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MARAVILLAS DESDE MI PANTALLA / 8

Historia y belleza se dan la mano en la capital de la mayor de las Antillas, que conserva un rico casco histórico Patrimonio de la Humanidad. Para explorarlo hay que pasear por su enjambre de calles empedrados e ir descubriendo los numerosos palacios, iglesias y mansiones de los siglos XVI y XIX que atesora hasta acabar en el Malecón, su icónico balcón asomado al océano. Pero, sin duda, para conocer su esencia hay que mezclarse con sus gentes y dejarse llevar por su sabrosura innata. A diferencia de otras ciudades coloniales, La Habana Vieja queda acotada por cuatro plazas principales: la de Armas –centro militar y defensivo–, la de la Catedral, la plaza Vieja –eje comercial– y la de San Francisco de Asís, abierta al puerto. Un reducto encantador por el que no pasan los años.

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SABÍAS QUE…

Ernest Hemingway vivió durante 20 años a las afueras de La Habana, en una casita de campo de estilo colonial con vistas al mar. Allí escribió «El viejo y el mar», la obra que le convertiría en ganador del Premio Pullizter.

En La Habana Vieja se encuentra la única biblioteca especializada en poesía en Cuba, que cuenta con más de 2000 títulos cubanos y extranjeros. Pertenece a la Casa de la Poesía y fue inaugurada en 1997 por el historiador de la ciudad, Eusebio Leal.

En la casa del Marqués de Arcos, situada en la plaza de la Catedral, está el buzón más antiguo de la ciudad. Un curioso modelo de piedra empotrado en la fachada que representa la máscara griega de la tragedia.

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IMPRESCINDIBLES

Asomarte al Malecón al atardecer, cuando el sol tiñe las fachadas desportilladas frente al océano. Puedes ir a pie o subido en uno de los típicos «almendrones», auténticas joyas automovilísticas.

Visitar alguno de sus muchos museos, como el Museo Maqueta de La Habana Vieja, el Museo de Navegación, el de Arte Colonial o el del Ron.

Disfrutar del ambiente nocturno del que presume La Habana, mezclándote con los cubanos y descubriendo su verdadera esencia. Y, por supuesto, tomar un mojito en el mítico bar La Bodeguita y un daiquirí en La Floridita, tal y como lo hizo Ernest Hemingway.

Perderse por sus plazas y sus callejas empedradas, así como visitar los barrios de El Vedado y Miramar, donde se concentraba la vida social en la época de las grandes fortunas.

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MUY PRÁCTICO

Para viajar a La Habana es necesario tener el pasaporte en vigor y un visado de turista que hay que sacar con antelación. Además, es obligatorio contratar un seguro, que incluyen los viajes organizados.

Existen vuelos directos desde Madrid a La Habana con diversas compañías, entre ellas Iberia (iberia.com), desde 500 €.

Si quieres llevar como souvenirs puros habanos ¡ojo!, cómpralos en sitios oficiales. Los auténticos llevan sello y hologramas de protección y autenticidad.  

VISITA VIRTUAL

Perderte por las calles de La Habana Vieja y mezclarte con los locales es una experiencia maravillosa. Mientras contamos los días para volver a viajar, y a descubrir mundo, puedes optar por visitarla de forma virtual. En Habana 360 (habana-360.com/visita-virtual) podrás sumergirte en todos sus rincones.

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