1/13 © Restaurante Cala Gracioneta

El paraíso está más cerca de lo que pensamos y así lo atestiguan las playas de azul infinito y parajes naturales de todas y cada una de las islas Baleares. Entre ellas, Ibiza, que con el modo fiesta en stand by, vive un renacer en clave slow life apostando por la gastronomía como punta de lanza.

Además de restaurantes de interior míticos, como S‘Espartar (restaurantsespartar.com) donde bordan los arroces, Can Caus (cancaus.com), experto en carnes, Es Terral, Sa Nansa (restaurantesanansa.com) o los deliciosos bocadillos de Can Costa en Santa Gertrudis, la isla puede presumir de tener un buen puñado de restaurantes donde el mar es el telón de fondo. Algunos son de toda la vida, otros, lo más nuevo que ha visto Ibiza en estos últimos años. ¿El denominador común? En todos se come de cine.

 

En velero por calas escondidas de la costa ibicenca

2/13 © Casa Jondal

CASA JONDAL

Existen chiringuitos y chiringuitos. Y Jondal (casajondal.es) es uno de los segundos. En el año 2020 el chef sevillano Rafa Zafra abría Casa Jondal, un espacio gastronómico en plena playa de Cala Jondal. Tras afianzar sus dos restaurantes Estimar, en Barcelona y Madrid, soñaba con recuperar la verdadera esencia de un chiringuito, de buen hacer y comida casera, pero llevándola al siguiente nivel. Y así fue como nació uno de los mejores restaurantes de la Isla Blanca. En una antigua casa ibicenca hicieron realidad su sueño, con una zona de mesas literalmente sobre la arena.

3/13 © Casa Jondal

Lo primero que sorprende al que llega a Casa Jondal es su mostrador, donde lucen relucientes las capturas del día procedentes tanto de las lonjas de Ibiza, como de sus proveedores de confianza en el puerto de Roses. Son los protagonistas de su carta, el producto que destaca en diferentes elaboraciones. Desde unos mejillones en salsa marinera picante, a cigalas al ajillo con huevos fritos y patatas, pasando por un carpaccio de gamba roja al natural o la rotja, un pescado ibicenco que fríen y acompañan con tortillas de maíz y salsa tártara de jalapeños, para comerla en modo taco. Todo un despliegue de creatividad con la mejor materia prima posible.

 

El refugio más hedonista de Ibiza está en la costa oeste

4/13 © Pecador

PECADOR

Otro de los grandes enamorados de las islas Pitusas que también abría doble propuesta en 2020 es el catalán Nandu Jubany. A sus proyectos en Formentera, de Can Carlitos y Es Códol Foradat, sumaba una apuesta junto al mar en Ibiza: Pecador (pecadoribiza.com). En un año especialmente complicado, se alió con su agencia de eventos La Puta Suegra, para abrir un chiringuito o como ellos mismos dicen «el único lugar donde el pecado está permitido». Pero entendamos el pecado en el buen sentido de la palabra, porque aquí se peca a base de pequeños placeres gastronómicos.

5/13 © Pecador

En un espacio bohemio donde mandan el ratán y los materiales naturales, que suma hasta una tienda de artesanía, el disfrute está más que asegurado. Su carta es de lo más extensa e irresistible. Para empezar, traen a la mesa su «agua bendita», un cóctel con zumo de remolacha y ginebra, que absuelve de los pecados que se vayan a comer. Abrir boca con su gilda de lubina con zumo de piparra, o con sus croquetas de gambita de Formetera o de pollo asado de Nandu, es casi obligatorio. Así como seguir con una ensalada payesa, un carpaccio de atún Blue Fin o unos mejillones afrodisíacos. El plato fuerte puede ser cualquiera de sus arroces a la llauna, como un arrossejat de fideos con sepia y alioli o sus pescados y mariscos frescos y carnes, entre las que destaca un pollo asado a la cocotte con especias y patatas de Ibiza. ¿El final perfecto? Con una tarta de queso «de la muerte» o con un refrescante coco loco, con crema de la pasión y menta.

 

Ibiza fuera de temporada, atardeceres, planes gastro y más

6/13 © Es Bodalo

ES BOLDADÓ

Ubicado en cala D‘Hort, Es Boldadó (esboldadoibiza.com) puede presumir no solo de ofrecer buenas comidas con vistas al mar, sino hacerlo sobre él mismo, como un impresionante balcón colgado al Mediterráneo donde la brisa se cuela por todas y cada una de sus ventanas. ¿La vista? Impresionante, hacia el islote de Es Vedrà, considerado como el tercer punto más magnético de la tierra.

