Islas Príncipe, el paraíso secreto de la aristocracia otomana cerca de Estambul
Este pequeño archipiélago formado por 9 islas flotando en el mar de Mármara es hoy una escapada tranquila, perfecta para desconectar y respirar a otro ritmo, pero con el alma cultural de Turquía.
A este auténtico refugio que son las islas Príncipe se va a disfrutar de la naturaleza, de rutas senderistas, calas bañadas por ese mar interior que une las aguas de los mares Negro y Egeo y pequeñas poblaciones con casas de madera y calles por las que no circulan coches, solo bicicletas y carruajes tirados por caballos.
Durante la época del Imperio bizantino, estas islas fueron utilizadas como lugar de destierro para príncipes caídos en desgracia, nobles repudiados y emperatrices en el olvido. De hecho, varias de ellas pasaron sus últimos días en el convento de Büyükada, la mayor de las islas. Con el paso del tiempo, lo que fue cárcel se transformó en paraíso: las Islas Príncipe se convirtieron en destino predilecto de la aristocracia otomana y de las clases altas, que construyeron en ellas elegantes mansiones y casas de veraneo frente al mar.
En bicicleta por la isla Burgazada, adornada de elegantes mansiones.
Son 9 islas los que forman el archipiélago: Büyükada, Heybeliada, Burgazada, Kınalıada, Sedef, Yassıada, Tavşan, Kaşık y Sivriada. De ellas, solo las cuatro primeras tienen conexiones regulares en ferri desde Estambul. Las demás, más pequeñas y en muchos casos sin población estable, son en su mayoría de acceso privado o están reservadas para usos específicos, por lo que suelen quedar fuera del circuito turístico.
La más grande y conocida de las islas del archipiélago da la bienvenida con su icónica Torre del Reloj y su aire encantador. Lo mejor para descubrirla es alquilar una bicicleta y recorrer sus avenidas flanqueadas por buganvillas y mansiones de madera. Súbete hasta el monte Yücetepe para visitar la iglesia de Aya Yorgi y regálate un atardecer inolvidable. En Büyükada encontrarás varias playas ideales para disfrutar del mar y el sol, como la de Nakibey, la más popular o, más tranquila, la de Yörükali, ubicada en el sureste de la isla y rodeada de pinos. En verano, la isla se llena, además, de vida con festivales, museos abiertos y terrazas junto al mar donde probar pescado fresco y vino regional.
De las 9 islas Príncipe, Heybeliada es la más verde y posiblemente la más encantadora para disfrutar de la naturaleza y los paseos tranquilos. Está cubierta de frondosos pinares y cuenta con una red de senderos que serpentean entre las colinas y regalan vistas espectaculares al mar de Mármara. Una de las mejores formas de explorarla es alquilar una bicicleta nada más bajar del ferri. Puedes recorrer la ruta circular que bordea toda la isla o subir hasta el monasterio de la Santa Trinidad, ubicado en la cima de una colina boscosa. Desde allí se disfrutan algunas de las panorámicas más impresionantes de todo el archipiélago.
Heybeliada también alberga lugares de interés, como la iglesia ortodoxa de Aya Nikola y la pequeña sinagoga Bet Yaakov. Y cuando necesiten una pausa, encontrarás varios cafés con encanto frente al mar. No dejes de probar un helado artesanal –los de pistacho y rosa son una especialidad local– en alguno de los puestos junto del paseo marítimo.
Después del paseo, puedes darte un baño en alguna de las calas cercanas o relajarte en la pequeña playa de Ada Beach Club, a solo 20 minutos caminando desde el puerto.
Más tranquila y discreta, la tercera más grande de las islas Príncipe es, probablemente, la más tranquila y auténtica del archipiélago. Uno de sus principales encantos es su costa y, aunque no tiene grandes playas de arena, sí varias calas y zonas rocosas perfectas para nadar en aguas limpias y transparentes. La más conocida es la playa de Kalpazankaya, en la que después de un baño se puede disfrutar de la cocina turca con vistas al mar en la terraza del restaurante Kalpazankaya Restaurant, famoso por su cocina de pescados frescos y meze tradicionales.
Todos los que llegan a Burgazada visitan Barba Yani, el pueblo principal; algunos se sientan frente al mar junto a la casa-museo del escritor Sait Faik Abasıyanık, uno de los grandes autores turcos, y otros suben al monte Hristos, donde se encuentran las ruinas del monasterio del mismo nombre. La caminata es fácil y tranquila, y al llegar a la cima disfrutarás de unas vistas espectaculares del mar de Mármara, la costa de Estambul y las islas vecinas.
KINALIADA
Es la más cercana a Estambul y puedes recorrerla en menos de una hora. Su suelo rojizo (Kınalı significa “color henna”) le da nombre y carácter. Aprovecha para descubrir sus librerías escondidas, tomar un café en una terraza frente al mar, caminar por el paseo marítimo al caer el sol y visitar la iglesia de Surp Krikor Lusavoric antes de volver a la ciudad. No olvides probar alguna de sus pastas dulces locales, como el baklava,famoso por sus finas capas de masa filo rellenas de nueces y bañadas en almíbar dulce; el kadayif, un postre elaborado con finos hilos de masa crujiente y nueces; o el şekerpare, unas pequeñas bolitas de masa horneada y empapadas en jarabe de azúcar, suaves y muy sabrosas.