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El pueblo alicantino donde te enamorarás de la Costa Blanca: arte, naturaleza y seductoras playas


Esta villa abierta al mar, en la comarca de la Marina Alta, es un refugio repleto de sorpresas naturales y culturales


Moraira y playa el Portet, Alicante© lunamarina - stock.adobe.com
14 de agosto de 2025 - 7:30 CEST

Ya su mero nombre es una evocación exótica, un vocablo sensual que una leyenda atribuye a una princesa mora llamada Ira. Moraira es un rinconcito cuajado de encanto en la comarca alicantina de la Marina Alta. Un lugar en el que todo remite al disfrute con los cinco sentidos. En estos parajes en los que el Mediterráneo ofrece su faceta más domesticada, encontramos este refugio repleto de agradables sorpresas.

Panorámica del pueblo alicantino de Moraria tomada desde un drone© Getty Images

Para empezar, su configuración. Moraira es una especie de pedanía, un núcleo de población dentro del municipio de Teulada, abierto al mar, eso sí, lo que hace que en temporada alta se triplique su población. Digamos que es una zona costera que nació como un barrio de pescadores y que empezó a desarrollarse tímidamente a principios del siglo XIX. Hasta que llegó el boom turístico en la década de los 60 y entonces, claro, todo se sobredimensionó. Hoy, el 60% de sus habitantes son residentes extranjeros.

Todo esto, unido a sus condiciones naturales, arquitectónicas y gastronómicas, a esa deslumbrante fachada litoral trazada con acantilados, playas y calas escondidas, a esos solemnes edificios construidos con la piedra tosca de la región y a ese disfrute en una mesa en la que el arroz es el rey absoluto, hace que en esta población se viva un auténtico flechazo. 

Costa mediterránea en el pueblo alicantino de Moraira© chrisdorney - stock.adobe.com

UN TOUR EN CLAVE TEATRAL

Hay una manera divertida de recorrer el conjunto histórico de Teulada y es hacerlo a través de una visita teatralizada. Una propuesta gratuita con la que, a golpe de dramatización, se descubren episodios ligados a su historia, personajes que dejaron su huella, anécdotas y referencias curiosas. Todo ello en un entramado de sabor gótico que está declarado, por su valor, Bien de Interés Cultural. 

La Iglesia Parroquial de Santa Catalina Mártir, la Ermita de la Divina Pastora y la Ermita de San Vicente Ferrer son solo algunos de los monumentos de este casco viejo impecablemente conservado. Pero pronto los pies nos llevan a la Moraira propiamente dicha, aquella que, en su día, sirvió para vigilar los ataques de los corsarios y que hoy atrae a los amantes de la buena vida.  

Gigante de Sal, la reconocida escultura  obra de Coderch y Malavia, en la localidad de Moraira, Alicante© BengtHultqvist - stock.adobe.com

Aquí nos recibe el Gigante de Sal que preside, desde hace tres años, la explanada del Castell junto al Mediterráneo. Esta monumental escultura, obra de Coderch y Malavia, es una oda a la resiliencia del ser humano frente a tragedias colectivas tan imprevistas como la pandemia. Un alegato en favor de la superación, encarnado en un bailarín de Butoh, la danza japonesa que nació tras la debacle de la bomba atómica en Hiroshima.  

EL CHAPUZÓN PERFECTO

Otra torre, la del Cap d'Or, originaria del siglo XVI, completa el patrimonio arquitectónico, en este caso con vistas a la bahía, al Peñón de Ifach y, afinando bien la mirada en los días despejados, al perfil recortado de Ibiza. Esta panorámica fue la que enamoró a quien fuera uno de los escritores del género negro más relevantes de la historia y un referente de la cultura afroamericana de Estados Unidos: Chester Himes, de quien existe en Moraira un memorial, con las palmas de sus manos grabadas. 

Vista del peñón de Ifach, en la localidad de Calpe, visto desde Moraira, Alicante© Getty Images/imageBROKER RF

Pero son las playas las que acaparan la atención en esta localidad agraciada con ocho kilómetros de costa. Playas de arena como L'Ampolla, la más cercana al centro urbano, o El Portet, la más icónica y seductora, abrazada por un puñado de casas blancas de estética marinera. Es, además, el destino indicado para bañarse con niños, que podrán chapotear a sus anchas en sus aguas calmas como una piscina o, los más osados, acceder a nado al atolón conocido como Isla de la Tortuga o incluso a la Cueva de las Ratas, habitada por escalofriantes murciélagos. 

TAK1RF Beautiful rocky coastline in Moraira, Costa Blanca, Spain© Alamy Stock Photo
TAK1RF Beautiful rocky coastline in Moraira, Costa Blanca, Spain

Para los de secano aguarda otro baño, pero de arte. Porque además de los múltiples festivales que se celebran en Moraira con conciertos en plena calle (Voramar Street Jazz, en agosto, es uno de los más importantes) es este un pueblo de vocación artística, como lo demuestran las galerías Caminitos y Oscar Bento. No faltan los eventos durante todo el año en el moderno auditorio proyectado por Francisco Mangado, que ha recibido premios internacionales de arquitectura.  

UNA ESTANCIA DE LUJO

Completamente redonda será la experiencia en Moraira si el alojamiento tiene lugar en el flamante hotel Ritual de Terra (ritualdeterra.com/es/moraira-hotel), abierto este mismo verano entre la sierra y el mar. Un hotel concebido con un gusto exquisito en torno a una gran piscina salina y un exuberante jardín. Sus habitaciones (y residencias) maravillosamente decoradas y esa atmósfera con cierto matiz oriental lo convierten en la opción perfecta para desconectar. 

Hotel Ritual de Terra, recién abierto en el pueblo alicantino de Moraria© Hotel Ritual de Terra
Chef Nazario Cano, responsable de la propuesta gastronómica del hotel Ritual de Terra© hotel Ritual de Terra

Es también el lugar donde disfrutar de la deliciosa gastronomía desarrollada por Nazario Cano, responsable de una propuesta gastronómica que incluye el laureado MADRE, de cocina mediterránea con un toque contemporáneo, el Sushi Lounge Bar Maguro Gishiki, con impactantes sabores asiáticos, y el restaurante gastronómico Fine Dining. El reputado chef despliega su universo creativo en estos espacios con platos que siempre incluyen producto fresco de temporada. Después, no es mala idea, haciendo honor al nombre del hotel, entregarse a un ritual de bienestar en el maravilloso spa de más de mil metros cuadrados, exponente de la filosofía holística.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.