7/13 © Es Bodalo

El restaurante Es Boldadó abre todo el año y alicientes no le faltan para llenar casi a diario. Trabajan cocina marinera y de temporada, con platos típicos de la isla. La comanda perfecta puede pasar por probar su ensalada de atún en escabeche casero, una sepia o unas gambas de Ibiza al ajillo como entrantes, para continuar con una salmorra de pescado con su arroz a banda, una parrillada de pescados del día y bogavante o langosta al gusto, que elaboran al grill, en caldereta, al ajillo o en una paella. Para disfrutar del enclave y su cocina, pide mesa junto a los ventanales.

 

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8/13 © Restaurante Sa Caleta

SA CALETA

El lugar donde se asienta nuestro siguiente restaurante tiene mucho de la historia de Ibiza, porque fue precisamente en esa zona donde arribaron los primeros fenicios. Allí, en Sa Caleta, levantaron su primer asentamiento, todavía hoy visible en el poblado fenicio que se conserva sobre la cala. En este enclave con vistas al mar y elevaciones de tonos ocres a apenas unos metros de aquella primera ciudad, y a los pies de la playa de Es Bol Nou, se ubica Sa Caleta (sacaleta.es).

9/13 © Restaurante Sa Caleta

Desde 1988, la familia Pujolet está al frente del restaurante Sa Caleta, especializado en cocina marinera e ibicenca. Trabajan con todo tipo de pescados de la zona, como el dentón, la sirvia, las espardenyas o la raya ibicenca, y con verduras y hortalizas de su huerto ecológico y de payeses de la isla. Con ellos, elaboran desde un bullit de peix, a una caldereta de langosta, además de diferentes arroces, marisco a la plancha y pescados. Hay más, porque fue aquí donde surgió uno de los brebajes más conocidos de las sobremesas de Ibiza, el café Caleta. Pep Pujolet, abuelo de la familia, elaboró por primera vez esta olla con una receta casi mágica a base de café, brandy, azúcar piel de naranja y limón y canela. Para no perdérsela.

 

Rincones secretos para comerse Ibiza (bien y barato)

10/13 © Restaurante Cala Gracioneta

CALA GRACIONETA

Todos los días, a la hora de comer, los bañistas que se acercan a las aguas turquesas de las calas cercanas a San Antonio de Portmany, tienen un plan ineludible y en un enclave único. Junto a cala Gració, se encuentra cala Gracioneta, una recoleta playa con uno de los chiringuitos de estilo marinero más apetecibles de la isla. Tomando el nombre de la propia cala, Cala Gracioneta (calagracioneta.com) es uno de los mayores reclamos del Grupo Mambo, inspirándose por completo en la esencia ibicenca más genuina. Con vistas al mar y con mesas dispuestas a varias alturas, apuestan por un menú a base de bocados mediterráneos y platos para todos los gustos. Para probar la Ibiza más sabrosa, pide su sobrasada de cerdo negro con queso manchego y miel de la isla o las croquetas melosas de sepia.

11/13 © Restaurante Cala Gracioneta

De los agricultores ibicencos se sirven de materia prima para elaborar un apartado de ensaladas y verduras, como su huerta la brasa de carbón o una ensalada de tomates con cebolla tierna. También elabora buenísimos arroces, como el de mar, con pescado, marisco y salicornia, así como las carnes de campo, como un pollo payés crocante, que marinan con ají amarillo, ajos y jenjibre, o los mariscos como las gambas rojas de Formentera que acompañan con un chutney de mango.

 

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12/13 © El Bigotes

EL BIGOTES

Ubicado en un recóndito espacio de cala Mastella, se encuentra este restaurante casi de culto, de los de toda la vida. Su nombre real es como el de la propia cala, pero todos lo conocen como El Bigotes. ¿La razón? El simpático bigote de su creador, Pepe Ferrer. Su andadura comenzaba cuando en aquel lugar preparaba para sus amigos un bullit de peix con las capturas que traía a diario en su llaüt (embarcación balear tradicional). La popularidad se hizo tal, que hace ya más de 40 años que el lugar se convirtió en restaurante.

13/13 © El Bigotes

Estratégicamente ubicado sobre el mar, El Bigotes ofrece una comida propia de pescadores. Abren de abril a octubre y cada día, a las 14 horas, sirven su único plato: un bullit de peix tradicional preparado a leña. Después de un poco de pan payés y alioli para arrancar, una suculenta bandeja de pescados, patata y alioli. Para seguir, el arroz que elaboran con el caldo del bullit, que, en este caso, se sirve caldoso. ¿De postre? Dulces tradicionales ibicencos, como el flaó o la greixonera.

 

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