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Bahía de Livadaki, isla de Folegandros, Cícladas, Grecia© Alamy Stock Photo

MEDITERRÁNEO

5 tesoros desconocidos de las Islas Cícladas para un viaje único por los tesoros de Grecia

Pequeños islotes deshabitados, yacimientos arqueológicos, fascinantes miradores y tascas escondidas te están esperando para que los descubras estas vacaciones. Bienvenido al lugar con el que llevas soñando toda la vida.


7 de julio de 2025 - 7:00 CEST

Las límpidas aguas del Egeo se reparten entre las costas de Grecia y Turquía, siendo el hogar de las conocidas como Islas Cícladas, nombre con el que los antiguos griegos denominaban al archipiélago de más de 200 ínsulas desplegadas en forma de círculo en torno a la isla de Delos. Pequeños paraísos que brotan de las aguas del Mediterráneo tentando a todo viajero, con su rica cultura y su historia, sus singularidades geológicas y su deslumbrante naturaleza, a escapar del mundanal ruido para entregarse por entero a su exploración. Hoy te proponemos dejar a un lado las más populares, como Santorini o Mykonos, para descubrir otras cinco propuestas. Cinco coquetas islas realmente desconocidas, perfectas para desconectar, en las que las agujas del reloj parecen avanzar más despacio. 

Atardecer en la bahía Ano Myrsini, en la isla Poliegos, Cícladas, Grecia© Getty Images

POLEIGOS, HOGAR DE CABRAS Y SERPIENTES 

De las 200 islas que componen las Cícladas, la gran mayoría se hallan deshabitadas. Es lo que ocurre, de alguna manera, con Poliegos, que cuenta con unos huéspedes de lo más singulares: se trata de un hábitat escogido por numerosas especies de plantas y reptiles, aves migratorias y cabras salvajes —de hecho, Poliegos significa, precisamente, eso: muchas cabras— que han hecho de este pequeño edén, su hogar. 

Una isla de un tamaño que se limita a 6 kilómetros de largo por 4 de ancho, pero cuyo territorio cuenta con algunas de las playas más deseadas de todo el archipiélago, ideales para largos chapuzones y jornadas de esnórquel. ¿La mejor manera de alcanzarlas? En barco, por supuesto, aunque será necesario hacer un último trayecto en lancha para llegar hasta sus orillas. Apúntate bien estos nombres: Mersini se halla en la costa sureste, mientras Chochlakia es popularmente conocida como la blue bay. Si buscas playas más arenosas, Pano y Kato son las tuyas. Eso sí: no te extrañes si, en mitad del vuelta y vuelta sobre la toalla, ¡aparece alguna curiosa cabra a saludar! Porque es una escena de lo más común.  

Atardecer en la isla de Folegandros, Grecia© Getty Images

FOLEGANDROS, ESENCIA GRIEGA HECHA ISLA​​​​

Esta encantadora isla del Egeo, a medio camino entre las populares Milos y Sikinos, es la prueba de que aún existen idílicos lugares remotos desconocidos para el gran público. Porque eso es, precisamente, Folegandros: un tesoro rural donde los vecinos continúan paseando a la fresca, donde los vehículos se cuentan con los dedos de la mano y sus miradores ofrecen los atardeceres más fascinantes que se puedan imaginar. 

Tres son los pueblitos con los que cuenta la isla. En Chora, su capital, viven apenas 300 habitantes, cuya vida transcurre entre las animadas charlas de sus mayores, que salen cada tarde a alternar en los bancos de sus calles, y aquellos que optan por llevar a cabo sus oraciones en la antigua —y diminuta— capilla. Las enrevesadas vías encaladas que conforman su entramado urbano son auténticas postales mediterráneas, repletas de buganvillas que alegran la estampa y de gatos que se revuelven entre nuestras piernas- Mientras, las tascas que tienen desplegadas sus mesas en la plaza central ofrecen auténtica gastronomía helena con la que darse un buen festín. Subir el sendero que lleva hasta la iglesia Panagia Pantanassa permite disfrutar de unas vistas increíbles de la isla y el mar. 

