La costa gallega tiene un imán que atrapa y sostiene la mirada sobre su perfil, lamido por el mar y el océano. Su atracción es fácil de explicar y no es una novedad, ¿acaso alguien cree que el primer reino medieval de Europa se fundó aquí por casualidad? Soldados, nobles y hasta monjes se han asentado cerca de la costa gallega - a veces a pocos metros de la espuma de las olas - para disfrutar de ese ‘no sé qué’ que es, en realidad, un sí.
La bravura de sus olas, la magnitud de sus acantilados, lo especial de sus arenas, el misterio de sus islotes y el orgullo de sus faros son solo una parte de aquello que hace a la gente ir, quedarse y volver. Y parte de ese enamoramiento viene de la mano de excelentes rutas que recorren su silueta, frontera entre tierra y agua, guardando innumerables sitios de interés, como castros, rías, monasterios, calas, aldeas, cabos y bosques que son, lo prometemos, difíciles de olvidar.

Senda Costera de O Vicedo (Mariña lucense, Lugo)
El sendero homologado más al norte de Galicia es uno de los recorridos menos masificados de toda Galicia y una oportunidad única para disfrutar de la naturaleza de A Mariña Lucense. Desde la Ría de O Barqueiro, una de las más pequeñas de Galicia, hasta el mirador de San Román, el trazado lineal atraviesa caminos, pistas forestales, playas y acantilados que se pueden recorrer también en bicicleta o incluso a caballo.
El PR-G 156, que se estira a lo largo de 13 km, parte del puerto de O Vicedo para saltar de la playa de Vidreiro a la de Caolín, junto a una antigua fábrica de salazón, antes de adentrarse entre los bosques costeros que perfilan los precipicios hasta el mar. Antes de llegar a la playa de Xilloi, abrigada de los vientos y con vistas a la boca de la ría, un desvío permite hacer una parada en la iglesia de Santo Estevo do Vicedo, construida sobre un antiguo castro.
La ruta sigue hasta uno de los puntos más bonitos del recorrido: el mirador de Illa Coelleira. Esta isla, a medio km de tierra, cuenta con un faro, aunque antaño acogió un monasterio templario e incluso de varias familias. Ahora, este islote es hogar de diversas especies de aves y zona de paso de otras tantas procedentes del norte de Europa. A partir de aquí, el paseo sigue hasta la salvaje y escondida playa de Tixoso y culmina en la playa de Area Grande, al pie de los acantilados y muy habitual entre los deportistas.
Si alguien se queda con ganas, en el otro sentido, de O Vicedo hasta Ladrido, la etapa 7 de la Ruta del Cantábrico regala bellas playas, como la de Esteiro, el ‘banco más bonito del mundo’, las vistas desde la Estaca de Bares y pueblecitos marineros como O Porto de Espasante.

Camiño dos Faros (Costa da Morte, A Coruña)
Que tiemble el Camino de Santiago, porque aquí tiene un claro competidor. Nada más y nada menos que 200 km, divididos en ocho etapas, una ruta salvaje que lucha por su homologación, pues al contrario que muchas otras de Galicia, esta no tiene un origen institucional, sino que fue un grupo de amigos quienes se dedicaron a recorrer el litoral de la Costa da Morte para trazar una ruta que conectase Malpica y Fisterra uniendo varios senderos a través de otros nuevos, siempre junto al mar.
La primera etapa parte de Malpica y atraviesa el Cabo de San Adrián, ascendiendo al Faro de Punta Nariga, obra de César Portela, antes de llegar a la cala de Niñóns. Desde ahí hasta Ponteceso empieza un segundo día repleto de caminos de percebeiros que bordean los acantilados y playas como Barda y Seiruga que dan un descanso hasta alcanzar Ponteceso. La tercera etapa regala a la vista las dunas de A Barra, el dolmen de Dombate y el Castro de Borneiro entre bosques y aldeas que desembocan en la playa de Laxe, donde empieza una etapa más relajada entre arenales que termina en Arou.
La segunda parte de este recorrido comienza con un sendero aislado hasta Camariñas, donde se suceden lugares como el Cementerio de los Ingleses o el Faro Vilán, uno de los más impresionantes de Galicia. Al día siguiente, el más duro del camino, se bordea la ría y sus playas hasta el Santuario da Barca y sus piedras legendarias. Las dos últimas etapas, que suben al Monte Buitra y descienden hasta la Playa do Rostro culminan en el mítico Faro de Fisterra, un descanso merecido.

