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1. Una visita al castillo

Es la razón de ser de Edimburgo, imprescindible para entender su historia. Erigido sobre un cerro rocoso y con asombrosas vistas (especialmente desde la Batería de Argyle) este monumento se cuenta entre las atracciones más populares de Escocia. Hay que dedicar un par de horas a su visita, y un rato especial a las Joyas de la Corona, ocultas en una cámara acorazada: una corona, una espada y un cetro, que son los emblemas de la realeza más antiguos de Europa y que se exhiben junto a la Piedra del Destino. Tampoco hay que perderse los sótanos del castillo que fueron utilizados como prisión, ni la diminuta capilla de St. Margaret. Al lado, si se presta atención, se podrá descubrir una curiosidad: el cementerio para los perros de los soldados.

Si coincide la visita con las 13 horas asistiréis al one o’clock gun, un pequeño sobresalto a modo de cañonazo que tiene lugar todos los días excepto los domingos.

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2. Explorando la Royal Mile

Es la calle más entretenida de Edimburgo, una arteria adoquinada que desciende desde el castillo a lo largo de una milla, como bien indica su nombre. En el trayecto, además de pubs y tiendas tradicionales, hay edificios históricos como la catedral de St Giles o el Salón del Parlamento. Conviene perderse por los callejones adyacentes para descubrir sus patios medievales, admirar en los escaparates los kilt (típica falda escocesa) y contagiarse del ambiente. Al final de la calle, se puede visitar el palacio de Holyroodhouse, morada de la sufrida María Estuardo.

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3. ¿De brunch o de fish and chips?

Para los que quieren quedarse por la zona de la Royal Mile no hay que perderse los riquísimos fish & chips de The World’s End (belhavenpubs.co.uk/pubs/midlothian/worlds-end/).

Si se prefiere descubrir otros barrios de la ciudad merece la pena acercarse a Leith, un barrio alternativo asentado a la orilla del río homónimo (en la imagen). Allí se puede hacer un brunch en las terracitas de Commercial Quay para emprender después un paseo por sus calles de colores o abordar el sendero del Water of Leith, que sigue el curso fluvial entre naturaleza y hacerlo incluso en bici.

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4. ¿Apetece ir de museos?

Y no uno cualquiera sino el National Museum of Scotland, que repasa la historia del país con un singular toque de imaginación. Solo el moderno edificio ya merece la visita. Después, para una sesión de arte contemporáneo está la Scottish National Gallery of Scotland, con obras de grandes maestros como Tiziano o Turner.

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5. Explorando el yate real

El Britannia, que sirvió a la monarquía británica durante medio siglo, es hoy un museo que permite explorar sus dependencias (los salones, el camarote de la reina…) mientras se desgrana la historia de esta emblemática residencia flotante.

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6. Un afternoon tea lleno de elegancia

No podía faltar este ritual tan british. Y qué mejor que hacerlo en un clásico como el hotel The Balmoral, distinguido por su lujo y elegancia. Todo un desfile de tartas, sándwiches y scones (en la imagen), unos panecillos de mantequilla típicamente escoceses.

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7. Descubrir la belleza de New Town

Hay que pasear por esta parte de la ciudad para apreciar la bella de su arquitectura georgiana. Será momento de descubrir los jardines de Princes Streety la escultura dedicada a Walter Scott, o de rebuscar en sus tiendas algún regalo interesante. También de atiborrarse a marisco en Mussel Inn (mussel-inn.com), donde sirven excelentes mejillones.

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8. Tour por el Edimburgo encantado

Para atrevidos y curiosos nada como un Ghost tour, una visita guiada por sus rincones más tenebrosos para descubrir historias misteriosas acaecidas en los siglos XVIII y XIX. Duran aproximadamente dos horas, se hacen a pie y se alejan de los circuitos más habituales incluso pueden realizarse con un guía de habla español.

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9. Enamorarse de la puesta de sol

No hay mejor foto que la que se toma desde Calton Hill, la colina del este de la ciudad llamada la Atenas del Norte por sus edificios clasicistas, y si se sube a la colina con la puesta de sol la foto ya es perfecta. Arthur’s Seat es otro de los miradores fantásticos de la ciudad.

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10. Dejarse llevar por la noche de Edimburgo

Para rematar el día con una buena cena se puede optar por el prestigioso 21212 con estrella Michelin (21212restaurant.co.uk), o por el original Aizle (izle.co.uk), con productos completamente naturales y un menú degustación que cambia constantemente por lo que es toda una sorpresa.

Si después de cena apetece un cóctel Bramble Bar (bramblebar.co.uk ) en New Town o The Devil’s Advocate (devilsadvocateedinburgh.co.uk) en Old Town, los dos con un ambiente relajado. Y si se prefiere ir de bares y vivir la noche la zona de Cowgate y simplemente dejarse llevar. Y para los amantes del whisky es posible hacer un tour y averiguar si realmente el whisky escocés es el mejor del mundo.

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