1/12 © Cordon Press

Más allá de la exuberante belleza de sus bosques de laurisilva o de las enrevesadas levadas que se adentran en su paisaje, la Perla del Atlántico, Madeira, ofrece a sus visitantes un crisol de sabores que son parte de su idiosincrasia.

Y es que, después de una jornada repleta de caminatas, de incursiones a sus más bellos acantilados, de baños en sus piscinas naturales o de paseos por sus pueblos de postal, lo que más apetece es reponer energías sentados a la mesa. ¿Qué tal si lo hacemos en algunos de los rincones de Funchal, su capital, que mejor saben contentar los paladares?

2/12 © @kampo.restaurante

Júlio Pereira: tierra, agua y fuego

Se trata de uno de los chefs más destacados de la escena culinaria madeirense, y de los que más se preocupan por darle el lugar que merecen todos aquellos productos autóctonos de la isla, algo que descubrirás en cuanto pongas un pie en cualquiera de los tres proyectos gastronómicos con los que cuenta en Funchal. Antes de dar este paso con el que revolucionó la escena gastronómica de Madeira, eso sí, llevó a cabo sus estudios en la Escuela de Hostelería de Estoril y se formó junto a grandes nombres de la gastronomía en todo el mundo. Entre ellos, Sergi Arola.

Una vez aterrizado en Madeira, creó Kampo by Júlio Pereira (kampo.pt), que vio la luz allá por 2018 y fue una apuesta clara por recuperar los sabores que desde niño había ido atesorando en su memoria gustativa. Un homenaje a todo lo que aprendió de su abuelo durante los días en los que le acompañó en su huerto. También a su padre y a la carnicería que regentó desde que él era pequeño. Y por supuesto, a su madre, que siempre hizo que en su casa la cocina oliera a hogar. En su restaurante, la carne es la protagonista.

3/12 © @akuarestaurante

Tanta aceptación tuvo aquella primera apertura, que solo un año más tarde abría Ákua (akuafunchal.pt) a solo unos metros de distancia, esta vez inspirándose en la tradición marinera del pueblo que le vio nacer, Ericeria, en la península. Madeira, como buena isla, se halla rodeada de agua por todas partes, lo que le permitió contar con la mejor materia prima con la que dar forma a recetas tan sugerentes como el Pastel de Bacalao o el Cornete de Atún y Sésamo, los Mejillones al Curri Verde o la Espada negra con Plátano.

 

Diez experiencias increíbles para vivir en Madeira

4/12 © @kouve.restaurante

Tras la crisis de la pandemia superada, el chef decidió abrir su tercera y última propuesta —hasta la fecha— en la ciudad el pasado 2022, Kouve (kouvefunchal.pt), en esta ocasión con las verduras del campo que tanto conoció siendo niño como hilo argumental en su carta, y con el fuego —como el de la antigua estufa de hierro alimentada de leña que tanta presencia tuvo en su infancia— como instrumento de cocina. ¿Entre los imperdibles? El Tataki de sandía y aguacate o el Crujiente de tomate con queso de la isla. No querremos probar otra cosa.

5/12 © Cordon Press

La cara más popular de la gastronomía

Que conste que nos encanta eso de sentarnos a una buena mesa, pero también en las calles, en las pequeñas tascas o rincones más escondidos, se desarrolla esa faceta gastronómica madeirense que tan bien sabe conquistarnos. Una cara diferente de su escena culinaria que es buena idea saber alternar.

Por ejemplo, visitando el siempre ajetreado Mercado de Lavradores, ideal si lo que nos apetece es medirle el pulso a la capital isleña y conocer de primera mano qué productos llevan el sello de Funchal. Repartidos a lo largo de las dos plantas de un edificio de los años 30 en los que se combina art déco y modernismo, los puestos de carnes, pescados, frutas exóticas y productos artesanos aportan todo ese estallido de color y aroma que tanto atrae los viajeros que lo visitan a diario. Tenderas ataviadas con los trajes tradicionales, vendedores ofreciendo probar el género a cada paso, cámaras de fotos entremezcladas con bolsas de la compra y un par enormes azulejos componen el escenario del lugar. Un enclave que, aunque sigue manteniendo en parte la esencia y autenticidad de Funchal, se ha ido transformando en los últimos años en un atractivo cada vez más enfocado al turismo.

 

48 horas en Funchal, del mar a la montaña

6/12 © Cordon Press

Otro de esos lugares desconocidos para los forasteros, pero auténtico donde los haya, es la Pharmacia do Bento, una tasca local de la Rua Tanoeiros sin ningún tipo de pretensiones donde los locales se acodan en la barra para tomar el café del día, charlotear sin prisas y animarse, llegado el momento, a tomarse el merecido trago de poncha. ¿Y qué es esto? Pues una bebida autóctona que en este humilde bar elaboran de manera artesanal frente a los clientes y que lleva zumo de limón, aguardiente de caña de azúcar y miel. Las proporciones bien las conocen quienes se afanan en mezclarlo todo en una jarra de cristal ayudándose con una cuchara de palo para luego sevirla sobre la barra en copas de pequeño tamaño. Está fuerte, deliciosa, dulce… ¡pero ojo con abusar!