Ruta Litoral de Arousa Norte (Barbanza, A Coruña)
La más extensa de las rías gallegas cuenta con un sendero de 37,5 km que recorre la península del Barbanza pasando por tranquilas playas, pequeños puertos y miradores naturales entre los pueblos de A Pobra do Caramiñal, Boiro, Rianxo y Riveira. La arquitectura marinera de estos se intercala con el gran valor natural y patrimonial de la zona en una ruta que permite recorrer con la vista más de 100 km de costa.
Uno de los puntos curiosos de la Ruta Litoral de Arousa Norte es que acompaña por tierra el recorrido de la Ruta Traslatio que conmemora la llegada a Galicia del cuerpo del apóstol ya que, según la leyenda, este entró desde la ría de Arousa en tierras gallegas. El punto de partida de este camino se adentra en el Cabo do Corrubedo, donde se ubica su famoso faro. Rodeándolo se alcanza el perímetro del Parque Natural del Complejo Dunar de Corrubedo y Lagunas de Carregal y Vixán, desde el que se desciende hasta el puerto de Aguiño y la playa de Coroso, que permite ver la Isla de Rúa.
A partir de aquí, la ruta se vuelve sencilla y costera, con arenales como A Barca o Lombiña, perfecta para el submarinismo. Un recorrido por la Pobra do Caramiñal da fuerzas para seguir hasta la playa do Conchido, donde Boiro coge el relevo con sus numerosas playas entre puntas panorámicas, como la do Chazo o Portomouro, desde donde ver volver a puerto sus barcos cargados de fabulosos mejillones. Cuna del megalitismo de Galicia, aquí es posible admirar los Castros de Neixón, un alto necesario en el camino antes de dirigirse al yacimiento del Castelo da lúa, junto a la desembocadura del río Te, y al núcleo de Rianxo, que despide un poco más allá, adentrándose en el río Ulla, esta ruta fascinante.

Senda Panorámica de Vigo (Pontevedra)
La ruta homologada más larga de toda la ciudad de Vigo es la que circunvala sus montes. El sendero, que discurre a lo largo de 40 km, se puede recorrer en tres fases distintas, que a su vez están conectadas con otros tantos senderos que facilitan la entrada y la salida al camino. Accesible para todo tipo de senderistas, regala toda una variedad orográfica que permite ver desde suaves montañas hasta once de los doce parques forestales de la ciudad, restos arqueológicos, ermitas y edificios más contemporáneos.
El recorrido empieza su primera etapa por el sur en ascenso, partiendo de la iglesia de Saiáns. Desde allí, el camino recorre los parques forestales de Saiáns, Oia y Monte dos Pozos, la parroquia de Coruxo, petroglifos de la Edad de Bronce de Fragoselo y las cumbres de los montes Alba y Cepudo antes de descender a A Pasaxe. La segunda etapa sigue hasta el paisaje de agua de Zamáns, con su embalse, su bosque de ribera y sus molinos de agua.
Desde aquí, la senda sube al Campus Universitario de Vigo, donde se encuentra el interesante Museo ANFACO da Industria Conserveira, para después cruzar los parques forestales de Beade y Cabral, finalizando en Puxeiros, inicio del último tramo. En su recorrido, que atraviesa también los parques de Carballal y Vixiador, se pueden observar dólmenes prehistóricos, una forma especial de despedirse de esta ruta, que finaliza en el parque forestal de Teis.

Senda Costera de A Guarda a Oia
Formando parte del Camino Portugués de la Costa se encuentra la senda que va de A Guarda a Oia por el litoral. Los 17 km de este tramo acompañan constantemente al océano en un recorrido llano y con poca sombra, algo que tener en cuenta durante los meses de calor. Empezando en el límite entre Portugal y Galicia, la ruta rodea desde la frontera hasta el municipio de A Guarda el Monte de Santa Trega, un enclave repleto de cultura.
Vigilando el puerto desde las alturas, este monte, famoso por su castro celta, sus petroglifos y su ermita del siglo XII - sin olvidar su mirador -, es uno de los sitios con más historia de Galicia. Tras visitar el pueblo marinero, descubrir su pasado medieval y el Fuerte de Santa Cruz, la ruta sigue hacia el norte con un perfil escarpado y agreste. Playas rocosas como Fedorento y Area Grande se turnan el encanto con los caminos empedrados y de tierra y las antiguas cetáreas de langostas.
Pequeñas casas salpican las suaves y verdes colinas salpicadas por el salitre y ermitas como la de San Sebastián, ya en el municipio de Oia, del que se tienen unas maravillosas vistas antes de llegar. A unos pasos del mar, el increíble monasterio cisterciense de Santa María de Oia, con su iglesia medieval y su entrada barroca, ponen fin a este camino amparado por la Serra da Groba y el arrullo del océano, un lugar con historia perfecto para desconectar.