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Castillo de Křivoklát

En medio del área natural protegida de Křivoklát, entre una gran variedad y abundante fauna, se ubica este castillo del siglo XIII. La torre mayor, a 59 metros de altura, regala las mejores panorámicas del espectacular paisaje que lo rodea, pero es en su interior donde se encuentran los mayores atractivos, como son el salón del rey, la capilla real con su techo abovedado y su gran biblioteca, con más de 52.000 volúmenes.  

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Castillo de Cesky Krumlov

Esta gran fortaleza medieval, formada por unos cuarenta edificios, conforma el que es el segundo castillo más grande de la República Checa –después del de Praga– y uno de los mayores de Europa. En su visita no hay que dejar de ver la galería de la torre del palacio, las habitaciones renacentistas, los jardines barrocos, la sala de Máscaras, el teatro barroco y el foso donde incluso podrás ver los osos que allí viven.

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 Castillo de Karlštejn

Situado a 32 kilómetros de la capital checa, en el pueblo de Karlštejn, está este imponente castillo, de estilo gótico y añadidos renacentistas, construido a mediados del siglo XIV por el emperador Carlos IV. Para llegar a él hay que dar un agradable paseo colina arriba en una ruta desde la que se vislumbra su torre de 60 metros, su fortaleza y sus opulentas instalaciones.

La capilla de Santa Cruz, decorada con piedras semipreciosas y pinturas de tabla, acoge las joyas de coronación checas y es el lugar más espectacular de esta fortificación.  

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Castillo de Konopiště

Fundado como una fortaleza gótica de inspiración francesa –con torres simétricamente ordenadas, puentes levadizos y una multitud de escaleras–, el castillo de Konopiště se ubica en un entorno natural único a orillas de un mágico lago. Además de por su belleza, es por uno de sus últimos propietarios, el archiduque Franz Ferdinand de Austria, que se ha convertido en uno de los monumentos más visitados del país. Sus impresionantes jardines, sus invernaderos italianos del renacimiento, lugar de celebración de bodas, y los cuartos residenciales de Franz Ferdinand –llenos de trofeos de caza–, son algunos de sus imprescindibles.  

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Castillo de Český Šternberk

Construido en el siglo XIII este castillo, ubicado a menos de una hora en coche desde Praga, domina por completo el paisaje. En su visita se recorren algunas de sus habitaciones, las salas del rey, la biblioteca o alguno de sus comedores. Además, podrás admirar una colección única que consta de 545 piezas de calcografía de la época de la guerra de los Treinta Años.

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Castillo de Praga

El más grande del mundo, así es este inmenso castillo que domina la ciudad de Praga y que le ha valido su inclusión en el libro Guinness de los records. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en su conjunto, dominado por la Catedral gótica de San Vito, puedes perderte entre patios, palacios y palacetes o jardines reales. En el interior varios museos que además guardan las Joyas de la Corona. No hay que perderse el Callejón de Oro, uno de los rincones más bellos del castillo, ni las vistas de toda la ciudad desde lo alto, son impagables.

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