Los paisajes del Montseny, el macizo más alto y extenso de la cordillera prelitoral catalana, son tan diversos como fascinantes porque abarcan desde el pasado histórico al entorno rural y ese mar de fondo que no queda tan lejos. Una vasta extensión geográfica que incluye pueblos con encanto como Breda u Hostalric e imperdibles reclamos para el turismo de montaña.
Un recorrido que tiene en el Parque Natural del Montseny, el más antiguo de Cataluña y el más meridional de Europa, el atractivo mejor posicionado en la zona. Declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1978, el parque exalta la singularidad de un mosaico agreste que por sí solo motiva la escapada. Porque hay que descubrirlo in situ y descubrirse ante su embrujo. A tan solo 50 kilómetros de Barcelona, este patrimonio universal alberga una gran riqueza de fauna y flora entre bosques de pino, alcornocales y abetos, así como encinas, hayas y castaños plantados en tiempos remotos. También numerosos ríos y arroyos en torno a los que resulta ideal el paseo o el senderismo.
¿Qué excursiones podemos hacer en el Parque natural del Montseny?
Justo en medio del parque natural, el Centro Can Casades (parcs.diba.cat) se erige en el punto de partida idóneo para cualquier excursión en la zona. Las posibilidades son tantas como las que ofrece el propio parque, que propone itinerarios señalizados con información precisa de las características y elementos de interés que surgen a cada paso. Ideados para seguirlos a pie y adaptados a personas con discapacidades de movilidad o visuales.
Una de las más conocidas es la que lleva a los picos del Turó de l’Home (1.706 m) y Les Agudes (1.705 m) tras caminar sin dificultad durante 11 kilómetros y unas 5 horas.
Hay incluso opciones para disfrutar del parque en familia, como la visita al pantano de Santa Fe, que se puede completar en una hora; o la experiencia sensorial de la Riera de Martinet, que permite vivir la naturaleza con todos los sentidos.
Pueblos junto al parque para alargar la escapada
Más allá del parque –que se extiende por tres comarcas: Vallès Oriental, Osona y La Selva y un total de dieciocho municipios–, no hay que desmerecer otros atractivos a tener en cuenta en toda escapada al Montseny. Son lugares en su mayoría icónicos, a los que dedicar media jornada, un día entero o el fin de semana: el castillo medieval de Montsoriu, el Circo Cric que la compañía de Tortell Poltrona tiene en Sant Esteve de Palautordera, las termas de La Garriga o el balneario de Sant Hilari Sacalm, donde relajarse en sus aguas, así como en el conjunto de instalaciones para el descanso.
En Viladrau se encuentra precisamente el museo dedicado a este líquido elemento, pero también un bosque de castaños centenarios como el de Nueve Ramas, con ejemplares de hasta 23 metros de altura. La excursión que lleva hasta allí ofrece magníficas vistas del Matagalls, otra de las cumbres más altas del Montseny.
Por su vegetación privilegiada, el entorno de este municipio es uno de los más preciados para la búsqueda de setas. A quienes vayan por su cuenta a buscar estos hongos, la Generalitat de Catalunya facilita sacarse un certificado gratuito que muestra las diferentes especies de setas y la mejor manera de caminar por la montaña sin riesgos. En otoño aparecen a pares y la temporada dura unos cinco meses. Una de las zonas más preciadas es la Riera d’Arbúcies, ya que en los árboles que se levantan en los márgenes del río es posible conseguir una gran cantidad de ellas. También en los senderos que rodean la localidad del Brull.
En el Montseny: cuna de la mejor cocina tradicional catalana
El Montseny será por siempre el destino en el que la Guía Michelin premió a Cataluña con su primer tres estrellas. El restaurante Can Fabes, del malogrado chef Santi Santamaria, hizo que gastrónomos de todo el mundo recalaran en Sant Celoni por su cocina. Un templo para el peregrinaje, hoy ya desaparecido, en el que se formaron talentos como los hermanos Javier y Sergio Torres. El apunte viene a cuento porque la buena mesa es otra de las razones por las que viajar al Montseny, cuna de la mejor cocina tradicional catalana.
La huerta local, los embutidos artesanos, la caza, los frutos del bosque y clásicos como el pan con tomate o la butifarra con judías no pueden faltar en las espléndidas masías que pueblan el territorio y se erigen en la perfecta parada y fonda de cada escapada a la zona.
¿DÓNDE COMER?
L’Ou de Reig (Ctra. Palautordera km. 11,250) está justo a la entrada del parque nacional y sirve generosamente la esencia del Montseny en la mesa. Cocina a la brasa, cocas y guisos conforman el grueso de su carta, que cambiados veces al año y se complementa con nuevas sugerencias a diario.
¿DÓNDE DORMIR?
Bajo el lema de ‘tranquilidad y buenos alimentos’ el hotel Can Barrina (Ctra. Palautordera km. 12), una exquisita masía con vistas al valle del río Tordera, ofrece estancias idílicas con auténtica cocina catalana. Una inmersión total en el Montseny como punto de partida o colofón de la escapada a la zona.