Teatro de la isla griega de Delos, Patrimonio de la Humanidad© Alamy Stock Photo

DELOS, CON LA ARQUEOLOGÍA HEMOS TOPADO 

Una parada tenía que ser —debía ser—el lugar de nacimiento de dos de los dioses del Olimpo más aclamados: según la mitología, Apolo y Artemisa llegaron a la vida en la pequeña isla de Delos, considerada, durante mucho tiempo, como la más sagrada de Grecia. También el corazón palpitante de las Cícladas, ya que se halla en el centro del archipiélago. Un enclave declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido a la riqueza arqueológica que se conserva en su territorio: lugar de peregrinación y estratégico enclave, ya que fue centro del comercio en el Mediterráneo oriental durante siglos por su importante puerto, quedó en el más absoluto abandono allá por el siglo VII, y así se mantuvo hasta hoy, que solo es habitada por una extensa colonia de gatos.

Para visitarla, es más que recomendable contratar los servicios de un guía que explique el valor extremo de los restos arqueológicos que aquí han sobrevivido. Ejemplos de la época Arcaica, de la Edad Clásica y hasta del periodo helenístico que incluyen enclaves como el Santuario de Apolo, con sus templos y altares, la famosa Terraza de los Leones o los increíbles mosaicos que se conservan de algunas de las casas.

Fachada marítima de las isla Antiparos, Cícladas, Grecia© Alamy Stock Photo

ANTIPAROS, ETERNO PARAÍSO 

Vale que, quizás, de entre todas las paradas propuestas, esta sea la más conocida. Pero eso no significa que no continúe siendo uno de esos paraísos terrenales alejados de las grandes masas de turistas. Aunque Antiparos cuente con algunas de las playas más fascinantes de todo el archipiélago heleno. Aunque sus coquetos pueblos derrochen carisma a raudales. Para recorrerlo, nada como perderse por sus estrechas carreteras rurales, rodeadas de campos de cultivos y molinos, en coche de alquiler. Solo así se le podrá tomar el pulso a la isla. 

Y de entre todas las bondades con las que cuenta, de entre todos los enclaves de obligada visita que tiene repartidos por su territorio —sus numerosas iglesias de cúpulas azules, los restos del castillo veneciano en su capital, Kastro, o el pintoresco pueblito de Agios Georgios—, nosotros nos quedamos con uno de los hoteles boutique más deslumbrantes del universo: The Rooster Antiparos (theroosterantiparos.com), parte resort parte retiro, encumbra el lujo más absoluto a cotas insospechadas gracias a su remota —y espectacular— ubicación, la máxima defensa de la privacidad de sus huéspedes y su atento personal, que trabaja con el claro objetivo de hacer de cada estancia un recuerdo memorable. 

Hermoupoli y Ano Syros, isla de Syros, Cícladas, Grecia© Alamy Stock Photo

SYROS, ENCANTO VENECIANO 

Con un litoral de 87 kilómetros, y un total de 17 pueblos en su territorio, Syros es una de las islas más deslumbrantes de las que componen las Cícladas. Un pequeño tesoro que concentra gran parte de sus atractivos en Hermúpolis, su capital. La orografía de su entramado urbanístico se despliega, como si de un anfiteatro natural se tratase, de cara a su puerto, desde el que —con buenas piernas y más energías— se puede acceder a pie a gran parte de sus reclamos patrimoniales. ¿Los más destacados? Sin duda, su impresionante Teatro Municipal de Apolo, construido a imagen y semejanza de la Scala de Milán. No queda atrás el ayuntamiento de la localidad, aunque si hablamos de encanto y belleza, debemos subir hasta la zona más alta de la localidad.

Es allí donde se encuentra Ano Syros, el lugar donde los venecianos se asentaron a su llegada a la isla allá por el 1200. Un laberinto de estrechas y enrevesadas callejuelas peatonales —así se defendían de los ataques piratas— que esconde en cada rincón, a cada vuelta de esquina, una estampa especial —y algún que otro gato—. Un lugar que descubrir dejándose guiar por la intuición, sin mirar el móvil ni los mapas, y en el que no hay que dejar de visitar su icónica iglesia de San Jorge o los monasterios de los Capuchinos y los Jesuitas. 

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