En el interior de Valencia, a menos de una hora de la capital, Requena, que muchos reconocerán como el pueblo de Pablo Motos –son muchas las veces que en su programa El Hormiguero el presentador hace alusión a su tierra y las experiencias vividas en él– se prepara para brillar el próximo año como Ciudad Española del Vino 2026, un reconocimiento con el que ha sido distinguida por la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) y que celebra la tradición vitivinícola de esta localidad valenciana. Y es que aquí el vino no es solo una bebida: es una experiencia que se disfruta en cada rincón, ya sea visitando bodegas de la DO Utiel-Requena, paseando por los viñedos, catando vinos o sentados a la mesa de un restaurante. Un destino para brindar y saborear en todos los sentidos.
En el municipio de Requena caben tres elementos que invitan a una escapada: un casco histórico monumental, una cultura enológica milenaria y un espacio de biodiversidad singular, el Parque Natural de las Hoces del Cabriel, el río que marca el límite entre Valencia y Castilla-La Mancha. Ha llegado la hora de descubrir uno a uno.
Requena es un pueblo al que dedicar un buen rato. Dispone de una muralla levantada por los árabes en el siglo X, y detrás de sus muros, están sus principales monumentos. Una manera cómoda de conocer la ciudad es unirse a una de las visitas guiadas gratuitas que parten de la oficina de turismo, situada a la entrada del casco histórico. El paseo dura dos horas y empieza en la torre del homenaje, habilitada como centro de interpretación de la historia local mediante proyecciones y paneles interactivos. Desde allí, el punto más alto de la ciudad, tendrás unas vistas fantásticas del laberinto de callejuelas, tejados, torres y barrios extramuros.
De vuelta a la superficie, es el momento de visitar las dos joyas monumentales de Requena, las fachadas de estilo gótico florido isabelino de las iglesias de Santa María y El Salvador. Pero también, la de San Nicolás, recuperada tras años de abandono y reabierta como sala de eventos culturales. La Casa Mayor del Arte de la Seda –que muestra la importancia de este arte desde el siglo XVII– y el Museo de Arte Contemporáneo 'Florencia de la Fuente' también forman parte del recorrido.
El centro de Requena esconde también decenas de cuevas subterráneas excavadas hace cientos de años por sus habitantes para la conservación del grano y la crianza de vinos. Cada casa tiene su propia cueva, pero solo algunas son visitables. Las más espectaculares son las cuevas de la Villa, cuyo acceso está en la plaza de Albornoz. Y hablando de enología, también imprescindible, el Palacio del Cid –en realidad, una casa noble construida cuatro siglos después de la muerte del supuesto paso del héroe castellano por Requena–, que aloja el Museo del Vino e incluye la visita a sus propias cuevas.
CATAS Y BODEGAS
En la recién elegida Ciudad Española del Vino 2026, imprescindible será visitar alguna de las bodegas de la D.O. Utiel-Requena y participar en las actividades que proponen. En la bodega familiar Chozas Carrascal (chozascarrascal.es) podrás pasear por el viñedo, ver su original museo de etiquetas y catar tres vinos y un aceite ecológicos en una sala de barricas datada en 1870.
A 2 kilómetros de Requena y rodeada de 14 hectáreas de viñedo ecológico encontrarás Pago de Tharsys (pagodetharsys.com), otra bodega aún más antigua, pues su cava subterránea excavada sobre una gran roca madre caliza formada hace más de 30 millones de años roca data de 1808. Pionera en la elaboración de espumosos y de vinos de pago en la región, en sus visitas proponen experiencias acordes a cada estación del año.
Para disfrutar con mayor intensidad de la vida en este entorno vitícola, dentro de la misma finca, la bodega cuenta con una casa rural entre vides, almendros y olivos construida sobre un antiguo molino harinero de principios del siglo XIX. Sus 5 habitaciones y su casita de madera tienen vistas a un lago de agua dulce que acoge garzas y cormoranes, petirrojos o ruiseñores. El alojamiento incluye un rico desayuno artesanal con productos ecológicos y de cercanía.
A LA BUENA MESA
En una preciosa sala-cueva excavada en la roca se disfruta de la cocina de El Yantar La Cocina de Pilar (restauranteelyacantar.com), un comedor que abre sus puertas en la plaza de Albornoz, en el mismo edificio del hotel La Villa. A la mesa, platos tradicionales y entrantes algo con guiños de fusión que maridan bien con los vinos del territorio y ha sido reconocido como Bib Gourmand por la Guía Michelin.
Otra buena opción, en una casita a pie de carretera, es La Posada de Águeda (@posadadeagueda), apreciado por sus platos de cuchara.
LAS HOCES DEL CABRIEL
Pero de Requena también hay que conocer su entorno natural y son los hoces que el río Cabriel, en su descenso hacia el Júcar, va tallando en la roca caliza, dando forma a formaciones geológicas, como Los Cuchillos, un conjunto de crestas verticales en cuyas paredes se puede ver a algún que otro experimentado escalador.
Afortunadamente, las hoces del Cabriel ofrecen otras opciones más accesibles para todos los públicos. En el Centro de Interpretación informan de las rutas de senderismo señalizadas que llevan hasta lo más alto de las hoces. Las mejores panorámicas del río y Los Cuchillos se obtienen desde el sendero PR-CV 344, que parte de Villargordo del Cabriel y pasa por el mirador del valle de La Fonseca. Es una ruta circular de 12 kilómetros que se recorre en algo menos de cuatro horas, aunque también se puede hacer sin esfuerzo en coche, siguiendo la misma pista.
Para disfrutar del río de una manera más activa, algunas empresas especializadas de la zona, como Ruting (ruting.es), organizan actividades, como el rafting. Dependiendo de la suelta de aguas del pantano de Contreras, la actividad tiene lugar en un tramo de río diferente. De abril a agosto el río suele ir cargado de agua y se pueden recorrer 20 kilómetros de su curso en el paisaje más espectacular de las hoces, disfrutando de divertidos rápidos y de la vegetación de ribera. Cuando hay menos agua, el rafting se hace en un tramo de 6 kilómetros en el área de Tamayo.












