Mallorca cuenta con más de 250 arenales, que van desde calas escondidas entre acantilados hasta largas playas de aguas turquesa y arena fina. Cada rincón tiene su encanto, ya sea por su entorno natural, su ambiente familiar, su historia o su carácter salvaje. En esta selección de calas y playas de Mallorca te proponemos algunas de nuestras favoritas: unas vírgenes, otras que se pierden en el horizonte, rincones ideales para el esnórquel o para ver atardecer. Este recorrido te llevará por paisajes que son puro Mediterráneo.

CALÓ DES MORO
Por sus aguas transparentes y su entorno de naturaleza salvaje, encajada en una pequeña bahía entre acantilados y pinares, Caló des Moro –ubicada en el sureste de la isla, cerca de Santanyí y a menos de una hora de Palma– es una de las calas más espectaculares de Mallorca. Rodeada de rocas y sin servicios turísticos, conserva un carácter virgen que la hace aún más especial. Eso sí, debido a su reducido tamaño y a su creciente popularidad en redes sociales, conviene llegar muy temprano por la mañana. El acceso requiere un breve paseo a pie desde el aparcamiento gratuito situado en el Camí de Cala Llombards, pero la recompensa es una postal inolvidable de aguas turquesas y calma absoluta.

ES TRENC
En el larguísimo listado de arenales de la isla, Es Trenc es una playa virgen única. Son 3 kilómetros de arena fina y blanca bordeando unas aguas cristalinas de color turquesa que parecen irreales, a los que se accede por diferentes caminos a pie. Sin construcciones a la vista, solo se ven a sus espaldas matorrales y bosques de pinos y los restos de varios búnkers que algunos aprovechan para descansar a su sombra. En sus inmediaciones, están las salinas del espacio protegido de Salobrar de Campos, con 700 balsas cristalizadoras en las que se produce el condimento más antiguo del mundo. Las visitas guiadas desvelan paso a paso todo el proceso de su obtención, desde que el agua entra por un canal procedente de la playa de Es Trenc y llena los estanques que cambian de color, del blanco al rosa, hasta la cosecha o sus diferentes variedades.

CALA GAT
Apenas tiene 40 metros de longitud, pero es pequeña joya del noreste de Mallorca, ubicada muy cerca del animado puerto de Cala Ratjada, pero con una atmósfera completamente distinta. Íntima y tranquila, está rodeada de pinares y vegetación mediterránea que le dan un aire recogido y natural. Sus aguas cristalinas, de intensos tonos turquesa, y su arena fina y clara la convierten en un refugio ideal para relajarse lejos del bullicio. A pesar de su reducido tamaño, Cala Gat ofrece fácil acceso a pie y está a pocos pasos del faro de Capdepera, lo que la convierte en una parada perfecta tras un paseo costero.

PLAYA DE MURO
Los mallorquines están acostumbrados al reconocimiento de que esté siempre en los rankings de las mejores del mundo, porque esta playa que encontrarás inmersa en el Parque Natural de S’Albufera repite año tras año una y otra vez. Sus aguas color turquesa, la arena dorada y los cinco kilómetros divididos en varios sectores son algunas de sus bondades. También el fotogénico muelle que se adentra en el mar y la zona virgen de Es Comú, con dunas y pinares, y casitas de pescadores sobre la arena.

CALA MONDRAGÓ
No es una sino dos playas ‘gemelas’ unidas por un estrecho camino las que conforman esta cala en el sureste de Mallorca, dentro del Parque Natural de Montdragó. En temporada alta, ofrece servicios como alquiler de sombrillas y hamacas, algunos restaurantes junto al mar e incluso actividades como rutas en moto de agua. Más allá del baño, el entorno invita a explorar: los caminos que serpentean entre pinares y acantilados revelan miradores naturales perfectos para desconectar y disfrutar del paisaje protegido. Muy cerca, a solo unos minutos caminando, se encuentra S’Amarador, una cala aún más salvaje y tranquila, también integrada en el parque. Rodeada de vegetación autóctona y sin apenas intervención humana, es una opción ideal para quienes buscan naturaleza en estado puro y aguas perfectas para el esnórquel.

SA CALOBRA
Escondido entre las altas montañas de la sierra de Tramuntana, el Torrent de Pareis es un monumental torrente que desemboca en una cala de ensueño: Sa Calobra. No resulta fácil llegar a este paraíso en el noroeste de Mallorca. La opción más larga, para los que les gusta patear la montaña, es hacer una caminata de 5 horas y 9 kilómetros de distancia, que arranca en el municipio de Escorça. Más cómodo es conducir por la carretera MA-2141 que, desde Sóller, se interna por la abrupta sierra, aunque son 14 kilómetros de curvas cerradísimas y enlazadas, a prueba de mareos, entre precipicios que resultan tan vertiginosos como espectaculares. La tercera opción es en barco desde el puerto de Sóller, que permite admirar la grandiosidad de los acantilados desde el agua. Una hora de navegación que incluye, en algunos casos, la posibilidad de bañarse en el mar y hacer una parada gastronómica para disfrutar de la cocina local.

