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PARQUE NATURAL DE GORBEIA

La principal referencia del montañismo vasco es la cumbre de este espacio protegido al que da nombre, que marca el límite entre el territorio vizcaíno y el alavés y coronado por la Cruz del Gorbeia. Más allá, hay que ir descubriendo sus variados paisajes de zonas suaves de pastos, rocas escarpadas, bosques de hayedos y robledales, la cascada de Gujuli y un magnífico conjunto kárstico con medio millar de cavidades, con la cueva de Mairuelegorreta, en las faldas del monte, como el mejor ejemplo.

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RUTA DE LOS DÓLMENES

Hace miles de años que los habitantes de la actual Ribera Alavesa, esa hermosa y rica comarca favorecida por el dios Baco, enterraban a sus muertos bajo enormes sepulturas pétreas. La ruta que va en busca de los dólmenes más sorprendentes que salpican el paisaje comienza en Samaniego y pasa por Laguardia. Entre los diez dólmenes imprescindibles, el de San Martín, el del Alto de la Huesera y el de la Chabola de la Hechicera (en la imagen). También el poblado de La Hoya y el estanque celtibérico de la Barbacana.

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CASCADA DE GUJULI/ GOIURI

A un paso de Vitoria y a otro de Bilbao y en el límite del Parque Natural de Gorbeia, las aguas del río Jaundia se precipitan al vacío desde un escarpe calizo de más de 100 metros de altura creando un espectáculo sorprendente antes de llegar al mar. El mirador situado al borde del precipicio permite disfrutar de la impresionante panorámica.

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LABASTIDA

Quien quiera conocer de cerca todos los entresijos del vino debe acercarse hasta esta localidad resguardada por el monte Toloño y flanqueada por el río Ebro que es puerta de entrada a la Rioja Alavesa recibe a sus visitantes rodeada de viñedos. Aquí se viene a recorrer sus calados y bodegas, pero también a descubrir un casco antiguo con casas-palacio, sus arcos, sus murallas y la ermita del Santo Cristo erigida sobre el cerro de la Mota, que definen su fisonomía.

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SALTO DEL NERVIÓN

Es fácil quedarse con la boca abierta contemplando esta estruendosa cascada en el límite entre Álava y Burgos. Primero por el anfiteatro rocoso por el que las aguas de los arroyos Ajiturri, Iturrigutxi y Urita caen violentamente hacia el fondo de un abismal cañón, pero, sobre todo, porque es la más alta de Europa, con 270 metros de altura. Los umbríos hayedos del Monte de Santiago son, junto al salto, los protagonistas absolutos del paisaje.

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JARDÍN BOTÁNICO DE SANTA CATALINA

No se trata de un jardín al uso, más bien es una rareza. Primero porque rodea a las ruinas del palacio-convento del mismo nombre, construido allá por el siglo XIII por la familia más poderosa de Iruña de Oca, y luego cedido a la orden de los jerónimos y más tarde a los agustinos, quienes levantaron el monasterio actual. También porque en este jardín en los alrededores de sierra de Badaya crecen más de un millar de plantas procedentes de los cinco continentes y un interesante reducto de encinas carrascas y, además, porque es el primer lugar de España certificado como Parque Estelar Starlight, lo que da pie a sesiones de planetario, conciertos bajo las estrellas y visitas nocturnas.

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BODEGAS DE LA RIOJA ALAVESA

Entre el río Ebro y la sierra de Cantabria, la Rioja Alavesa funda su identidad sobre dos realidades: una milenaria historia y un vino de altísima calidad y prestigio internacional. La carretera N-232 es el hilo conductor para descubrir sus bodegas. Las hay ubicadas en calados ancestrales donde aún se mantiene la tradición artesanal, de viticultores de tercera o cuarta generación que han adaptado sus instalaciones conservando la autenticidad de los viñedos familiares. Y, por supuesto, están la novísimas diseñadas por algunos de los mejores arquitectos del mundo, con sus impactantes formas y curvas que son una explosión de luces y colores en el apacible paisaje, como Marqués de Riscal, en Elciego, o Ysios, en Laguardia.

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LAGUARDIA

Un mar de viñedos rodean este bonito pueblo de la Rioja Alavesa custodiado por la sierra de Cantabria que recuerda mucho a la Toscana por su situación, en lo alto de un cerro, su muralla y sus calles empedradas, que le dan ese aire medieval. En otoño, especialmente, atraen sus bodegas, que por algo ejerce de capital de esta comarca vinícola. Labraza, Salvatierra y Peñacerrada son otras villas amuralladas también con mucho encanto.

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VALLE SALADO DE AÑANA

Creado sobre lo que hace 200 millones de años fueran las aguas de un vasto mar, el paisaje blanquecino que dibujan las salinas de Añana no puede ser más alucinante. Cinco mil plataformas conforman este soberbio escenario sobre las que se vierte la muera (agua salada) para la obtención de sal por evaporación solar. Una extensa red de canales de madera distribuye mientras el agua. Además del recorrido, entre los meses de abril y octubre se puede disfrutar de un spa salino al aire libre.

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PARQUE NATURAL DE URKIOLA

Hayedos y valles poéticos, un impresionante santuario, la vertiginosa cresta caliza donde vive la diosa Mari y un puñado de caseríos-restaurante donde se borda la cocina vasca, como Durango, que es conjunto monumental. Todo ello se descubre en este parque natural. Pero, además, la senda que trepa a la cumbre del Anboto, donde uno se emociona con las vistas del valle de Atxondo. Si no se quiere hacer este esfuerzo, siempre queda el mirador de las Tres Cruces, muy cerquita del santuario de Urkiola.

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VITORIA

La envidiable calidad de vida de que disfrutan los vitorianos se intuye en cada rincón de esta ciudad tranquila que en 2012 fue Capital Verde Europa, con tiempo para pasear por su romántico parque de la Florida o recorrer en bicicleta el Anillo Verde que la rodea. Más allá espera la experiencia única de visitar, con casco incluido, las eternas obras de su Catedral Vieja, paseo por su casco viejo y cruzar una y otra vez la plaza de la Virgen Blanca, descubrir su museo de naipes o el contemporáneo Artium y, por supuesto, apuntarse a la costumbre tan arraigada de ir de pintxos.

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QUEJANA

Un notable conjunto monumental ligado a la historia del linaje de los Ayala, que se remonta a la Edad Media, dan fama a esta pequeña localidad en el noroeste de Álava. Lo forman varios edificios religiosos y civiles: el palacio fuerte, el convento de San Juan Bautista y el torreón-capilla de la Virgen del Cabello. Para conocer más sobre la historia de esta apasionante familia está el museo. Y para disfrutar, un entorno verde de prados y bosques donde reencontrarnos con la naturaleza.

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