El nombre de Peniche está, irremediablemente unido al mar.  Tiene un centro histórico interesante, con varias iglesias, el santuario de Nuestra Señora de los Remedios, un fuerte del siglo XVI, el arte del encaje de bolillos y ricos dulces (atención a esos bizcochos llamados esses). Pero a este rincón del litoral de Portugal, que también es uno de los mayores puertos de pesca del país, se llega buscando, sobre todo, el mar y las playas.

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Si las bahías de Consolação y de Baleal (en la imagen) proporcionan un buen abrigo para los días de playa en familia, surfistas y bodyboarders de todo el mundo vienen buscando las olas de esta costa oeste, como las de la playa de Medão Grande, llamadas Supertubos por sus grandes olas de forma tubular. Mientras que la playa de Lagido es el escenario de un gran campeonato mundial de surf.

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A una travesía en barco (unos 10 kilómetros) queda el archipiélago de las Berlengas, que son algo así como las Cíes de Portugal, una reserva natural de aguas transparentes donde los buceadores encuentran un paraíso natural de fauna y flora. En un peñasco unido a la isla mayor por un puente de piedra está el fuerte de São João Baptista, otro de esos soberbios castillos, como el de Peniche, construidos para proteger la costa portuguesa.

De Peniche a Nazaré hay que detenerse en Óbidos, el pueblo medieval perfecto. Está en un alto amurallado, tiene un castillo bien conservado, un laberinto de calles y casas blancas encantador, adornado de iglesias, pórticos manuelinos, ventanas con flores y pequeñas plazas. Un tiempo lleva pasear por él entre tanto monumento, conociendo las leyendas de amor que por él se cuentan, coincidiendo, casi seguro, con el largo programa de eventos culturales que nunca falta, que por algo es una villa literaria.

Cerca de Óbidos queda el extenso arenal de la playa del Rey, donde los aficionados al golf juegan con vistas al océano Atlántico. Pasando la ciudad de Caldas da Rainha está la playa de Foz de Arelho (en la imagen), que une la laguna de Óbidos con el mar. Un buen lugar para una comida con marisco y pescado fresco o asistir a una puesta de sol inolvidable.

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A 30 minutos de Óbidos está Nazaré, que tiene una playa fantástica justo delante de la población, pero de la que todos hablan es de la del Norte, donde rompen las olas más grandes del planeta y tiene su mejor panorámica desde el antiguo fuerte de São Miguel Arcanjo, hoy faro y museo. Entre una y otra, sobre un acantilado de 110 metros, está el barrio de Sitio, también con una vista excelente y una ermita en la que Vasco de Gama rezó a la Virgen de Nazaré antes y después de su primer viaje a la India.

Para que la escapada resulte perfecta, allí mismo se encuentra Ohai Nazaré, un glamping de lujo con exquisitas tiendas, bungalows o apartamentos sostenibles para conectar con la naturaleza, porque el resort está situado en medio de la reserva de pinares de Leiria, un entorno único rodeado de ocho hectáreas, ideal para hacer deporte, dar un paseo, hacer excursiones o descansar.

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Ohai Nazaré (ohairesorts.com/nazare), a solo una hora y media de Lisboa y a dos de Oporto, también tiene un amplio programa de actividades, con opciones para todos los públicos, ya que dispone diferentes alternativas para que los niños también disfruten de la gran experiencia.

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Los fines de semana siempre hay alguna temática de entretenimiento especial, y, además, es un establecimiento pet friendly, admitiendo así tanto perros como gatos con espacio suficiente para hacer ejercicio, refrescarse y áreas donde poder estar con sus dueños.