PALACIO DE SANSOUCCI

Distancia: 35 kilómetros (1 hora en coche, 50’ en tren).

La excursión más clásica desde Berlín acerca, en menos de media hora, hasta Potsdam para conocer la que fue residencia de verano de Federico II el Grande, rey de Prusia. En él encontró su refugio y en él descansan hoy los restos del filósofo de Sanssouci, con vistas al viñedo. Si recorrer los palacios y jardines de este recinto, obra cumbre del estilo rococó y Patrimonio de la Humanidad, es un disfrute, más aún si coincide con la noche en que se transforma en un gigantesco escenario con conciertos de música y fuegos artificiales. Se puede visitar desde 22 € (spsg.de).

De picoteo en Berlín: una ruta gastro por Kreuzberg, el barrio multicultural

DRESDEN

Distancia: 190 kilómetros (2 h y 30’ en coche, 2 horas en tren)

Si te gusta la historia y el arte hay que tomar el tren y conocer esta bonita ciudad germana de Sajonia, que por algo es conocida como la capital del Barroco o la Florencia del Elba. Un día se quedará corto para descubrir todo lo que ofrece, pero si hay que quedarse con lo esencial, habrá que empezar por Altstadt, el centro histórico, en el que admirar el mosaico Fürstenzug, el mayor de porcelana del mundo, el palacio Zwinger y el edificio de la ópera. Para disfrutar del arte urbano y los pubs, centrarse en el barrio de Neustadt.

¿Vas a viajar a Berlín este verano? Esta información práctica te ayudará

EL LAGO WANNSEE

Distancia: 27 kilómetros (50’ en coche, 35’ en tren)

Cuando aprieta el calor en la capital alemana, que también lo hace, los berlineses se escapan a la playa del lago Wannsee –en realidad son dos lagos separados por un puente–, donde no faltan ni tumbonas ni chiringuitos. La zona de baño de interior más larga de Europa se abastece de las aguas del río Havel y a sus orillas se levantan mansiones y casas de campo donde adinerados residentes tienen su hogar en verano.

Los 15 lugares más bonitos para viajar a Alemania

LEIPZIG

Distancia: 192 kilómetros (2 h, 40’ en coche, 1 h y 10’ en tren)

Aquí nacieron gran parte de las obras maestras de Johann Sebastian Bach, la primera gran orquesta moderna y Wagner. Y además Mendelssohn es hijo adoptivo, en la que también tiene su casa-museo. ¿Quieres más excusas para escaparte a esta ciudad de Sajonia volcada con la música? Pues no te pierdas, recorrer en barca la red de vías navegables que une los lagos que la rodean o ir de comprar por sus elegantes pasajes que emulan a las galerías de Milán.

Los cascos históricos más bellos de Alemania, todos Patrimonio Mundial

LA ISLA DE LOS PAVOS

Distancia: 30 kilómetros (en ferri desde el lago Wannsee)

En ferri se llega a Pfaueninsel, la isla de los pavos, el enclave de ensueño y paz que el rey Federico Guillermo II de Prusia mandó construir para la condensa Guillermina von Lichtenau en pleno curso del río Have y que parece sacado de un cuento. Un lugar Patrimonio de la Unesco para disfrutar de la naturaleza, observar a los pavos reales, admirar su castillo blanco, conocer la villa y el jardín del pintor Max Liebermann e ir descubriendo sets de rodaje de numerosas películas.

Los castillos más bonitos de Alemania (además de Neuschwanstein)

SPREEWALD

Distancia: 97 kilómetros (1 h y 40’ en coche, 57’ en tren)

¿Un bosque milenario que se recorre en piragua o en bote? Sí, a solo una hora de la capital alemana se encuentra este espacio natural, Reserva de la Biosfera de la Unesco, recorrido por más de 200 canales alimentados por el río Spree que empezaron a canalizarse en el Medievo. Durante una excursión de cuatro horas se navega por un paisaje de naturaleza exuberante bajo viejos puentes de madera, atravesando esclusas y observando a nutrias, cigüeñas blancas y muchas otras especies que habitan en él. En barquita también se llega al museo de embarcaciones al aire libre Freilandmuseum Lehde.

Las villas medievales de cuento más bonitas de Alemania

CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE SACHSENHAUSEN

Distancia: 40 km (50’ en coche, 20’ en tren)

Un lugar para la reflexión. Así se debe abordar la visita a este memorial en recuerdo a todas las víctimas del nazismo que en 1933 se convertía en el primer campo de concentración de Prusia y más tarde en lugar de internamiento de prisioneros de la RDA. El recorrido por él descubre las celdas, los barracones, el centro administrativo y diferentes espacios expositivos que retratan el día a día de este infausto lugar, a 40 kilómetros de la capital alemana.