7/12 © Latada Do Doutor

No demasiado lejos, en el 32 de la Rua Câmara Pestana, un cartel anuncia un centro médico al que debemos hacer caso omiso: nos adentramos en el portal y, subiendo unas escaleras, nos topamos con nuestro destino. Latada do Doutor es un pequeño restaurante semioculto que solo los locales conocen y en cuya terracita plagada de plantas sirven uno de los guisos de carne do porco más deliciosos de la isla: damos fe. Para acompañar, un exquisito bolo do caco con mantequilla que nos sabe a gloria.

 

Madeira o Azores ¿con qué archipiélago te quedas?

8/12 © Cordon Press

Hora de brindar, y picar

Pero los sabores de Funchal toman muchas formas y estados diferentes. Miremos donde miremos, una nueva tentación gastro nos tienta. Y lo hace también, por supuesto, en forma de vinos, que para algo estamos en Madeira. Nos decantamos por Blandy´s (blandys.com), una de las bodegas de mayor renombre de toda la isla, cuyas instalaciones, con más de 200 años de historia, se hallan en el mismísimo centro de la capital. Sus vinos de Maderia, generosos y elaborados a partir de las variedades tinta negra, sercial, verdelho, terrantez, bual o malvasía —las seis aceptadas para los vinos de Madeira—, son pura delicia.

Y es que hablamos aquí de 7 generaciones de una misma familia entregadas por entero a la elaboración de ricos caldos que hoy catamos en su inmensa sala dedicada a ello. Entre vetustos barriles polvorientos y botellas almacenadas en armarios enrejados, paredes empedradas y ese singular aroma tan característico de las bodegas con solera, tres copas que rellenar de sabores únicos elaborados a partir de los conocimientos de envejecimiento del vino que han ido pasando de generación en generación.

9/12 © @uaucacau.pt

Y si hay algo que marida con vinos, esos son los dulces. Ponemos rumbo, pues, a una de las bombonerías clásicas de la ciudad, Cacau (uaucacau.com), donde el maestro chocolatero Tony Fernandes lleva dando rienda suelta a su creatividad con el cacao desde 2014. Sus elegantes y bonitos bombones, elaborados con productos típicos de Madeira como son sus vinos, la miel de caña de azúcar, la maracuyá, el plátano o el mango, cuentan con rellenos inconfundibles para los que Fernandes utiliza materias primeras de agricultores locales. Una manera de comerse Madeira de lo más acertada.

 

¿A la playa en funicular? Sí, en Madeira

10/12 © Cordon Press

Tampoco es mala idea, eso sí, acercarnos hasta otro negocio clásico de la isla. Fabrica Sto. António (fabricastoantonio.com) lleva desde principios del siglo XIX ofreciendo a madeirenses y turistas los mejores dulces elaborados a mano a partir de recetas centenarias. Su tienda, ubicada en el mismo edificio donde se haya su fábrica y decorada con los mismos muebles antiguos que en su origen, cuenta con alacenas repletas de los más sugerentes productos, empezando por sus archiconocidos bolos de mel de cana y acabando por las broas de maracujá.

Para un cafelito a media tarde con el que reanimar las energías, el Golden Gate Café (goldengate.pt) invita a viajar al pasado rodeados de elegancia y estilo de la mano de un puñado de camareros atentos y serviciales.

11/12 © @chaletvicente

De mesa y mantel

Pero la oferta gastronómica de la capital de Madeira es tan amplia, y las posibilidades tan variadas, que lo complicado será decantarse por cuál de todas ellas continuar. Nosotros proponemos hacerlo en Chalet Vicente (chaletvicente.com), un estiloso restaurante ubicado en la zona de hoteles que ocupa una finca centenaria que, en el pasado, perteneció a los Vicente, afamada familia de fotógrafos isleños. Hoy, en sus salones, terrazas y jardines se despliega un festival de sabores inspirados en la cocina tradicional de Madeira donde la carne asume gran parte del protagonismo. Después de un merecido homenaje gastro, nada como tomarse una copa en el popular Hole in One, un pub irlandés con el que comparte espacio.

12/12 © @paudelume_

¿Siguiente parada? En el lujoso Savoy Palace Hotel (savoysignature.com) para probar los sabores de su restaurante Pau de Lume. Una propuesta gastronómica auténtica e irreverente en la que recetas preparadas al horno con técnicas ancestrales que utilizan el fuego ocupan gran espacio en la carta: aquí pasado y presente dan lugar a una oferta de lo más sugerente en la que tienen cabida desde perritos calientes de langosta con mayonesa trufada al tradicional bacalao à brás.

Para momentos más informales, nada como tomar unos petiscos —es decir, tapas portuguesas— en la terraza del Sé Boutique Hotel (seboutique.com), ubicada junto a la Catedral de la Sé, u optar por el ambiente relajado del Beerhouse (beerhouse.pt), en el puerto deportivo. Desde sus veladores con vistas al mar disfrutamos de unas cervezas artesanales y de un menú a base de platos tradicionales.

¿Una última sugerencia? Las visitas guiadas organizadas por Discovering Madeira (discoveringmadeira.com) incluyen una ruta de temática gastronómica por Funchal que es perfecta para descubrir la versión más foodie de la ciudad de la mano de guías entendidos en la materia.

Más sobre: