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Borghetto, cerca de Valeggio sul Mincio, provincia de Verona, Véneto, Italia© Alamy Stock Photo

ITALIA

El pueblo italiano que parece de cuento: enclavado en la región del Véneto con antiguos molinos y joyas medievales

Entre casas de colores, paisajes fluviales, historias bélicas y leyendas de amor y pesar descansa este tranquilo y sabroso municipio italiano donde poner a prueba el ‘dolce far niente’ estas vacaciones.


Por: Mari Carmen Duarte
4 de julio de 2025 - 11:31 CEST

En la frontera entre Lombardía y Véneto, la provincia de Verona luce uno de sus lugares más pintorescos, históricos y bellos, una pequeña explosión de idiosincrasia italiana surcada por el río Mincio y ubicada en el valle homónimo. Garzas, patos, cisnes y cigüeñas recorren las orillas y las aguas que hicieron de la localidad un punto estratégico y se convirtieron, a la vez, en el activo principal de su economía. Y es que Borghetto sul Mincio, que no quiere decir otra cosa que "pueblecito del Mincio", está repleto de estructuras defensivas y molinos, dejando ver rápidamente al visitante que el control del paso del río y la actividad de la molienda era lo que sustentó históricamente el enclave y que ahora lo hace un coqueto, peculiar y pequeño destino de menos de 200 habitantes a pocos minutos del lago di Garda.

Pueblo de Borghetto junto a Valeggio sul Mincio, provincia de Verona, Véneto, Italia© Alamy Stock Photo

Perteneciente a Valeggio sul Mincio y no muy lejos de la ciudad de Verona, Borghetto sul Mincio ha sido reconocido como uno de “i borghi più belli d’Italia”Las casas de piedra intercaladas con fachadas de colores, molinos convertidos en alojamientos, restaurantes y pequeños museos, las fábricas de pasta de donde salen los afamados tortellini y las decenas de glicinas que dan vida a cada rincón de la localidad adornan su aspecto medieval.

Su posición estratégica sobre el río Mincio, cerca de las colinas, determinó su historia. La ubicación lo hacía perfecto para el cobro de peajes a quienes quisieran cruzar o navegar el río, y así nació la Curtis Regia, un conjunto de construcciones que siguen en pie, donde el recaudador de impuestos se encargaba de defender y controlar el tránsito y los pagos. Disputada durante años por familias como los Gonzaga, los Scaligeri y los Visconti, y codiciada por Venecia, Austria e incluso Francia, muchos de ellos dejaron su rastro en diversas construcciones que ahora convierten el pueblo en un cúmulo de historias, construcciones y leyendas que se descubren a cada paso.  

Ruinas del Puente Visconti reflejándose en el agua en Borghetto sul Mincio, una aldea de Valeggio sul Mincio, en la región del Véneto, Italia© Alamy Stock Photo

ENTRE PUENTES, FORTIFICACIONES Y MOLINOS 

Para empezar a recorrer Borghetto sul Mincio hay que tener los ojos bien abiertos y mucha curiosidad, pues cada rincón tiene algo que explicar. Llegando desde Valeggio, el puente de San Marcos, de ladrillo y madera, dibuja con sus cuatro arcos de medio punto y repleto de flores, una de las primeras impresiones. Desde él se ve cómo las casas de colores emergen del agua y el río fluye bajo ellas, formando cascadas, mientras asoma con algo de timidez la iglesia neoclásica de San Marco Evangelista.

A un lado del puente de madera espera no solo una bonita secuoya gigante, sino la estatua de San Juan Nepomuceno, patrón de ríos y puentes, para proteger a quienes los recorren. Desde aquí puede verse otro puente, este mucho más famoso, por ser una obra de ingeniería medieval que los Visconti erigieron en 1393, una presa fortificada que buscaba defender el territorio de Verona. Esta intención puede verse claramente en las grandes torres-puerta de ladrillo que jalonan el puente Visconti, de 650 metros de largo y 21 de ancho, y que se intercalaban con puentes levadizos.

La intención no era otra que conectarlo con el castillo Scaligero en un conjunto fortificado llamado Serraglio. Esta fortificación de 16 kilómetros levantada entre los siglos XIII y XIV unía tres castillos de la zona, siendo uno de ellos el que se alza en lo alto de la colina. La impresionante vista del puente aportó algo más al pueblo: la modificación del curso del río al formar una pequeña presa que impedía la navegación. 

Molino medieval en Borghetto sul Mincio, Italia© Alamy Stock Photo

Así es como surge un nuevo paisaje, el de los molinos de cereales y arroz. Utilizados hasta el siglo XX y restaurados en las últimas décadas, estas construcciones suspendidas en el tiempo son ahora el lugar perfecto para tomar una buena copa de vino, comprar artesanía local, alojarse en un sitio único o degustar los famosos tortellini en una terraza sobre el Mincio. Algunos de ellos, aún en funcionamiento, permiten ver cómo es su mecanismo, mientras que, no muy lejos de ellos, las parejas podrán disfrutar del Rincón de los Enamorados, repleto de candados de colores con promesas de amor.

Callejón con restaurantes en el pueblo histórico de Borghetto al anochecer, distrito de Valeggio sul Mincio, Italia© Alamy Stock Photo

DOS RELIGIONES: LA CRISTIANA Y LA CULINARIA

Paseando por Borghetto sul Mincio aparecen otros pequeños encantos más allá de las calles empedradas y el arrullo constante de las aguas. Caminando desde el puente de San Marcos se llega hasta el corazón del pueblo, la plaza donde se alza la iglesia de San Marco Evangelista, construida en 1759 en estilo neoclásico sobre los restos de la iglesia románica de Santa María, con origen en el siglo XI. En su interior, de una sola nave, se pueden admirar los tres ábsides del templo original, pero también la imagen de la Madonna di Borghetto, de 1835, además de un crucifijo de madera de la misma época, un retablo del siglo XVIII e incluso frescos del siglo XV. También en su exterior, a pesar de su sobriedad, guarda el encanto de su pequeño cementerio y el tesoro histórico de su campana, que data del año 1381.

Borghetto sul Mincio, el puente sobre el río Mincio y el acceso al pueblo antiguo.© Alamy Stock Photo

No hay que dejarse ninguno de sus pocos callejones sin recorrer. Así podrás toparte con la Torre del Borgo, la antigua entrada fortificada a la localidad, o pequeños obradores, tiendas y restaurantes donde comer o llevarse de souvenir algunos de sus famosos vinos y bocados. El rey de todos es el tortellini de Valeggio, una pasta fresca rellena que aquí es religión y que no falta en ninguna carta. 

Rellenos de diversas carnes estofadas y condimentadas, aquí se le conoce como nodo d’amoreun apelativo que cuenta la historia de un amor imposible entre la ninfa Silvia y el capitán Malco, quienes huyeron a través del río dejando atrás un pañuelo dorado anudado como prueba de su amor eterno. Para maridarlo, nada mejor que un vino Custoza o Bardolino, aunque no hay que dejar de probar la torta delle rose, hecha con melocotones en almíbar, o la típica salsa de pera que acompañan con las carnes.

Torre Redonda, Castillo Scaligero, Valeggio sul Mincio, Italia© Alamy Stock Photo

 MUY CERCA DEL BORGUETTO

El tranquilo pueblo es fácil de recorrer en poco tiempo, pero no son pocas las opciones que se despliegan a su alrededor. Una buena idea es acercarse al castillo Scaligero de Valeggio, un camino algo duro por sus numerosas escaleras pero que vale totalmente la pena para conocer la historia de la familia y las batallas que se libraron en el lugar. Tras un gran terremoto en el siglo XII solo queda en pie de su estructura original la Torre Redonda, que en realidad tiene forma de herradura, que devuelve unas vistas inigualables de las dos localidades. El resto del complejo, que data del siglo XVI, cuenta la leyenda de un caballero asesinado entre sus almenas por una conspiración y que vaga buscando su espada, ansiando la paz eterna.

Laberinto del parque de Sigurtà, Valeggio sul Mincio, Italia© Alamy Stock Photo

Para quienes busquen también conocer el entorno sin tener que conducir, buenas noticias. Por Borghetto sul Mincio pasa el carril bici Eurovelo 7, que bordea el curso del río y lleva en dirección norte hasta Peschiera del Garda y su lago en tan solo 15 kilómetros, y hacia el sur a Mantua, a 30 kilómetros. Pueblos como Pozzolo o Soave, espacios naturales como el Parco Bertone y el Bosco Fontana o el famoso Parque de Sigurtà, un imprescindible.

Reconocido como uno de los más grandes y hermosos del país, condecorado como ‘El parque más bello de Italia’ en 2013, ‘El segundo parque más bello de Europa’ en 2015 y ‘Mejor atracción del mundo’ en 2020, el Parque de Sigurtà ofrece numerosas experiencias para todos los gustos. Ideado como complemento de la Villa Sigurtà, residencia de emperadores austríacos e incluso de Napoleón Bonaparte, aquí puedes perderte en 60 hectáreas donde admirar un gran laberinto, una colección de tulipanes y rosas, jardines acuáticos y hasta un pequeño castillo que alberga recuerdos de artistas y científicos que han visitado el parque.

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