CALA LLOMBARDS
Siguiendo el perfil recortado de la costa desde la Colonia de Sant Jordi hasta el sureste, un paseo de 10 kilómetros entre pinos y rocas recorre las playas de Es Dolç, Es Dofí, Es Carbó, En Tugores y Es Cargol hasta llegar al cabo y faro de Ses Salines, el extremo más al sur de Mallorca. Más allá surgen otros desvíos hacia las calas Marmols, Caló des Moro y cala Llombards, más próximas ya al mirador de Es Pontàs, un arco de piedra natural dentro del mar que no puede ser más inspirador. Después de aparcar el coche, hay que caminar unos minutos a pie y asomarse a este singular roquedo que otros disfrutan observando a bordo de una moto acuática o de hidropedales.

CALA DEIÀ
Seduce por su belleza abrupta y su atmósfera artística. Esta pequeña cala de cantos rodados, abrazada por acantilados y pinares, no solo inspiró a Anaïs Nin en uno de sus relatos más sensuales, sino que también ha sido musa de pintores, músicos y escritores que alguna vez residieron en el cercano pueblo de Deià, uno de los rincones más bohemios de la Serra de Tramuntana. La cala alcanzó fama internacional gracias a la serie El Infiltrado de la BBC, que inmortalizó el restaurante Ca's Patró March, colgado sobre las rocas con vistas al Mediterráneo, donde la cocina marinera y el paisaje forman un binomio inolvidable. El acceso se realiza a pie por un corto sendero de bajada desde el pueblo (unos 20 minutos), y conviene ir con buen calzado y llegar temprano: su reducido tamaño y popularidad, con sus casas de pescadores a la orilla, la convierten en un lugar muy solicitado durante los meses de verano.

CALAS DEL PARQUE NATURAL DE LLEVANT
Ni una ni dos ni tres, hasta 10 rutas diferentes recorren este parque natural del este de Mallorca que tienen como meta final algunas de las calas vírgenes más espectaculares del archipiélago balear. El camino de S’Esquena Llarga lleva a la bellísima de S’Arenalet des Verger, el bien más preciado del parque, pero a lo largo del litoral de Artá se suceden otros 25 fabulosos arenales. Además de Son Serra de Marina, destacan Cala Torta o Cala Agulla, rodeadas de un entorno salvaje. La turística cala Ratjada cuenta con todo tipo de servicios junto a un enorme puerto pesquero. Pero hay otras muchas para tostarse al sol durante las largas jornadas del verano: cala Mesquida, cala de na Llòbriga, cala Moltó…

PLAYA DE COLL BAIX
En la península de La Victoria, al norte de Mallorca, Coll Baix es una de las playas vírgenes más espectaculares de la isla: aislada, salvaje y flanqueada por altos riscos, con aguas turquesa que recompensan cualquier esfuerzo. Para llegar, hay que conducir hasta el refugio des Coll Baix, cerca de Alcúdia, y continuar a pie unos 20 minutos por un sendero que desciende entre pinares. Otra opción es emprender una ruta de senderismo más completa desde la ermita de La Victoria, que sube primero hasta la Talaia d’Alcúdia, un mirador natural con vistas impresionantes sobre las bahías de Pollença y Alcúdia, Formentor, la Serra de Tramuntana e incluso Menorca en días claros. Desde allí, el camino baja hasta esta cala solitaria de arena gruesa y aguas cristalinas, sin servicios ni aglomeraciones, perfecta para quienes buscan naturaleza en estado puro.

CALA FORMENTOR
Más que la cala en sí –una franja de arena clara rodeada de pinos y aguas tranquilas–, lo que convierte a este lugar en un sitio especial es su entorno privilegiado, en pleno cabo Formentor, y la atmósfera legendaria que la envuelve. Muy cerca se alza el histórico hotel Formentor, hoy gestionado por Four Seasons, donde veranearon figuras como Grace Kelly y Rainiero de Mónaco. El acceso a la playa se realiza por una carretera panorámica, en la que merece la pena detenerse antes en el mirador de Sa Creueta (también conocido como mirador des Colomer), para contemplar el dramatismo de este “Finisterre mallorquín”, con la cala Bóquer a un lado y el islote del Colomer al otro.