La capital de Estonia es una encantadora ciudad medieval Patrimonio de la Humanidad a la que no le faltan ni calles y callejuelas pintorescas ni castillo, templos, palacios y una gran plaza mayor con sus cafés y restaurantes. Pero, Tallín es también una ciudad con una larga historia, una rica mezcla de culturas –rusa, alemana, escandinava- y un entorno de lagos y bosques para ser descubiertas en la reina de las repúblicas bálticas.
Cualquier época es buena para planificar una escapada pero en Navidad, o durante el invierno, aunque bajan mucho las temperaturas, bajo un manto blanco la ciudad gana en belleza y magia.
Desde España es posible encontrar vuelos directos entre Barcelona y Tallín, con compañías de bajo coste como Rayanair, desde unos 50€. Desde Madrid no existen vuelos directos, solo con escala. Otra opción es volar a Helsinki y de ahí en barco a Tallín –el trayecto dura entre dos horas y dos horas y media– y hacer dos ciudades por una. El aeropuerto internacional Lennart Meri de Tallin se encuentra a unos 5 km del centro de la ciudad.