1/10

AÍNSA
La capital del Sobrarbe es un pueblo de piedra impecable, como de postal. Solo tiene dos plazas –la Mayor y la del Salvador–, dos calles –la Grande y la Pequeña- que las comunican en un ida y vuelta sin fin, una iglesia románica y un castillo, en uno de los extremos de esta villa, cuya silueta si se mira desde el cielo parece un barco varado. No tiene más, y ni falta que le hace, porque con ello le basta para ser uno de los pueblos con más encanto de Aragón, y además está en un lugar estratégico, en la encrucijada de todos los caminos que llevan al corazón del Pirineo oscense.

2/10

TORLA
Con la gigantesca pared del Tozal del Gallinero dando la bienvenida se inicia una de las excursiones más sugerentes por el interior del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, la que lleva hasta el circo de Soaso. Atrás queda una de las imágenes más fotografiadas de toda la cordillera pirenaica: la que ofrece la torre de la iglesia de San Salvador de Torla con el fondo de la imponente mole del Mondarruego cerrando su horizonte.

3/10

CALACEITE
Calaceite hace las veces de puerta de entrada a la desconocida comarca turolense del Matarraña. Aunque su mejor imagen se tiene desde lo alto de la ermita de San Cristóbal, el punto de partida de cualquier paseo debe comenzar en la plaza Mayor, y luego seguir por calles de piedra a la que asoman sus casas ocres, apiñadas bajo los restos del castillo de los Zayd, la fortaleza que la coronó y de la que ya solo queda el recuerdo. También posee una soberbia iglesia, capillas volantes y edificios de sillería que conforman un conjunto arquitectónico único, donde escritores y artistas encontraron refugio, de ahí que en lo más alto tenga una plaza llamada de los Artistas. Como curiosidad, sus habitantes hablan una lengua propia, una variante del catalán al que llaman chaparriau, y es que estar en el extremo más nororiental de la provincia, entre las comunidades de Cataluña y Aragón, tiene esas cosas.

4/10

ALQUÉZAR
Desde el mirador de la carretera se contempla la mejor panorámica de esta villa medieval de Huesca rodeada por el cañón del río Vero. Es la más monumental y mejor conservada de la sierra de Guara y tiene en la colegiata de Santa María la Mayor, su monumento más señero, que posee un interesante claustro con frescos murales. Superado el esfuerzo de subir hasta lo más alto de Alquézar, hay que pasear tranquilamente por sus calles estrechas con arcadas desplegadas en forma de media luna y después disfrutar del que es el gran centro turístico de la sierra. Porque en Guara no solo hay arte, historia y leyenda, hay también roca y agua, y barrancos, sobre todo, barrancos esculpidos durante millones de años que son un auténtico paraíso para los amantes del barranquismo y de muchos otros deportes de aventura.

5/10

ANSÓ
Ansó es un valle pirenaico y un territorio de Frontera –limita con Navarra y con Francia– pero es también el nombre del pueblo al que da nombre, con uno de los cascos urbanos mejor conservados del Pirineo aragones, cuya arquitectura rural se basa en materiales nobles como la piedra, la madera y la teja. Pero también es un lugar para disfrutar de la gastronomía, con carnes autóctonas, migas de pastor y platos de caza y setas que también son un reclamo. En su entorno, naturaleza de montaña para disfrutar.

6/10

UNCASTILLO
Entre las tierras desérticas de las Bardenas Reales y las frondosas sierras del Prepirineo, la comarca zaragozana de las Cinco Villas tiene en la localidad de Uncastillo uno de los mejores ejemplos de la riqueza histórica y artística de este legendario enclave fronterizo entre Aragón y Navarra. Uncastillo es hoy un espejo de la historia vivida, especialmente su castillo, pero también sus calles empedradas, palacios renacentistas, casas señoriales, torres defensivas, portadas blasonadas y hasta su judería, que conforman un caserío tan evocador como sugerente, donde se levantan seis iglesias románicas. Aventurarse por el medieval trazado urbano es descubrir uno a uno sus bienes, apabullante para una población que no llega a los mil habitantes. Su mejor imagen la regala desde lo alto el castillo, rodeado de un paisaje que presagia el inmediato Pirineo.

7/10

DAROCA
Conocida como Ciudad de los Corporales por su famoso milagro, Daroca es una caja de sorpresas con más de cincuenta monumentos escondidos detrás de su muralla. Un legado histórico que se complementa con la cercana laguna de Gallocanta, lugar de paso y descanso de miles de aves migratorias. Fundada por los musulmanes en siglo VII a orillas del río Jiloca, es uno de los conjuntos histórico artísticos más sorprendentes de la provincia de Zaragoza, rodeada como está por un recinto amurallado de casi cuatro kilómetros que agrupa ofrece al visitante más de cincuenta monumentos de gran valor artístico. 

8/10

SOS DEL REY CATÓLICO
Desde la lejanía se adivina ya el encanto de esta pequeña villa medieval zaragozana conocida por ser la cuna de Fernando el Católico. Y es que este pueblo, el más monumental de la comarca de las Cinco Villas, esconde infinidad de rincones. Sus calles estrechas y empedradas, su muralla, sus puertas fortificadas, sus palacios renacentistas, su judería, sus iglesias –la de San Esteban y la de Santa María del Perdón-, la plaza de la Villa, el Palacio de Sada –convertido en centro de interpretación de Fernando II de Aragón– y su propia historia le hacen merecedor de formar parte de los más bonitos de España.

9/10

ALBARRACÍN
No tiene grandes palacios, pero por las calles de este pueblo de Teruel corren tantas leyendas como almenas tienen sus murallas. O casi. El acceso al casco antiguo se hace por la plaza Mayor, desde aquí da un poco igual qué camino tomar, porque todos resultan placenteros. En el camino van saliendo al paso la catedral, el Palacio Episcopal, el convento de San Esteban, las iglesias de Santiago y Santa María, además de algunas casas singulares, como la de la Julianeta, la del Chorro y la de la calle Azagra.

10/10

VALDERROBRES
Un puente de piedra sobre el río Matarraña da acceso a la villa, en otro tiempo señorío del arzobispado de Zaragoza. Desde él se observa la imagen más bella de su conjunto urbano, que se asienta sobre la ladera de una colina coronada por el soberbio castillo de los Heredia y la iglesia de Santa María la Mayor. Además del edificio del Ayuntamiento que preside la Plaza de España, en la población, declarada conjunto histórico artístico, no faltan los rincones típicos, con portalones adovelados y casas señoriales.

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