Este concejo del Oriente asturiano posee más de 40 kilómetros de abrupto y un bellísimo litoral calcáreo donde la erosión ha labrado chimeneas bufadoras y playas increíbles desde las que no se ve el mar. A lo largo del recorrido iremos enlazando las perlas engastadas de esta joya de costa.
BUFONES DE PRÍA
Recorriendo la costa de Llanes de oeste a este, lo primero que se visita son los bufones, que quedan a solo 10 kilómetros de Ribadesella. Desde Llames de Pría hay que dirigirse en coche a la playa de Guadamía (o de Aguamía) y continuar a pie cinco minutos por un camino de tierra que conduce al Bramadoriu de Llames. En los días de fuerte marejada, con el mar enrabietado, este extenso campo de bufones y altos acantilados ofrece un espectáculo estremecedor, pues aquí y allá surgen chorros como géiseres de hasta 20 metros de altura, cuyos bufidos se oyen a varios kilómetros de distancia. Para los lugareños, los bufones son como barómetros, que anuncian el mal tiempo. Por eso dicen aquí: «Cuando sientas sonar el pozo Pría, coge leña para otro día».
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