puede degustar todo tipo de platos mediterráneos, especialmente paellas, en un ambiente de verano total.

 

La experiencia de avistar delfines

Más allá de las playas y la buena gastronomía, una experiencia inolvidable será dedicar unas horas al avistamiento de delfines. Empresas como Click-Mallorca (click-mallorca.com), especializada en excursiones por la isla, organiza trayectos en barco, con salida y llegada al puerto de Alcúdia. También ofrecen excursiones en catamarán por la bahía.

 

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