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LAPONIA SUECA

En invierno son las auroras boreales, y en los meses de verano, el sol de medianoche lo que mantiene despiertos a los habitantes de la Laponia sueca, un territorio repleto de paisajes bucólicos con bosques, lagos y playas donde escasea la población y reina la naturaleza. Un buen punto de partida para descubrir este rincón del norte de Europa y vivir 24 horas de día en los meses estivales son las ciudades de Skellefteå y Kiruna o la reserva natural de Bjuröklubb y de paso conocer la cultura sami.

 

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FIORDO ILULISSAT, GROENLANDIA

Al fondo de la bahía de Disko, Ilulissat es la tercera ciudad más grande de Groenlandia y la que más visitantes recibe. Y todo porque se encuentra en la desembocadura del fiordo del mismo nombre, Patrimonio de la Humanidad, por el que salen al mar los icebergs del Jakobshavn, el glaciar más activo de todo el hemisferio norte. Ilulissat, por cierto, significa iceberg. Y ningún momento mejor que contemplarlos que bajo el sol de medianoche.

 

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NORTE DE ISLANDIA

El sol de medianoche se observa en aquellos lugares que se encuentran al norte del Círculo Polar Ártico. Y en Islandia, el único que es atravesado por él es la isla de Grimsey, en la región de Norðurland Eystra, a 40 kilómetros de la costa norte de. Eso es la teoría, en la práctica, este fenómeno se puede observar desde muchos otros puntos del país, como en la playa frente a la que se erige el oscuro y singular farallón rocoso de Hvitserkur, en la imagen.

 

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LAPONIA FINLANDESA

Junio y julio son los meses en los que el sol de medianoche es más notorio en Finlandia, cuando las noches tienen casi la luz del día, con la pecularidad de que esta es increíblemente diferente. Aunque el fenómeno tiene lugar en todo el país, resulta más significativo por encima del círculo polar ártico, especialmente en las zonas más septentrionales de la Laponia finlandesa, donde el sol se mantiene en el horizonte más de 70 días seguidos. Para disfrutar de él ningún lugar mejor que alojarse en una cabaña junto a un lago.

 

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CABO NORTE, NORUEGA

El punto más septentrional del continente europeo se encuentra en la isla de Magerøya, a la que se puede llegar en uno de los cruceros que recorren la costa del norte de Noruega y recalan en el puerto de la pequeña ciudad de Honningsvag, en ferri o atravesando el túnel de 7 kilómetros que discurre bajo el mar y la une al continente. En medio de un inhóspito paisaje y sobre un elevado acantilado está el icono de Cabo Norte, la famosa escultura de hierro que representa el globo terráqueo, el mejor lugar para contemplar el espectáculo del sol de medianoche en primavera o verano, desde el 14 de mayo al 29 de julio.

 

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SAN PETERSBURGO

Si durante las noches polares la falta de luz llega a provocar en algunos de los sufridos habitantes de estas latitudes el llamado trastorno afectivo estacional, los días en los que nunca se hace de noche son celebrados por todo lo alto con infinidad de festivales, en los que todos hacen acopio de energías renovadas antes de que la luz del sol vuelva, un invierno más, a brillar por su ausencia. El mejor ejemplo es San Petersburgo, pues durante sus llamadas Noches Blancas, el entramado de islas, canales y palacios que se levantan sobre la desembocadura del río Neva luce más animado que nunca. Un crucero es una buena manera de tomarle el pulso a la ciudad levantada de la nada por el zar Pedro I el Grande.

 

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ISLAS SVALBARD, NORUEGA

A medio camino entre el cabo Norte y el polo Norte, este archipiélago del fin de Europa es el reino de los hielos, con más de la mitad de su extensión cubierta por glaciares y nieves perpetuas. Un lugar de naturaleza extrema donde en invierno reina la oscuridad es absoluta y en verano vive 80 días seguidos de luz sin que el sol se ponga nunca detrás del horizonte, desde el 20 de abril hasta el 22 de agosto. Longyearbyen, la capital de las Svalbard, es el punto de partida de los viajes por estas islas.

 

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